El Vaticano continúa con la agenda Laudato si’: su flota de vehículos será 100% eléctrica

La Ciudad del Vaticano continúa con sus medidas de compromiso con la casa común. Iluminadas, siempre, por el espíritu Laudato si’. Esta vez, la decisión conlleva una alta inversión, pero también un significativo beneficio en cuanto al ahorro de agentes contaminantes: cambiar los coches de motor de combustión por vehículos eléctricos, así como renovar los transformadores de energía de la Santa Sede para hacerlos más eficientes y menos contaminantes.



Así lo ha explicado Roberto Mignucci, jefe de la oficina de Laboratorios y Sistemas del Gobierno de la Ciudad del Vaticano, en una entrevista con L’Osservatore Romano, recogida por Vatican News, donde ha subrayado que el objetivo de estas nuevas medidas que se están implementando es “respetar el medio ambiente en la medida de lo posible, utilizando materiales compatibles, eliminando las sustancias tóxicas, tratando de ahorrar la mayor cantidad de energía posible y, sobre todo, no desperdiciarla”.

“Los coches eléctricos tienen la ventaja de no lanzar emisiones de carburantes, tienen un impacto sonoro muy limitado y son adecuados para los pocos kilómetros que recorremos en el pequeño estado”, subraya. Además, por el momento, “la autonomía de un coche eléctrico es óptima para ir a Santa Maria di Galeria o Castel Gandolfo”.

Hacer concretas las indicaciones del Papa

“También hay iniciativas colaterales como el suministro de ventanas y puertas de doble cristal y bajo consumo de energía, filtros solares que no permiten la introducción de carga térmica en el medio ambiente, el ahorro de energía de refrigeración, la creación de iluminación LED que permite un ahorro significativo de electricidad, la adopción de máquinas de refrigeración y térmicas de alta eficiencia”, ha explicado. Todo, en definitiva, para “hacer concretas las indicaciones del Papa” en su encíclica.

Sin embargo, la vocación de la Santa Sede de respetar la casa común, tal como ha indicado Mignucci, no es nueva. “Es tan antigua como el Estado de la Ciudad del Vaticano”. Y es que, en 1929, cuando se fundó la oficina de Laboratorios y Sistemas del Gobierno de la Ciudad del Vaticano, ya “había un sistema de calefacción remota bien optimizado que era algo extraordinario para la época”. “Pocas personas están al tanto de estas cosas, porque nunca ha habido ningún trabajo de divulgación sobre el tema, pero el respeto a la Casa Común siempre ha distinguido las acciones de las autoridades del Estado”, ha aseverado.

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