Alessandro Gisotti en el 20 aniversario del 11-S: “La fraternidad humana de Francisco es la única estrategia ganadora”

L’Osservatore Romano ha publicado la reflexión del vicedirector editorial del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede cuando se cumplen dos décadas de los atentados contra el World Trade Center

“¿Qué queda veinte años después del atentado más sangriento de la historia?”. Esta es la pregunta con la que Alessandro Gisotti, vicedirector editorial del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, ha repasado en L’Osservatore Romano los acontecimientos que se han desarrollado en las últimas dos décadas a raíz del ataque al World Trade Center. “Madres, padres, hijos y amigos fueron arrancados para siempre del abrazo de sus seres queridos. Vidas destrozadas por una locura asesina que hizo realidad algo hasta entonces inimaginable: convertir los aviones en misiles para sembrar la muerte y la destrucción”, lamenta Gisotti.



“Al repasar los nombres de las víctimas”, continúa el periodista italiano, “lo que llama la atención, hoy como entonces, son las más de 70 nacionalidades a las que pertenecían. Fue un ataque, pues, a los Estados Unidos, pero al mismo tiempo al mundo, a toda la humanidad”. Asimismo, ha recordado la labor de tantos profesionales que trabajaron e, incluso, dieron su vida por salvar la de otras personas, como es el caso de los bomberos de Nueva York, “una décima parte de las víctimas” de aquel día, tal como recuerda Gisotti.

20 años después, queda “un amargo legado del 11 de septiembre de 2001, y esto a nivel mundial, es la sensación de inseguridad y miedo con la que ahora estamos de alguna manera acostumbrados a vivir”. Y es que, a partir de ese día, no solo “tomar un avión ya no es algo normal”, sino que “los atentados terroristas de origen islamista que siguieron al terrible de 2001 de Al Qaeda, han dado fuerza a los teóricos del choque de civilizaciones”. Así, en estas dos décadas “han crecido los movimientos xenófobos y antimigratorios, efecto colateral de una inestabilidad que estaba precisamente entre los objetivos de quienes llevaron el ataque al corazón de Estados Unidos”.

“El mal no tiene la última palabra”

“Por desgracia, como se ha puesto trágicamente de manifiesto en las últimas semanas en Afganistán, Estados Unidos y Occidente no han ofrecido una estrategia a la altura del desafío colosal que plantean los ideólogos del terrorismo global”, asevera Gisotti. Por lo tanto, “hoy hay muchos más interrogantes que nudos resueltos sobre el futuro, mientras que los costos de la reacción a esos terroríficos atentados, sobre todo en vidas humanas, son muy elevados”.

En definitiva, Gisotti ha recordado aquel lema que fue afianzándose las semanas posteriores, “United we stand” –”Unidos permaneceremos en pie”– y que “con los años ha adquirido un significado cada vez más amplio y profundo. Permanecer juntos a pesar de los intentos de ‘derribar’ nuestra humanidad común”. “Como nos recuerda incansablemente el papa Francisco, esa llamada a la fraternidad humana es la única estrategia ganadora”, ha subrayado el periodista, quien también ha rememorado las palabras de Juan Pablo II inmediatamente después de los atentados: “aunque el poder de las tinieblas parezca prevalecer, el creyente sabe que el mal y la muerte no tienen la última palabra”.

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