Argentina: presentaron el documento ‘La otra pandemia’ sobre drogas y adicciones

Esta declaración surge de reflexiones y preocupaciones de la experiencia de cada visita a las comunidades, donde brotan relatos de dolor, desgarro, desesperación, desamparo e impotencia

En el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, se presentó el documento ‘Drogas y Adicciones: un obstáculo para el Desarrollo Humano Integral. La otra pandemia’.



La presentación estuvo a cargo de representantes de tres organizaciones que trabajaron la declaración, en forma conjunta: la Pastoral Nacional sobre Adicciones y Drogadependencia, la Familia Grande Hogar de Cristo y Cáritas Argentina, y pudo ser seguida vía online por las redes sociales.

El Arzobispo de San Juan y secretario general del CELAM, Jorge Lozano, estuvo presente y destacó que las drogas y las adicciones son una barrera muy importante para el desarrollo integral de personas y comunidades. Aseguró que, en todo el continente, la Iglesia está predispuesta para servir, acompañar y estar. Se sabe que la lucha es desigual, pero vale la pena y se puede estar cerca ayudando a que otros hermanos vivan con dignidad.

De la lectura del documento participaron: Beatriz Ballario, responsable del área Abordaje Pastoral y Comunitario de las Adicciones de Cáritas Argentina; Padre Guillermo “Willy” Torre, párroco de Cristo Obrero, Barrio Mugica, CABA; María Elena Acosta, referente nacional de Hogares de Cristo; Romina Santomingo, acompañante Hogar Madre de Lourdes, Familia Grande Hogares de Cristo; y el padre José María “Pepe” Di Paola, coordinador de la Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia y presidente de la Federación de Hogares de Cristo.

La intención de este documento es reavivar el compromiso y las propuestas pastorales surgidas de la V Conferencia General de Aparecida (2007). Allí, se señalaba que el problema de la droga es como una mancha de aceite que invade todo, y la Iglesia no puede permanecer indiferente ante este flagelo. Proponían trabajar en la prevención, acompañamiento y sostén de las políticas públicas “para reprimir esta pandemia”.

La pandemia de la droga

En el documento se preguntan “qué silencios cómplices habrán logrado que, 14 años después de aquel claro alerta de los obispos, siga siendo esta “la otra pandemia”, silenciada, la que lastima a nuestros pueblos y se constituye como un terrible obstáculo para el logro del Desarrollo Humano Integral”.

En el encuentro cotidiano en los barrios, son frecuentes los relatos de desgarro, desesperación, impotencia o vivencia de desamparo.

Explícitamente, mencionaron que quieren llamar la atención sobre el agravamiento de la pandemia de las drogas y adicciones en tiempos de Covid-19. Asimismo, mencionaron distintas preocupaciones que es necesario visibilizar.

Adicciones

En lo que refiere a las drogas y adicciones, es urgente tomar conciencia de que son una herida sangrante. Los medios, las redes sociales, la política, y la sociedad ignoran esta problemática.

Además, se va impregnando un inmanente sentido de aceptación e inocuidad del “cannabis”, su despenalización y sus usos. No deberían minimizarse los riesgos de su uso.

Contención Social

Por las restricciones y las medidas restrictivas de la pandemia, muchos jóvenes se encuentran sin espacios de contención, ni referentes ni pares con los que interactuar: clubes, escuelas y capillas quedaron cerradas, y los jóvenes quedaron a la intemperie física y existencial.

Las adicciones van rompiendo los lazos sociales y detonan valores fundamentales: solidaridad, fraternidad, misericordia, caridad, pilares no solo espirituales sino de construcción del tejido social.

En el estado actual, el problema no se resuelve con trabajo y vivienda porque ya no existe la red de apoyo de la comunidad organizada.

“Pudimos ver una sociedad y un estado cada vez más fragmentados en sus respuestas”, lo que permite sospechar que no se comprende la complejidad y gravedad del problema. La situación social es desesperante.

Privados de libertad

En cuanto a los privados de libertad, es necesario sincerar que el sistema penitenciario funciona como un espacio que alberga personas con problemas de salud mental y adicciones, pero en la Argentina, el 80% no recibe las atenciones de salud correspondientes.

Además, por la crisis del Covid-19 se degradaron las condiciones de vida de los detenidos hasta límites infrahumanos, en penales colmados y comisarías hacinadas, soportando violaciones a los derechos humanos.

Efectos colaterales

Inquieta en la post pandemia el aumento del HIV, la tuberculosis y otras enfermedades asociadas al consumo de paco y otras drogas: no hay controles ni respuestas terapéuticas

Es conocida y estudiada la alta incidencia entre la pobreza, adicciones y explotación laboral y sexual: utilización de chicos, adolescentes y mujeres para la explotación laboral y/o sexual, y la trata de personas

Es necesario reconocer los padecimientos mentales de las personas en contexto de exclusión. La pandemia hizo saltar la cuestión de la Salud Mental, tan lejana para recibir atención

Hay una creciente cantidad de personas en situación de calle con sus derechos vulnerados. “La calle no es un lugar para vivir, ni morir”.

Una mención especial fue dedicada a los muchas personas en recuperación que han ayudado —sin ningún cálculo— a muchos que se sentían solos.

Propuesta

En el marco de la 1ª Asamblea Eclesial que convoca el CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) hicieron un llamado amplio y vigoroso a todos los sectores e instituciones a involucrarse y tomar conciencia de esta “otra pandemia”, para mirarla de frente.

Proponen que, juntos, enfrentando cada rostro humano y escuchando su dolor, usar datos, saberes y recursos desde la misericordia para planear una propuesta concreta y extensiva.

Que en cada barrio popular se vivan “las 3 C”: Capilla, Club y Colegio, y volcar los aportes y experiencias de hacer familia y comunidad. “Estamos convencidos de que ese es nuestro gran diferencial y fortaleza”. Proponen que en cada barrio haya un centro barrial que “reciba la vida como viene” y que su modo de trabajo sea un “cuerpo a cuerpo”.

En este tiempo de aislamiento social, se organizaron lugares de atención directa y permanencia cuidada, proponiendo aislamientos comunitarios, cuidando a los más enfermos, llevando comida y acercando cuidados sanitarios.

Asimismo, animaron a la ciudadanía y sus organizaciones a participar de la consulta popular, activa y especialmente en el “Foro de Adicciones” que propone este Tiempo de Escucha sobre “¿Cómo ser una Iglesia en salida que acude al encuentro con poblaciones populares que enfrentan el desafío de las adicciones?”.

“Si seguimos en ese camino de reconocer en nuestro pueblo el dolor y nos dejamos interpelar por eso vamos por una buena senda y nos queda sumar, mostrar y fortalecer para seguir andando”, expresaron los miembros de las organizaciones.

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