La aurora de la paz

Refiriéndose a nuestro país, el Papa pronunció estas palabras proféticas que nos llenan de esperanza y alegría: “La aurora de la paz”. Francisco se ha interesado mucho por la paz de nuestro país. Desde Cuba nos envió un mensaje a los colombianos invitándonos a orar y a seguir avanzando en el proceso de paz que se adelanta con las FARC; no puede haber retroceso, ¡ahora o nunca!

Indudablemente, debemos recibir sus palabras con entusiasmo y poner todo nuestro empeño en construir la paz.

El acuerdo que está previsto para el 23 de marzo en Cuba para ponerle punto final a la guerra sigue avanzando, a pesar de las dificultades que se han presentado.

Esperamos que el plebiscito que se llevará a cabo para refrendar los puntos del acuerdo de la Habana será votado afirmativamente por parte de todos los colombianos que queremos que se termine esa guerra absurda que ha producido tantas víctimas y ha causado tantos destrozos.

Comenzará luego la construcción de la paz en la que nadie puede estar ausente. 2016 será un año clave para la paz en Colombia. Coincide felizmente con el jubileo extraordinario de la misericordia, que es la invitación que se nos hace a todos a “ser misericordiosos como el Padre”.

Esperamos que el plebiscito sea votado a favor del fin de esta guerra absurda

Lo primero es acogernos a la misericorda del Dios Padre que nos ama como a hijos muy queridos: nos reconcilia con Él y nos impulsa a reconciliarnos con nuestros hermanos y con la naturaleza que nos ha dado. Solo así podremos entre todos construir una nación en paz, como familia llamada a vivir en el amor, la humildad y la solidaridad. Nuestra Iglesia está en sintonía y deseosa de fortalecer todo un trabajo de reconciliación, fruto de la misericordia divina, que nos llevará a la consecución de la verdadera paz, al igual que seguirá potenciando el trabajo del desarrollo humano integral.

La paz que buscamos para Colombia empieza en nuestros hogares, educando a los hijos en los valores humanos y cristianos del amor, el respeto, la solidaridad, la equidad y la oración; son los papás los primeros responsables, dando ellos ejemplo en la vivencia de los valores que quieren inculcar a sus hijos.

Esta educación inicial de familia se complementa en los centros educativos.

La educación para la paz será la base y el fundamento para que particularmente la niñez y la juventud pueda ser artesana y constructora de paz. Con optimismo y mucha fe vivamos este como el año de la paz. Que nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá nos alcance el don de la verdadera paz.

Leonardo Gómez Serna

Obispo emérito de Magangué

Compartir