Cardenal Blázquez: “Nuestro reloj está sincronizado con el de Francisco”

cardenal Ricardo Blázquez rueda de prensa después de ser reelegido presidente de la CEE marzo 2017

El presidente del Episcopado español reafirma la “comunión afectiva” con el Papa, algo más que la estrictamente “comunión canónica”

cardenal Ricardo Blázquez rueda de prensa después de ser reelegido presidente de la CEE marzo 2017

Blázquez, durante su comparecencia ante la prensa tras su reelección

JOSÉ LORENZO | Por segunda vez en una semana, el recién reelegido presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Ricardo Blázquez, comparecía ante los medios de comunicación en la Casa de la Iglesia al término de la 109ª Asamblea Plenaria, el viernes 17 de marzo. Lo hacía ante la imposibilidad de atender todas las peticiones de entrevistas que se habían solicitado. Y, por segunda vez –y a la vista de los resultados de las elecciones desarrolladas durante esa semana para la renovación de todos los cargos, menos el de secretario general–, reafirmó la comunión de los obispos españoles con el Papa, negando que haya una marcha atrás en la CEE con respecto al espíritu reformador de Francisco. “Los obispos no vivimos en el ayer. Vivimos en el hoy y nuestros relojes están sincronizados con el de Francisco”, afirmó.

El purpurado abulense quiso subrayar que “el punto de referencia cualificado” de los pastores es siempre el obispo de Roma –“el papa Francisco ahora”–, con el cual “estamos sincronizados y queremos sintonizar desde el primer momento”. Pero también reconoció que, además de seguir sus escritos “como los más autorizados” y de querer acompasar “la acción pastoral” de la CEE a las indicaciones que vienen de la Santa Sede, se da también algo más que “la comunión eclesial con él, que es quien nos preside, y le obedecemos”.

Así, para el arzobispo de Valladolid, con Francisco “hay una comunión de carácter afectivo. Él nos pide que le sostengamos con nuestra oración, y eso queremos hacerlo. Es decir, que nuestra comunión no es en términos estrictamente canónicos, hay también esa dimensión de afecto”.

En dos días, 26 elecciones

No quiso entrar Blázquez a valorar la claves que los obispos han manejado a la hora de afrontar esta asamblea electiva que ha renovado cargos para el trienio 2017-2020. Dijo ignorar “las razones y motivos” que subyacían en cada una de las 26 elecciones que en dos días eligieron presidente, vicepresidente, tres miembros del Comité Ejecutivo, catorce presidentes de comisiones episcopales, tres presidentes de subcomisiones, el presidente de la Junta Episcopal de Asuntos Jurídicos y los tres miembros del Consejo de Economía. [Nuevo organigrama de la CEE]

Lo que sí sabe es que “el encargo que me han hecho es para beneficio de los demás”, señaló aludiendo de nuevo al camino sinodal que debe emprender la CEE, tal y como señaló en su discurso de inauguración de la Plenaria, en la línea de la Evangelii gaudium de Francisco. Y volvió a reivindicar –ya lo hiciera en su primera comparecencia tras su reelección, el martes 14 de marzo– las funciones que le otorga su cargo, tanto la de “moderar” el funcionamiento de los organismos de la Conferencia Episcopal, como la de “presidir”, de cara al exterior, las relaciones institucionales con Roma o el Gobierno central.

“Hay continuidad y renovación”, se permitió Blázquez en un análisis más intraeclesial. “Hay continuidad porque, tanto en el Comité Ejecutivo como en la Comisión Permanente, la posibilidad de renovar mandatos durante dos trienios consecutivos facilita esa continuidad. Y es muy fácil que se vote para hacer cumplir esos dos mandatos. Ya hay que hacer más votaciones cuando se da el caso de que no se ha sido presidente en el mandato anterior” [en referencia a las comisiones episcopales].

En todo caso, quiso eliminar otro tipo de interpretaciones del resultado final de esas elecciones. “Nuestra misión es lo que nos mueve. No nos mueven otros intereses de carácter muy distinto. Hay aspectos que unos subrayan más y otros subrayan menos, pero hay complementación”, zanjó.

Sorpresas

La insistencia en aparentar normalidad ante las preguntas de los periodistas obedecía a la sorpresa que produjo en no pocos –también obispos– la elección del cardenal Antonio Cañizares como vicepresidente y, sobre todo, la no reelección para un segundo trienio en ese cargo del arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, lo que ha sido interpretado como “una bofetada” al neocardenal.

“Se dieron prisa en nombrar obispos nuevos [en relación a los once designados desde la elección de Francisco, hace cuatro años], pero llegaron sin consignas y muy verdes en cuanto a experiencia en elecciones en la Plenaria. Se encontraron sin saber qué pasaba y así se explica lo sucedido en algunas comisiones, como las de Vida Consagrada, en donde no se consiguió que la presidiese ninguno de los tres obispos religiosos que hay”, señala a Vida Nueva un obispo.

En todo caso, este prelado –que contrapone esta bisoñez de los nuevos obispos “con las listas muy preparadas” que traía lo que denomina “el antiguo régimen”– cree que el nuevo trienio “se presenta muy equilibrado, sobre todo en la Comisión Permanente. Esto trae algo bueno, que ya se percibe: una mayor franqueza y libertad a la hora de tratar los temas, con una mayor conciencia de las dificultades de la realidad social de España, y de que hay que afrontarlas con tranquilidad”, afirma.

Seminarios y jóvenes

Por lo demás, esta Asamblea Plenaria dominada por las elecciones tuvo también otros dos momentos destacados. Así, según ha sabido esta revista, a los obispos les gustó la exposición que sobre el tema de la Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis, hecha pública por el Vaticano el pasado 8 de diciembre, realizó Jorge Carlos Patrón Wong, secretario para los Seminarios de la Congregación para el Clero.

Dentro del nuevo proceso formativo de los sacerdotes desde los años del Seminario, algunos pastores valoraron especialmente el curso propedéutico, así como el hecho de que ahora “no vale que los chavales se escuden en espiritualismos para que se dejen pasar como vocaciones al sacerdocio las inmadureces de los jóvenes”, sostiene otro obispo.

Menos entusiasmo mostraron algunos en el otro gran tema, el del Sínodo que, bajo el lema Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, se celebrará en el Vaticano en 2018. Los obispos conocieron el trabajo que llevará a cabo el grupo formado por miembros del Departamento de Pastoral de la Juventud, dentro de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, y del secretariado de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades. Y se pudieron escuchar críticas abiertas al texto elaborado desde la Santa Sede para la preparación de esta asamblea sinodal, de cuya secretaría general es miembro el cardenal de Madrid.

Un “trasnochado” anticlericalismo

No podían faltar entre las preguntas al cardenal Ricardo Blázquez las relacionadas con algunas medidas consideradas anticlericales, como la petición de Podemos de retirar la misa dominical de la televisión pública. No quiso especular con los motivos, pero sí que le pareció “trasnochado” y, aludiendo a los tiempos de la Transición política, “donde hicimos un acuerdo fundamental”, abogó por “no hurgar en las heridas que estaban a punto de cicatrizar”.

Asimismo, reivindicó la esencia “aconfesional” del Estado. Pero, añadió, “los ciudadanos seremos lo que creamos oportuno. Y hay muchos que nos sentimos católicos y queremos formar parte de esta comunidad. Y tenemos derecho a que el Estado nos preste servicios, al igual que musulmanes, judíos o evangélicos. Tenemos derecho a que estos valores sean ofrecidos por el Estado”, afirmó en relación con la retransmisión televisada de las eucaristías.

Por otra parte, Blázquez no quiso confirmar si en su reciente encuentro con el presidente Mariano Rajoy le había solicitado que España adoptara el modelo de los corredores humanitarios implantados por Italia gracias a la mediación de Sant’Egidio, aunque sí pidió que nuestro país “debe ser también generoso” en la acogida de refugiados.

Publicado en el número 3.029 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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