Tiempo de respuestas

mujer inmigrante protesta y pide ayudas a la vivienda y alquiler social

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La Iglesia en España en 2012, tiempo de respuestas [extracto]

FRAN OTERO | No ha sido el 2012 un año de grandes acontecimientos, de sobresaltos o altibajos. Ha sido un año con denominadores comunes, con una tónica habitual, repetitiva y, en algunos casos, hasta cansina. Y es que este año que se acaba ha sido el año, por excelencia, de la crisis económica, uno más, y parece que no el último, pero también el de la nueva evangelización. Dos cuestiones vitales hoy en el seno de la Iglesia y que han dado mucho de sí durante los 366 días de este año. Dos realidades, la de la crisis y la del secularismo, que abren un nuevo tiempo, el de las respuestas.

Comencemos por lo más acuciante, la crisis social y económica que golpea a nuestro país, una crisis que tiene muchos rostros y actores: están el Gobierno central y los autonómicos, comprometidos contra el déficit público; la Iglesia y sus numerosas obras; y, sobre todo, las personas que sufren las consecuencias, que se quedan sin casa, que pierden el trabajo o que ya no tienen recursos ni para comprar alimentos.

A nivel gubernamental, este año ha sido el de los recortes, el de rescate sí o rescate no, el de la prima de riesgo, el de apretarse el cinturón, el de –dicen algunos y constatan otros– pérdida de derechos sociales. Se han producido medidas muy impopulares que consiguieron, en algunos casos, las críticas unánimes de la sociedad. Y manifestaciones, huelgas, protestas, algunos incidentes en torno al Congreso de los Diputados…

La reforma sanitaria fue una de ellas, pues, entre otras cosas, establece la retirada de la tarjeta sanitaria, y por tanto la atención primaria, los inmigrantes indocumentados, a excepción de las urgencias, embarazadas y niños. También los recortes en educación, la subida de impuestos, la rebaja de sueldos, la reforma laboral que promovió un despido más barato… Todo para conseguir una rebaja del déficit impuesta desde las más altas instancias de la Unión Europea, es decir, Alemania. Y también para cambiar de modelo. Lo que teníamos antes ya no nos lo podemos permitir, nos dicen.cola de gente delante de un comedor social

Y, entre todas estas decisiones, por cierto, no presentes en el programa electoral del Gobierno en ejercicio, y algunos problemas como el desempleo y la vivienda, la Iglesia ha tomado la palabra. La Iglesia ha respondido, aunque su parte más visible se haya hecho esperar un poco, quizá demasiado.

Así, vale la pena recordar, allá por el mes de junio, la reacción de sacerdotes, religiosos y religiosas de Murcia ante la problemática de los desahucios, cada vez más acuciante. “Basta ya de desahuciar a las familias”, afirmaban en un manifiesto en el que pedían a los bancos y cajas que no ejecutasen los desahucios y buscasen soluciones con las familias y las administraciones; a los políticos, que cambiasen la ley y paralizasen los desahucios, concediesen la dación en pago y se estableciesen el alquiler social; y a los jueces y fuerzas del orden, sensibilidad y respeto a las familias que tienen que abandonar forzosamente su hogar. Tal es el compromiso que en Madrid, una religiosa consiguió posponer un desahucio para evitar que los niños de la casa tuviesen que enfrentarse a una situación tan dramática en mitad del curso escolar.

La labor de Cáritas

Todos sabemos lo importante que está siendo Cáritas en estos momentos; también lo saben aquellos que lanzan dardos envenenados contra ella por ser una institución de la Iglesia católica. La realidad hoy en España es que Cáritas está llevando a cabo una labor que corresponde al Estado, a través de los departamentos de servicios sociales de ayuntamientos y autonomías, y que no realiza por falta de fondos. Bajan los recursos del Estado pero, felizmente, los de Cáritas no han dejado de crecer.

Lo revela la Memoria 2011 presentada en el mes de noviembre: en el último año, la inversión en programas sociales creció un 1,28%, o lo que es lo mismo, 3,16 millones de euros, para hacer un total de 250 millones de euros.

Tampoco han dejado de aumentar las personas que deciden invertir algo de su tiempo en los más necesitados; los voluntarios ya rozan los 65.000. Y es que, en tiempo de recortes y sufrimiento, hay una parte de la Iglesia muy viva que sigue dando testimonio de amor y caridad. Un testimonio que se complementa con la denuncia social y formación de opinión pública; ahí está el tradicional informe Foessa, que reflejó tal y como es la realidad social española, o las campañas y apariciones en prensa.

En una entrevista con su presidente, Sebastián Mora, en estas páginas, revelaba cómo vive Cáritas el momento actual: “Con dolor, porque la gente lo está pasando muy mal. Cáritas escucha el clamor del pueblo, y cuando esto se hace, las entrañas se encogen. También con preocupación por cómo vamos a atender todas estas dificultades, preocupación por los recursos y por el cansancio de los voluntarios, sometidos a mucha tensión. Pero porque sentimos dolor, hay una transmisión de esperanza. Y podemos dar esperanza, porque compartimos la desesperanza”.gente personas se apuntan en una lista para entrar en un comedor de Cáritas

También han sido muchos los gestos y palabras de obispos y sacerdotes. Los primeros invitaron a los cristianos que tienen trabajo a donar un sueldo a Cáritas, petición que acompañaron con la respectiva donación, al igual que muchos sacerdotes, que renunciaron a pagas extra en favor de los que lo están pasando peor. Además, están los comedores de siempre, los albergues de siempre y otros nuevos para atender las peticiones de ayuda.

Y en medio de toda esta explosión de solidaridad, el pasado mes de octubre, la Conferencia Episcopal Española (CEE) decidió emitir una nota sobre la crisis económica, una acción que le venían demandando desde distintos sectores eclesiales.

Una nota que generó polémica, también entre los propios prelados, por incluir un punto sobre “la unidad cultural y política de esa nación que es España”, justo en un momento en el que el debate soberanista en Cataluña, con elecciones autonómicas a la vista, se intensificaba.

Una polémica que quedó patente con la publicación, días después, por parte de la Conferencia Episcopal Tarraconense (CET), de unas orientaciones de cara a los citados comicios en las que defendían la legitimidad de todas las opciones: “Defendemos la legitimidad moral de todas las opciones políticas que se basen en el respeto inalienable de las personas y de los pueblos y que busquen con paciencia la paz y la justicia”.

Pero volviendo a la nota de la CEE y a la crisis económica, es importante destacar algunas de las palabras que resuenan con especial fuerza en ese mensaje: “Hay que reconocer y agradecer el civismo y la solidaridad, ahora especialmente necesarios. Por su parte, las autoridades han de velar por que los costes de la crisis no recaigan sobre los más débiles, con especial atención a los inmigrantes”. También hacen propuestas.

Demandas en educación

Otra de las cuestiones que interesa mucho a la Iglesia, y que también se está viendo afectada por la crisis, es la educación. A las demandas históricas de Escuelas Católicas que tienen que ver con la adecuación del coste de la plaza escolar al concierto o la autonomía de los centros, se han sumado los impagos de la Admnistración, que empiezan a poner en peligro la supervivencia de algunos colegios.

san Juan de Ávila proclamado doctor en el Vaticano tapiz 7 octubre 2012

San Juan de Ávila, proclamado doctor de la Iglesia en octubre

De hecho, a principios de septiembre, en pleno comienzo de curso, los representantes de la escuela concertada se unieron en bloque contra los recortes. Ese mismo mes, el religioso marianista José María Alvira era presentado como nuevo secretario general de Escuelas Católicas.

Además, a final de año, se pudo conocer cómo quedará finalmente la asignatura de Religión en la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, promovida por José Ignacio Wert; será obligatoria y tendrá alternativa.

Por la nueva evangelización

Al margen de la crisis, la otra gran línea que tuvo preocupada a la Iglesia fue la de la nueva evangelización como respuesta al secularismo presente, sobre todo en sociedades como la española. En este sentido, y con el punto de mira puesto en el Sínodo de Obispos para la Nueva Evangelización de octubre, diócesis, congregaciones, movimientos e instituciones educativas y sociales propusieron congresos, actividades, documentos…

De hecho, el Plan Pastoral de la CEE no es sino un especie de hoja de ruta para la evangelización con tres prioridades: la pastoral juvenil –se celebró un Congreso Nacional–; la pastoral de la santidad; y la pastoral bíblica y litúrgica. Fue importante la proclamación como doctor de la Iglesia de san Juan de Ávila, hasta cuya tumba peregrinaron los obispos en noviembre.

Pero si hay que destacar un evento por encima de todos, ese es el Atrio de los Gentiles, celebrado en Barcelona en mayo, y organizado por el Pontificio Consejo para la Cultura con el lema Arte, belleza y trascendencia.

También en la Ciudad Condal se llevó a cabo, durante la Cuaresma, la Misión Metrópolis, esta promovida por el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización con el objetivo de ensayar nuevos métodos de transmitir a Jesucristo en las grandes ciudades. De hecho, esta iniciativa recorrió otras once capitales europeas, entre ellas Bruselas, Dublín, Lisboa o París.

Barcelona fue punta de lanza en propuestas, pero no el único lugar. Por ejemplo, los obispos de la Provincia Valentina o los Obispos del Sur también dedicaron jornadas de trabajo a esta cuestión, mientras que en la capital de España se organizó la Misión Madrid.

Congreso UPSA Concilio Vaticano II 50 años

Congreso en la UPSA en el 50º aniversario del Vaticano II

De hecho, pudimos ver varias veces en España al presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, Rino Fisichella, compartiendo la preocupación de la Iglesia universal por la transmisión de la fe. Los religiosos y los laicos también se sumaron, cada cual con su carisma e iniciativas, a este desafío.

Con la nueva evangelización y el Año de la fe en el horizonte, también hubo muchos momentos y espacios dedicados al Concilio Vaticano II. En la Asamblea Plenaria de la CEE de primavera, donde Rouco Varela criticó la visión más aperturista de este hito eclesial, o desde la Universidad Pontificia de Salamanca, muy prolífica en encuentros, reflexiones y congresos sobre esta cuestión. Todos coinciden en que el Vaticano II tiene mucho que aportar a la Iglesia de hoy.

Por otra parte, fue 2012 año de pocos movimientos episcopales. Dos nuevos auxiliares se incorporaron al Episcopado español: José Rico Pavés, como obispo auxiliar de Getafe, y Juan Antonio Aznárez como obispo auxilar de Pamplona. Mientras, la renuncia de Rafael Palmero en Orihuela-Alicante llevó a esta sede a Jesús Murgui, que dejó vacante Mallorca para que la ocupase Javier Salinas Viñals, quedando a la espera Tortosa.

Fue, además, el año en que nos dejaron los obispos Ramón Búa, José Cerviño, Felipe Fernández e Ireneo García.

Se acaba así el año, pero no las preguntas. La crisis y la evangelización seguirán reclamándonos respuestas.

En el nº 2.829 de Vida Nueva.

 

NÚMERO ESPECIAL NAVIDAD–FIN DE AÑO 2012

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