Jesús Díaz Sariego: “El Evangelio nos habla en la escasez”

Jesús Díaz. Prior de la Provincia de Hispania de los Dominicos

Prior de la Provincia de Hispania de los Dominicos

Jesús Díaz. Prior de la Provincia de Hispania de los Dominicos

Jesús Díaz Sariego: “El Evangelio nos habla en la escasez” [extracto]

JOSÉ LORENZO | Viven los dominicos días de júbilo. Por el octavo centenario de su fundación y también por las energías renovadas que brotan de un proceso de reunificación que, este 2016, ha dado como fruto el nacimiento de la Provincia de Hispania. La conforman alrededor de 500 frailes repartidos en 40 comunidades de ocho países y que, en palabras de su primer prior provincial, Jesús Díaz Sariego (Riosa, Asturias, 1962), miran su centenaria historia “más que como nostalgia, como una oportunidad para ser hoy día más significativos”. No les asusta el futuro, que como en tantas otras congregaciones, trae aires de escasez vocacional. “Haciendo un lectura de la historia de la orden –señala el prior–, cuando hemos vivido momentos de más escasez es cuando hemos sido más creativos y estado más despiertos. Cuando hemos sido numéricamente más, sin embargo, hemos caído en el peligro de adormecernos. El Evangelio nos habla mejor en la escasez que en la abundancia”.

PREGUNTA.- En el marco de este VIII Centenario, los dominicos han apostado por impulsar la predicación. ¿Estaban faltos de vida los maestros de la oratoria?

RESPUESTA.- La predicación es una de las dimensiones de la Iglesia que debe estar constantemente en proceso de renovación, porque el mundo va cambiando y el Evangelio requiere nuevas formas para ser expresado y que conecte con los interrogantes que se hacen los hombres y mujeres de hoy.

P.- Hombres y mujeres que, hoy, toleran mal los sermones…

R.- Efectivamente, pero la predicación también se expresa viviendo el Evangelio de una determinada manera. Cuando la gente observa nuestro modo de situarnos ante las nuevas circunstancias, es cuando pueden detectar esas nuevas formas de vivir el Evangelio.

P.- ¿Y cómo se consigue eso?

R.- Hay algunos proyectos; no son totalmente nuevos, pero se trata de potenciarlos o relanzarlos. Porque no es nuevo en la Iglesia el compromiso por la justicia y los más desfavorecidos. Hay que renovar nuestra presencia en esos ámbitos. Ese es un lenguaje que permite al Evangelio hablar por sí mismo, y es un lenguaje que permite a nuestros contemporáneos, en la medida en que nos vean comprometidos con esas dimensiones que a todos nos preocupan, entendernos. Es importante también para nosotros conectar con el mundo de la reflexión, de las ideas, y de cómo se expresan estas. Aparecen nuevos canales de expresión, ya no solo es la universidad, al menos en el formato que hasta ahora hemos conocido, sino que surgen grupos que expresan modos de entender la vida, de comprometerse con ella. Y con esos grupos sociales que están surgiendo debemos estar en contacto.

P.- Nuevos lenguajes, nuevas intuiciones, nueva provincia… ¿Se están reinventando los dominicos ocho siglos después?

R.- Queremos estar muy conectados con el presente, pero desde lo que somos. Por eso, una mirada a nuestro origen nos permite leernos mejor en los valores que inspiraron a santo Domingo de Guzmán para idear, digámoslo así, una orden religiosa que sirviera a la Iglesia y al mundo. Esas intuiciones iniciales siguen siendo jóvenes y actuales en la medida en que logremos refrescarlas en nuestro mundo.

Dinamismo

P.- Tras esta reunificación, ¿cuál es la prioridad actual para los dominicos?

R.- La reflexión teológica y filosófica, no solo la docencia, sino la investigación en ese ámbito.

P.- ¿Es esa también la mayor urgencia a la que se enfrentan?

R.- Es una de ellas. Quizás podemos pensar en urgencias de un modo más inmediato, como la del sufrimiento humano. Esa sería la primera; luego, analizar las causas que lo producen. Los dominicos quisiéramos hacer una reflexión comprometida con la vida, porque la vida te va marcando la reflexión, pues te demanda nuevas respuestas, ante las cuales que hay que pararse a pensar y analizar en profundidad para dar un mensaje no solo más creíble, sino más incisivo.

P.- Cuando el horizonte aparece con una escasez de vocaciones, con un envejecimiento generacional, mirar a los laicos, ¿es oportunidad u oportunismo?

R.- A veces, la escasez nos hace descubrir aquello que es más acorde con el Evangelio o con los inicios y exigencias del propio carisma. Nuestro fundador siempre contó con laicos. Ahora vivimos un momento para decir que los frailes no tenemos la exclusividad del carisma y que hemos de compartirlo, vivirlo, desarrollarlo e implantarlo con otros modos de vivirlo desde una condición y compromiso laical, y no solo desde un modo exclusivo, desde los votos que un religioso puede hacer con su consagración.

P.- ¿Comparten ese punto de angustia de algunas congregaciones por el futuro, o tienen claro por dónde quieren caminar, aunque sean menos?

R.- Estamos en un proceso de discernimiento y hay momentos de mayor oscuridad, donde no se sabe del todo si las decisiones adoptadas son acertadas o no. Pero lo que sí tenemos claro es que hay que moverse, que es preferible equivocarse moviéndose, que no hacerlo. Lo interesante es el discernimiento, que es un proceso activo, que nos abre puertas, aunque no sean definitivas, porque tampoco lo pretendemos. Este dinamismo nos permite abrir futuro porque nos deja asentar bases con las que las nuevas generaciones puedan, a su vez, seguir caminando.

P.- El papa Francisco, aun siendo él mismo un religioso, no es complaciente con la Vida Religiosa. Le ha pedido que dinamice sus estructuras, que abra sus casas a las obras de misericordia… ¿Han tenido en cuenta los dominicos estas peticiones en esta fase de reunificación?

R.- Quisiéramos tenerla, porque es una llamada a volvernos más evangélicos, no solo las personas, sino también las estructuras. La pregunta que nos urge es cómo, a través de las instituciones, podemos seguir siendo evangélicos y no olvidar cuál es nuestro compromiso de aproximación a la realidad, pero desde las claves de la sencillez que nos proporciona el evangelio. Y Francisco nos hace esa llamada.

P.- Hay profetas que pronostican el fin de la Vida Consagrada…

R.- Pues no está caduca ni caducará. Pueden caducar instituciones determinadas, porque las instituciones son temporales, pero la Vida Religiosa no es algo ya del pasado, sino que más bien es algo del futuro.

“Las religiones son más necesarias que nunca”

Renovar su presencia en los ámbitos de reflexión. Este es uno de los objetivos que los dominicos se han propuesto en el marco del jubileo del VIII Centenario de su fundación. Y uno de los eventos más esperados de los que se han organizado para conmemorar esta efeméride ha sido el simposio celebrado el 14 de junio en Madrid bajo el título Las religiones en el mundo actual. Así, destacados representantes de las tres religiones del Libro dialogaron sobre el papel que juegan estas confesiones en el panorama cultural, político, económico y social actual. Por supuesto, no faltó la pregunta que confunde a tantos contemporáneos, como es la del terrorismo ejecutado “en nombre de Dios”. “¿Por qué la casa del islam no levanta una única voz frente al terrorismo?”, preguntó el moderador. Riay Tatary, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España, afirmó rotundo que la misma palabra islam significa paz y que “quien mata en nombre de Alá está usurpando la fe islámica, no corresponde a la verdadera fe musulmana”. Haciéndose eco de un tema que está latente en la sociedad, se abordó la cuestión de si el mundo viviría mejor sin religiones. “En un mundo vacío de espiritualidad, son más necesarias que nunca”, señaló Baruj Garzón, anterior rabino jefe de la Comunidad Judía de Madrid. Una y otra vez se ha intentado apartar la religión, dijo el dominico Jean-Jacques Pérennès, pero estas regresan una y otra vez “porque la espiritualidad está siempre presente en el ser humano”.

En el nº 2.993 de Vida Nueva


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