Segunda fase en la reforma de la estructura económico-administrativa de la Santa Sede
Francisco clama por la paz entre Palestina e Israel [ver extracto]
ANTONIO PELAYO (ROMA) | Cada día que pasa se hace más intensa la alarma ante una posible guerra en Tierra Santa, donde israelíes y palestinos se han entregado a una escalada de violencia que puede explotar de forma irreversible en cualquier momento.
- EDITORIAL: La paz en Tierra Santa se abona con palabras
Es fácil imaginar que al papa Francisco esta posibilidad le duele de modo muy especial, a él que el 8 de junio pasado logró convocar en Roma al israelí Simon Peres y al palestino Mahmud Abbas para que rezasen junto a él y al patriarca Bartolomé por la paz en ese atormentado rincón del planeta.
El domingo 12 de julio, pues, después del rezo del ángelus, el Papa hizo un nuevo llamamiento a todos para que sigan pidiendo “que se rompa la espiral de odio y violencia”. Dijo:
Algunos podrán pensar que tal encuentro haya resultado vano. ¡No, en absoluto! La oración nos ayuda a no dejarnos vencer por el mal y a no resignarnos a que el odio y la violencia se sobrepongan al diálogo y la reconciliación”.
Añadió Bergoglio:
Exhorto a todas las partes interesadas y a todos los que tienen responsabilidades políticas, a nivel local e internacional, a que no se ahorren la oración ni ningún esfuerzo para hacer cesar las hostilidades y conseguir la deseada paz por el bien de todos. Y os invito a todos vosotros a uniros en la oración. En silencio, todos rezamos (pausa de silencio seguida por los millares de fieles que llenaban la Plaza de San Pedro)
Y ahora, Señor –invocó después el Pontífice–, ayúdanos Tú. Danos la paz, enséñanos Tú la paz, guíanos Tú a la paz. Abre nuestros ojos y nuestros corazones y danos la valentía de decir: ¡la guerra, jamás; con la guerra todo se destruye! Infunde en nosotros la valentía de hacer gestos concretos para construir la paz. (…) Haznos dispuestos a escuchar el grito de nuestros conciudadanos, que nos piden transformar nuestras armas en instrumentos de paz, nuestros miedos en confianza y nuestras tensiones en perdón. Amén.
El IOR capitaliza los cambios
Días antes, el miércoles 9 de julio, la Sala de Prensa de la Santa Sede acogió a un número excepcionalmente alto de periodistas; vimos caras nuevas o muy poco frecuentes en este tipo de convocatorias. El inusitado interés estaba motivado por la anunciada presentación del “nuevo marco económico de la Santa Sede” que se nos había prometido.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, nos presentó a los oradores: el cardenal George Pell, prefecto de la Secretaría para la Economía; el maltés Joseph Zahra, vicecoordinador del Consejo para la Economía; Jean-Baptiste de Franssu, financiero francés llamado a presidir los destinos del Instituto para las Obras de Religión (IOR); y el hasta ahora presidente del Consejo de Superintendencia del mismo, el industrial y banquero alemán Ernst von Freyberg.
El arzobispo emérito de Sidney se encargó de exponer las principales novedades, resultado y fruto de las deliberaciones de la Pontificia Comisión para el estudio y dirección de la organización de la estructura económico-administrativa de la Santa Sede y decididas por la Secretaría que preside el propio Pell.
Se hizo notar, por supuesto, que todos los cambios han sido aprobados por el Papa, por el C-9 cardenalicio (en su última reunión, del 1 al 4 de julio) y por el Consejo para la Economía. Según el cardenal australiano, los cambios afectan al APSA (Administración del Patrimonio de la Santa Sede), al Fondo de Pensiones, al IOR y, en otro orden de cosas, al sistema de medios informativos de la Santa Sede. “El Santo Padre –dijo– ha manifestado claramente su deseo de que tales cambios se produzcan rápidamente”.
Como la mayor curiosidad se centra en el IOR, digamos rápidamente que la Sección Ordinaria del APSA (que se ocupa de gestionar los bienes muebles de propiedad de la Santa Sede) es transferida a la Secretaría para la Economía; así lo establecía un motu proprio publicado ese mismo día. El Fondo de Pensiones va a ser sometido a un análisis y reforma que garanticen a las próximas generaciones de empleados vaticanos su merecida jubilación.
Reafirmado en su misión
Como se recordará, el 7 de abril pasado, el papa Francisco había confirmado la “importancia de la misión del IOR para el bien de la Iglesia, de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano”; en consecuencia, el Instituto ha tenido que adaptarse a las nuevas estructuras financieras puestas en marcha en el Vaticano y a los estándares internacionales.
Este proceso ha sido supervisado y aprobado por la Pontificia Comisión creada por el Papa para el IOR el 27 de junio del 2013 (presidida por el cardenal Rafaele Farina), por la Comisión Cardenalicia de Vigilancia del IOR (a cuyo frente está el cardenal español Santos Abril y Castelló) y por el C-9, así como por el Consejo de Sobreintendencia del Instituto.
Todos estos entes decidieron, en consecuencia, el cese del hasta ahora presidente del IOR, Ernst von Freyberg (nombrado el 15 de febrero de 2013), reconociéndole todos los méritos por la gestión de la llamada “fase 1” de la reconversión de la entidad y que, a partir del 9 de julio, le sucediese el francés Jean-Baptiste de Franssu, ayudado por un nuevo equipo dirigente.
Veamos, pues, cómo queda a partir de ahora la estructura del IOR. A la Comisión Cardenalicia de Vigilancia –presidida por el cardenal Santos Abril e integrada por el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin; el arzobispo de Viena, el cardenal Christoph Schönborn; y el de Toronto, el cardenal Thomas C. Collins, así como por el cardenal Jean-Louis Tauran, el único rescatado de la anterior Comisión– se une el arzobispo de Zagreb (Croacia), el cardenal Josip Bozanic.
Por su parte, el Consejo de Superintendencia del IOR estará compuesto, a partir de ahora, por seis miembros seglares presididos por De Franssu. Han sido hechos públicos estos tres nombres: el alemán Clemens Boersig (66 años), procedente del Deutsche Bank; la norteamericana Mary Ann Glendon, profesora en la Universidad de Harvard, exembajadora de los Estados Unidos ante la Santa Sede y expresidenta de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales; y sir Michael Hintze, hombre de negocios y filántropo australiano.
Faltan por designar otros dos nombres, uno de los cuales –aseguró el cardenal Pell– será italiano. Cesan, por lo tanto, además de Von Freyberg, los hasta ahora integrantes de dicho Consejo: su vicepresidente, Hermann Schmitz (siempre del Deutsche Bank), el presidente de los Caballeros de Colón, Carl Albert Anderson; el notario italiano Antonio M. Marocco y el español ligado al Banco Santander Manuel Soto.
Fueron ellos, como es sabido, los autores materiales del fulminante e injusto cese, en mayo de 2012, de Ettore Gotti Tedeschi, siguiendo órdenes del entonces secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, que no informó previamente de ello a Benedicto XVI. Como secretario del Consejo, sin voto, sigue Alfred Xuereb, actual secretario general de la Secretaría para la Economía. Como prelado del IOR ha sido confirmado Battista Ricca, aunque este cargo, sin funciones definidas y con antecedentes no muy felices, podría desaparecer en el futuro.
Afirmaba una nota que se nos entregó a los periodistas:
En el curso de los próximos tres años, los estatutos del IOR serán revisados y sus actividades rediseñadas, siguiendo tres prioridades estratégicas: reforzar el business; trasladar gradualmente la gestión del patrimonio a un nuevo y central Vatican Asset Management (VAM), con el fin de superar la duplicidad de los esfuerzos en este campo entre las instituciones vaticanas; y concentrar las actividades en el asesoramiento financiero y en los servicios de pago al clero, las congregaciones, diócesis y empleados seglares del Vaticano.
Apuesta por la transparencia
“El IOR–prosigue el texto citado– está en una fase de pacífica transición. La primera fase de las reformas, guiada por Ernst von Freyberg, ha sido completada. Se han dado excelentes pasos adelante a través de la adhesión a los estándares internacionales; la transparencia que se ha conseguido con ello es evidente en la segunda relación anual, completamente revisada por Deloitte; se ha puesto en funcionamiento un nuevo sistema anti-reciclaje [de dinero sucio, se entiende] y se continúan haciendo todos los esfuerzos para adaptarse a la disciplina actual. El sector de compliance interno, con la ayuda de Promontory, ha examinado atentamente a 18.000 clientes”.
Por otras fuentes no tan oficiales se ha sabido que, en torno a 2.000 cuentas “sospechosas” han sido canceladas durante este período.
A pesar de lo arduo y espinoso de algunos de los temas abordados en el diálogo que siguió a la intervención del cardenal Pell, hay que resaltar que el clima reinante era muy sereno. A ello contribuyeron, de modo muy especial, la desenvoltura con la que actuaron tanto Von Freyberg como De Franssu, que se alabaron mutuamente y que van a colaborar aún juntos durante algunas semanas para asegurar una transición ordenada en tan delicado puesto.
Jean-Baptista Douville de Franssu (51 años) es un economista con gran experiencia en el mundo de la alta finanza. Fundador y presidente de Incipit, una consultoría sobre fusión y adquisición de sociedades, había trabajado antes en la rama europea de la sociedad americana de inversiones Invesco y en la francesa Caisse de Depots.
Está casado con la belga Heléne de Gerlache de Gomery y es padre de cuatro hijos. Ha sido también uno de los apoyos más fuertes de la ONG Alianza Mundial de la Juventud, que defiende a la familia y la institución matrimonial. Declaró este luego a una radio francesa:
Las operaciones delictivas que se atribuyeron en el pasado al IOR han quedado atrás. Hoy las reglas son estrictas y el Papa se guía por tres grandes principios en este campo: transparencia, responsabilidad y tolerancia cero con los que los infrinjan. El objetivo es ganar dinero para permitir al Santo Padre y a la Iglesia seguir ayudando a los pobres y propagar la fe.
Por su parte, Ernst von Freyberg concretó así a la corresponsal de La Nación en Roma, Elisabetta Piqué, los frutos de sus 16 meses al frente del IOR:
Desde el principio, tuve claros dos temas: el primero, que el problema del IOR no era financiero, sino de reputación. Segundo, que no era yo el que tenía que decidir cuál iba a ser su futuro. Mi trabajo era crear opciones para el Santo Padre, es decir, poner al IOR en condiciones para que él pudiera optar por una estrategia u otra, pero que no tuviera que cerrarlo a causa de su tan mala reputación.
Se renovarán los medios
El segundo tema de la conferencia de prensa presidida por el cardenal Pell era la presentación de una reforma de los medios de comunicación vaticanos (la radio, la sala de prensa, L’Osservatore, la página web, la cuenta de Twitter, etc). Dijo el cardenal australiano:
El objetivo es adecuar los medios de la Santa Sede a las nuevas tendencias del consumo, mejorar su coordinación y alcanzar de forma progresiva y sensible una reducción de sus costos.
Para ello se ha nombrado una comisión, que dispondrá de hasta doce meses para presentar al papa Francisco un completo plan de renovación. La preside lord Christopher Patten of Barnes, exministro, último gobernador británico de Hong Kong y, hasta hace pocos meses, presidente del Directorio de la BBC.
Con él trabajarán otros cinco expertos seglares y cinco representantes de los medios vaticanos, entre ellos, la mexicana Leticia Soberón, que durante muchos años trabajó en el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales.
En el nº 2.903 de Vida Nueva
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