Tribuna

Teresa y la autocensura

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‘Teresa’, de la cineasta Paula Ortiz, no es una película religiosa, aunque toda ella gire en torno a una santa y doctora de la Iglesia. Se trata, más bien, de una película sobre cualquier ser humano que pasa un tiempo instalado en algo tan normal como es la duda. No es una película religiosa ya que, en definitiva, habla de la relación de una mujer con Dios y, Dios, no es religioso, afortunadamente.



Esto, que resulta evidente cuando se ve la película, puede no serlo tanto para algunos cuando la palabra Dios aparece en el guión, y no para insultarlo a él o a cuantos confiesan creer en él, sino para hacer de la cultura un elemento más de sectarismo, empobreciendo cada vez más a una sociedad necesitada de lo bello y lo profundo. Por eso no será extraño que no entre en los grandes festivales o en los Goya.

Sensibilidad envolvente

Estéticamente es incuestionable. Es de una belleza rotunda, envolvente, subyugante. Además de todas las referencias a los más grandes de la pintura, es la propia sensibilidad de la directora la que plasma esa belleza.

No se nos cuenta la vida de Teresa de Jesús aunque, casi cada palabra corresponde a su obra. Blanca Portillo, no es que borde el papel, es que está desbordada de gracia ante la cámara. Dicen que aguantar la mirada de la cámara en los primeros planos es de lo más difícil para los actores. Pues bien, Blanca lo hace con maestría. Tanto es así que, en alguna escena de esas que la pantalla solo es el rostro de Blanca, te dan ganas de extender la mano y acariciarla.

Tremendamente actual

En la literalidad de las frases de Blanca Portillo, escuchamos a una Teresa reivindicativa, feminista (aunque la palabra no existiera en aquel momento no significa que la santa no lo fuera), que susurra con fuerza “las mujeres somos mariposillas encadenadas”. Escucharla es escuchar la voz de muchas mujeres hoy. ¡Es tan tremendamente actual!

Paula Ortiz no tiene miedo a abordar la figura de Teresa desde la Ilustración -con texto de Mayorga adaptado- que dio paso y cabida a la duda de forma positiva porque, sean dudas de fe, teológicas, o religiosas, la duda es la única forma de seguir adelante, profundizar, crecer.

Abuso de poder

Y, en la duda, la presencia de Asier Etxeandía da a la película el contrapunto de la voz masculina. Una voz, la de Asier en este caso, modulada a la perfección. Una voz que más que proyectarse vocalizando con exquisitez, es como una voz interior que se proyecta hacia dentro. Sus reflexiones y comentarios –con el lenguaje de la época- pueden ser las de cualquiera hoy que manifiesta comportamientos cercanos al abuso de poder.

'Teresa', de la cineasta Paula Ortiz

‘Teresa’, de la cineasta Paula Ortiz

Asier está que se sale en la película. Soberbia esa entrada en escena solo viendo sus botas que dejan huellas de sangre, esas miradas a medias, esos ojos arrasados de lágrimas durante tiempo y tiempo, ese desear ver lo que Teresa ve… Asier nos pone ante una realidad actualísima que es la de la autocensura que nos vamos imponiendo para ser “políticamente” correctos y en la que, salvando las distancias cronológicas, Teresa no cayó.

Dudas aclaradas

Porque, conforme avanza la película, también el espectador duda de que Asier/Inquisidor sea real o es la propia voz interior de Teresa la que le cuestiona su propia vida y obra. De alguna manera, la escena final puede aclarar la duda.

Blanca y Asier se coronan en esta película como los dos grandísimos actores que son y, Paula Ortiz, muestra su domino de la cámara, la escena, la luz…

Una excelente película. No dejéis de verla.