Tribuna

Iglesia… ¿salimos?

Compartir

El pueblo de Dios recibió últimamente el ultimátum del Espíritu Santo para que saliera. ¿Salir de dónde? ¿Hacia dónde? Y ¿por qué?



El mismo Papa, desde antes de serlo y como pastor de Buenos Aires, llama con insistencia a ser Iglesia en salida. Aparecida dice que la Iglesia se encuentra a sí misma fuera de sí misma. What?

Desde diferentes ángulos se tuvo la visión y quizás la experiencia de una Iglesia institución a la que se debía acudir; regente inmóvil de moral y buenas costumbres; certificado cultural de valores y pasaje al cielo por derecho propio.

Viendo la historia, así como la Iglesia penetra estilos, los estilos penetraron en ella y sin avistarlo a tiempo se organizó como una corte, con tronos, verticalismos ¡y hasta ropa real incluida! Al mejor estilo medieval se creó una muralla de defensa y un puente levadizo para su ingreso o salida. Todo lo que no estaba dentro de esa estructura era malo y amenazante.  ¿O es malo y amenazante? Para no meterme en líos, dejo los tiempos para que el lector responda.

¿Y el Evangelio? Estaba para que los teólogos lo estudiaran y algunos lo domesticaran y para que todos juraran por él. Quizás eso no nos importó, era más interesante que la muralla estuviese bien firme ante cualquier amenaza exterior.

Iglesia en salida

Para que nos quedara claro, Francisco en la Evangelii Gaudium nos regaló su método PIAFF, en donde, fiel a su estilo concreto, nos explica en 5 pasos lo que es ser iglesia en salida.

La P de Primerear, de salir al encuentro del otro (del que se presente no el que yo elija) para regalarle la misericordia de Dios. Para eso debemos pasar por el corazón las misericordeadas recibidas de Dios.

La I de Involucrarse, de sentir con y desde ese prójimo que es mi hermano. No para que me vean, sino porque yo vi a Jesús en él. Al sentirnos hermanos somos comunidad y donde hay dos o más reunidos en nombre de Jesús, Él se hace presente.

La A de Acompañar que es el mejor modo de involucrarse, es el que espera, el que anima, el que soporta. El que se acerca a dar un abrazo, una sonrisa, el que felicita, agradece y confía.

La F de Fructificar. Como en una secuencia lógica, si vivenciamos las anteriores, los frutos llegan porque la semilla está sembrada y el Señor la fecunda. La comunidad evangelizadora cuida el trigo y no pierde la paz por la cizaña, ni tiene reacciones quejosas o alarmistas.

La F de Festejar. Finalmente la comunidad evangelizadora celebra cada pequeño paso que da en la evangelización. Lo hace con la Liturgia, de donde saca un nuevo impulso para darse  y también lo hace en el simple compartir, como lo hacían los primeros apóstoles.

Ante la pregunta ¿qué llevamos al salir? Sólo el Evangelio, la Buena Noticia que Jesús nos pide que la llevemos a todas partes[1], es decir que tenemos que salir fuera de la muralla y ampliarle la puerta, tender puentes para que entren todos.

Se me ocurre pensar que la muralla está construida con rocas llamadas miedos, desconfianzas, y argamasa de pensamientos demasiado humanos. Esa muralla cae fácilmente si confiamos en el amor de Dios y nos nutrimos de su palabra. También sugiero el método PIAFF[2].

Iglesia ¿salimos del modo éxito y proselitismo? Y…¿si conectamos el modo anuncio del Evangelio?

Por ahí está la salida.

 

[1] Cfr. Mateo 16,15

[2] Cfr. Somaré Silvia, La Evangeli Gaudium, una novedad eterna, Editorial Claretiana, 2020.