La ciudad de las siete colinas, testigo de lujo para dos canonizaciones

Todo listo para que el mundo presencie la histórica canonización simultánea de dos papas

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ÁLVARO ESPINOSA (ROMA) | Una ciudad eterna, dos papas, 150 cardenales, mil obispos y el protagonismo de dos santos. Roma se prepara para uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la Iglesia Católica: la canonización de dos Papas santos conocidos por todo el mundo: Juan XXIII y Juan Pablo II.

Con la presencia confirmada del papa emérito Benedicto XVI, todo está listo para que el mundo presencie la histórica canonización simultánea de dos papas. El pontificado de Juan XXIII, fue un punto de inflexión dentro de la Iglesia. Su gran logro fue convocar el Concilio Vaticano II, logrando una apertura de la Iglesia al mundo y modernizándose para acercarse a un pueblo del que se había alejado. Dice del llamado ‘Papa bueno’ la Santa Sede en su perfil:

Humilde y atento, decidido y valiente, sencillo y activo, practicó los gestos cristianos de las obras de misericordia corporales y espirituales, visitando a los encarcelados y a los enfermos, acogiendo a personas de cualquier nación y credo, comportándose con todos con un admirable sentido de paternidad

Juan Pablo II, conocido como el ‘Papa viajero’ (visitó 104 países) redactó numerosos documentos: 14 encíclicas, 15 exhortaciones apostólicas, 11 constituciones y 45 cartas, además de cinco libros. Además, durante su cuarto de siglo de papado proclamó 1.338 beatos y 482 santos y creó 231 cardenales.

Su imagen herido dio la vuelta el mundo el 13 de mayo de 1981, festividad de la Virgen de Fátima, cuando sufrió un atentado en la Plaza de San Pedro, cometido por Mehmet Ali Agca. Desde entonces se reforzó su veneración a la Virgen.

La biografía oficial del Vaticano también destaca que “ningún Papa se había encontrado con tantas personas como Juan Pablo II. En las Audiencias Generales de los miércoles (no menos de 1.160) participaron más de 17.600.000 peregrinos, sin contar todas las demás audiencias especiales y las ceremonias religiosas (más de 8 millones de peregrinos sólo durante el Gran Jubileo del año 2000).

El acto comenzará con el canto de la Letanía de los Santos y, a continuación, el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Angelo Amato, hace tres peticiones al Pontífice para que inscriba a los beatos, en este caso, Juan Pablo II y Juan XXIII, en el Libro de los Santos. Primero lo pide con “gran fuerza”, una vez más con “mayor fuerza” y, por último, con “grandísima fuerza”.

A continuación, el Santo Padre ejercerá toda su autoridad como cabeza de la Iglesia universal a través de una oración:

En honor de la Santísima Trinidad, por la exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo y de los santos apóstoles Pedro y Pablo, después de haber reflexionado largamente e invocado la ayuda divina y escuchando el parecer de muchos de nuestros hermanos obispos, declaramos santos a Juan XXIII y a Juan Pablo II

Francisco continuará inscribiendo sus nombres en el libro de los Santos que establece que sean venerados por toda la Iglesia. Y concluirá: “En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.

 

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