Locos por el ‘Duce’

Vincere

(J. L. Celada) Periodista, soldado, gobernante, padre de familia ejemplar… Muchas son las referencias que nos brindan las biografías –autorizadas o no– de Benito Mussolini, pero ninguna había reparado en el dato que constituye el eje argumental de Vincere: el dictador italiano tuvo un hijo secreto con la joven Ida Dalser. Un vástago, fruto de un tortuoso romance, que encarna lo que fue también la relación del propio mandatario con su país: la seducción inicial por su persona se tornó sometimiento, hasta desembocar en la locura y el caos.

De la mano del veterano y siempre comprometido Marco Bellocchio, asistimos al ascenso de un hombre que desafía a Dios y al rey con su pose arrogante y su verbo desmedido. Sin embargo, será la mirada (primero cautivada, luego cautiva) de su amante la que nos vaya descubriendo las filias y fobias de aquel editor del Avanti que ya en 1914 se siente llamado a empresas más ambiciosas que las del mismísimo Napoleón.

Cegada por la pasión amorosa y por esa fascinación que en ella despierta el nuevo líder, nuestra protagonista (una espléndida Giovanna Mezzogiorno) se entrega en cuerpo, alma y mente a ese ferviente socialista que muy pronto confunde neutralidad con mediocridad, y guerra (“la higiene del mundo”) con audacia. Ni la noticia del embarazo que anuncia la llegada de su primogénito (“mejor un bautismo que un funeral”, se limitará a comentar impasible) desviará su atención del objetivo último de sus desvelos: un régimen fascista que sume a su pueblo en un trágico conflicto, guiado por la delirante consigna de “vencer o morir” como “única salvación”.

Ayudado por una hipnótica –aunque, en ocasiones, grandilocuente– fusión de imágenes reales de archivo en el desarrollo de la ficción, el director recrea este convulso período con la fuerza visual que exigen los dramas históricos de altura (y no lo decimos, precisamente, por el personaje en cuestión) y con un cierto enfoque crítico hacia instituciones de la época como la Iglesia, “la única madre a la que aún temen los fascistas”. Controvertida afirmación que Bellocchio aprovecha para acentuar el calvario que Ida Dalser sufrirá durante años, de manicomio en manicomio, por proclamar a los cuatros vientos la paternidad del Duce. Un periplo que culmina con su muerte en reclusión, arrancada de un hijo abocado a idéntico final. Y aunque en este último tramo el fresco histórico deriva en thriller psiquiátrico, no pierde un ápice de contundencia en su denuncia ni en su capacidad para conmover.

Dos rasgos, a la postre, que sitúan a Vincere en la estela de esas películas que nos someten al obligado ejercicio de juzgar la historia a través de los atribulados ojos de las víctimas. Y aquí hay una cuyo anonimato se toma ahora cumplido y digno desquite con esta interesantísima radiografía de los excesos humanos.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Vincere

DIRECCIÓN: Marco Bellocchio

GUIÓN:
Marco Bellocchio y Daniela Ceselli

FOTOGRAFÍA: Daniele Cipri

MÚSICA: Carlo Crivelli

PRODUCCIÓN: Mario Gianani

INTÉRPRETES: Giovanna Mezzogiorno, Filippo Timi, Fabrizio Costella, Fausto Russo Alesi, Michela Cescon, Pier Giorgio Bellocchio, Corrado Invernizzi, Paolo Pierobon

En el nº 2.712 de Vida Nueva.

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