Reino Unido ‘resucita’ Alcatraz: los obispos claman contra el mega CIE en medio del mar que albergará a 500 personas migrantes 

Tras la aprobación de la nueva ley migratoria, está previsto que los primeros solicitantes de asilo sean privados de libertad en el barco en las próximas semanas

barco migrantes reino unido

La situación de los migrantes lleva preocupando a la Iglesia anglicana y católica en Reino Unido desde hace más de un año. Y es que la controvertida ley de migración lleva en la primera línea del debate público desde que empezase a tantearse la idea de que la nueva normativa, promovida por el conservador primer ministro Rishi Sunak, impidiese a los migrantes llegados al país de forma ilegal pedir asilo.



Han sido numerosas las declaraciones e intentos por parte de ambas iglesias, sociedad civil y organizaciones internacionales de frenar la ley. Sin embargo, el pasado martes era aprobada la normativa, la cual pretende, en palabras de Sunak, “detener” las llegadas de migrantes por el canal de la Mancha, una vía por la que más de 45.000 personas alcanzaron las costas inglesas en 2022. Pero la medida no queda ahí: el objetivo del Gobierno británico es que estas personas sean detenidas y expulsadas de forma inmediata, ya sea a su país de origen o a otro Estado.

Para ello, el año pasado Reino Unido alcanzaba un acuerdo con Ruanda para que este fuera uno de los Estados que recibirían a los migrantes irregulares que llegasen a las costas inglesas, fuera cual fuera el país de origen de estos. Un acuerdo que fue declarado ilegal después de que interviniera el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, por lo que no llegó a tener lugar ninguna expulsión al país africano.

El Bibby Stockolm

Sin embargo, el Gobierno británico parece decidido a que los migrantes no pisen tierra firme. O, al menos, que no permanezcan en ella mucho tiempo. Así, hace unas horas atracaba en Dorset, al sur del país, el Bibby Stockolm, la primera de las barcazas donde Sunak planea enclaustrar a los migrantes. Se trata de una suerte de CIE, con capacidad para unas 500 personas y cuyos primeros ocupantes están previsto que lleguen en las próximas semanas.

Las organizaciones humanitarias no han tardado en tildar esta iniciativa de “prisión flotante”. Y es que, si bien las autoridades inglesas han asegurado que los migrantes podrán salir de él siempre que se registren, esto despierta muchas dudas. Por el momento, los vecinos de la localidad más cercana, Weymouth, ya han organizado protestas en contra de su instalación.

Respuesta eclesial

La aprobación de esta ley ha traído consigo las críticas de la Iglesia católica. Por ejemplo, el obispo Paul McAleenan, obispo principal para Migrantes y Refugiados de la Conferencia Episcopal, ha calificado su aprobación como “decepcionante”, y ha asegurado que la Iglesia continuará “amando al extranjero” y pedirá la expansión de rutas seguras para quienes huyen de sus hogares.

“Esta legislación está en desacuerdo con la enseñanza de la Iglesia sobre acoger, proteger, promover e integrar a los refugiados”, dijo. “Los refugiados son seres humanos hechos a imagen y semejanza de Dios, no un problema político a resolver. Nunca debemos hacer depender el reconocimiento de la dignidad de las personas de su procedencia o de su llegada a nuestro país. El llamado bíblico a amar al extraño es inequívoco e indiscriminado”.

“Como Iglesia, continuaremos dando la bienvenida a aquellos que buscan refugio aquí y pediremos la expansión de rutas seguras. Instamos a nuestro gobierno a redoblar sus esfuerzos para abordar factores como el conflicto, la persecución y el cambio climático que obligan a las personas a huir de sus hogares”, ha aseverado.

Asimismo, el obispo Terence Drainey, presidente de la Red de Acción Social de Caritas, ha instado a los católicos a manifestarse contra la ley de migración. “En la Red de Acción Social de Caritas estamos profundamente preocupados de que el Proyecto de Ley de Migración Ilegal ahora se convierta en ley después de que una serie de votaciones en la Cámara de los Lores no lograron garantizar protecciones contra la esclavitud moderna o límites a la detención de niños”, señaló.

En la Iglesia española las protestas tampoco han tardado. Concretamente, por parte del obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, presidente de la Subcomisión de Migraciones y Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Española, quien afirmaba en Twitter que “ningún cristiano puede permanecer indiferente ante esta frivolidad que hoy ha salido a la luz en Reino Unido”. 

“Son seres humanos que huyen de miseria, violencia y persecución. Acojamos e integremos. Urge un mundo con más misericordia y fraternidad”, aseveraba el prelado en la red social.

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