Crisis humanitaria en EE.UU. con los niños migrantes

Detenidos en la frontera, en solo nueve meses, 52.000 menores centroamericanos

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Crisis humanitaria en EE.UU. con los niños migrantes [ver extracto]

FELIPE MONROY (MÉXICO DF) | Decenas de miles de niños y niñas deambulan a lo largo de México sin que ningún familiar o pariente les acompañe en esa búsqueda por llegar a los Estados Unidos (EE.UU.).

Los menores dejan atrás sus poblados originarios y todo lazo comunitario para sumarse al largo éxodo migratorio que, desde hace décadas, alimenta un drama que concierne a todo el continente.

A finales del mes de junio, la Guardia Fronteriza estadounidense reconoció que la capacidad de sus instalaciones y las funciones que se ejecutan para atender a los migrantes en su proceso de repatriación se habían desbordado. Según la patrulla en la frontera, de octubre de 2013 a junio de 2014, alrededor de 52.000 menores habían sido detenidos en su intento de cruzar hacia los Estados Unidos; la gran mayoría no iban custodiados ni acompañados por sus padres o familiares.

No hay duda, como reconoce la Guardia Fronteriza, de que esta situación supone la mayor crisis humanitaria que afronta hoy el país. Y es que, según informes de los centros de reclusión migratoria en Texas y Arizona, los menores permanecen hacinados y sin recibir atención humanitaria, en espera de que las autoridades federales den cauce a los procesos de repatriación para que sean devueltos a su país.

Por lo pronto, la Cruz Roja y otras organizaciones de auxilio a los migrantes afrontan la crisis mediante la donación de víveres, ropa y medicinas para los menores. Muchos de los niños y niñas detenidos en las oficinas migratorias padecen las secuelas que les ha dejado el largo viaje a través de México y requieren atención de nivel hospitalario e institucional para curar sus heridas.

A pesar de que las autoridades norteamericanas aumentaron los recursos para reforzar la vigilancia en la frontera, así como para agilizar los procesos de repatriación en el caso de los menores, para organizaciones pro-migrantes como Hermandad Mexicana, la crisis continuará, pues sus causas eran previsibles desde hace décadas:

El Departamento de Seguridad Interna de EE.UU. sabía de antemano que esto iba a pasar, se podía haber anticipado a tener suficientes camas, espacios, albergues.

En la misma sintonía, Guillermo Ortiz Mondragón, obispo de Cuautitlán y responsable de la Dimensión Episcopal de Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), ha declarado recientemente:

Muchos agentes de pastoral de migrantes advirtieron de este hecho en crecimiento y no se dio la importancia al tema. Ahora es una realidad, se ha convertido en un signo de los tiempos que nos interpela a todos, especialmente a los miembros de la Iglesia.

Ortiz Mondragón, sin embargo, urge a los prelados de México, los Estados Unidos y Centroamérica a que establezcan o redoblen esfuerzos en las distintas dimensiones de la pastoral migratoria en sus localidades:

Invito a los señores obispos a animar a las comunidades cristianas para que se sumen al proyecto de pastoral… Desde orar hasta realizar acciones concretas para cubrir sus necesidades básicas, entre las que están promover sus derechos y denunciar los atropellos que sufren.

Insiste, además, en que la Iglesia tiene la misión de acompañar y aliviar los sufrimientos de los migrantes más vulnerables, en este caso, los niños:

Reconocemos que lo que existe no es solo la confusión o la desinformación sobre la reforma migratoria en los Estados Unidos, sino la violencia en aumento en muchos países, fruto de la descomposición social. La solución debe mirar hacia los cambios estructurales en política económica y de relaciones internacionales. Por ello, nos sumamos a los obispos de la Iglesia en los Estados Unidos en todos los esfuerzos que realizan en favor de los menores migrantes. En México, la Dimensión Episcopal de Pastoral de Movilidad Humana continúa en diálogo con las autoridades civiles para coadyuvar en la atención a las personas en tránsito.

 

Cierre de oportunidades

Para Enrique Sánchez Martínez, obispo auxiliar de Durango y responsable de la Dimensión Sanitaria del Episcopado mexicano, la crisis humanitaria podría ahondarse debido a la desaceleración económica en los Estados Unidos:

Se manifiesta en el cierre de oportunidades por la crisis financiera que ha llevado a una disminución del empleo en sectores claves para los inmigrantes mexicanos, tales como la construcción y la manufactura de alimentos; esto se expresa en un incremento del desempleo abierto de la población latina, una caída de los ingresos de los hogares de inmigrantes y un creciente porcentaje de latinos que perciben un deterioro en sus condiciones de vida.

En fin, los niños que han logrado llegar a algún hogar en EE.UU. también padecen los estragos de la crisis y desconfianza hacia los inmigrantes.

Es indudable que se requiere una reforma migratoria que regularice la situación en la que viven los millones de migrantes ilegales que trabajan en los Estados Unidos. Pero debería ser una reforma que tomara en cuenta la opinión de los distintos países cuyos nacionales se encuentran en el país y no, como ha ocurrido hasta ahora, una decisión unilateral, que contempla solo parcialmente algunas modalidades o grupos específicos de migrantes.

También el fenómeno de la repatriación-deportación de indocumentados mantiene en vilo a las organizaciones migratorias y a las Iglesias de cada lado de la frontera. Algo que Sánchez lamenta así: “En el año 2011, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) deportó a 396.906 personas, la mayor cifra desde que existe. Además, indicó que el 90% de todos los extranjeros deportados estaban en una de las categorías prioritarias del propio ICE para el control: criminales (54,6%), transgresores reincidentes de leyes de inmigración (19,6%), personas que acaban de cruzar la frontera ilegalmente (11,6%), fugitivos de inmigración (4,7%) y otros extranjeros deportados (9,5%).

El Instituto Nacional de Migración (IMM) de México reveló, a su vez, que:

Más de 322.000 inmigrantes indocumentados mexicanos fueron deportados de los Estados Unidos en 2013. Dijeron que fueron expulsados de forma ‘segura, humana y ordenada’ y que, de entre ellos, casi 16.900 corresponden a menores de edad… Eso nos hace ver que se ha verificado una variación de la migración; se han reducido las posibilidades de migrar para los adultos, pero hay un aumento de niños que viajan sin compañía hacia los Estados Unidos en busca de una mejor vida y de trabajo. Se estima que, si entraron ilegalmente 6.000 en el año 2011, en 2014 podrían llegar a los 90.000 y en 2015 a los 150.000. Para Centroamérica, México, los Estados Unidos y Canadá esto se ha convertido en un problema urgente que buscan contener, desalentando la migración de menores sin compañía y proteger a quienes lo hagan.

 

El drama se repite en México

En el norte de México, también en la frontera con EE.UU., se vive una crisis humanitaria aún no reconocida por las autoridades nacionales. La oficina de la Comisión Nacional de Pastoral de Movilidad Humana, a través del comunicado Niñez migrante. Abandono histórico, reconoce que, si bien “en los últimos meses el tema de la niñez migrante está siento el centro de las noticias, los que prestan su servicio a los migrantes y familiares saben que la crisis humanitaria vivida por los menores de edad no acompañados y acompañados no es algo nuevo; en ningún momento de la historia de las emigraciones, en Honduras se ha tenido un número tan alto de niños emigrantes y repatriados”.

La Comisión recuerda que, en 2006, la Organización Internacional para las Migraciones elaboró un protocolo para la repatriación de niños, niñas y adolescentes víctimas o vulnerables a la trata de personas de inmediata aplicación en países centroamericanos y en México. Todo porque, tan solo de junio de 2007 a junio de 2008, México había repatriado a Honduras a 3.532 menores de edad y la mayoría había migrado sin sus padres o familiares. En 2013, los menores repatriados sumaron 4.191, casi todos provenientes de México.

“La gran mayoría –informa el comunicado del pasado 29 de junio– llegan en autobuses que entran en Honduras. La crisis humanitaria en relación a estos niños, niñas y adolescentes es que todavía no ha recibido la atención que se merecen, pues en México muchas veces ponen en un mismo centro migratorio a menores de edad y adultos, sin ninguna atención diferenciada”.

Finalmente, desde la Comisión exhortan a los gobernantes de México y los Estados Unidos a “respetar los derechos humanos de los migrantes, principalmente de los menores de edad y las mujeres, y que se les garantice seguridad humanitaria en el paso o permanencia por estos países. Pedimos que se respeten los convenios, protocolos y memorandos regionales e internacionales”.

En el nº 2.902 de Vida Nueva

 

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