El post Sínodo del cardenal Cupich: “No hay vuelta atrás”

El arzobispo de Chicago ha reconocido que la presencia de laicos en la Asamblea ha sido muy apreciada (y “no solo tolerada”) por los obispos

Blase J. Cupich, cardenal arzobispo de Chicago

La primera Asamblea del Sínodo de la Sinodalidad ponía fin este domingo, y, con este motivo, el cardenal Blase Cupich, arzobispo de Chicago, ha concedido una entrevista a America Magazine sobre su experiencia en el Sínodo y el documento síntesis del mismo.



“El documento no es tan importante como la experiencia que tuvimos”, ha revelado el cardenal. Y es que, si bien considera que “hace un buen trabajo” a la hora de intentar “transmitir esa experiencia”, su esperanza se mantiene, sobre todo, en “que podamos llevarnos esa experiencia a casa y compartirla con nuestra gente porque de eso se trata realmente el Sínodo. Es una nueva forma de ser Iglesia”.

Además, Cupich considera que “no hay vuelta atrás”. “Hemos logrado algunos avances reales y los obispos disfrutaron de tener laicos allí. No fue [simplemente] tolerarlo. Quizás hubo algunas voces que tuvieron dificultades porque querían que fueran solo obispos, pero realmente fueron muy pocos. En general, los obispos interactuaron muy bien con los laicos en las mesas”.

El papel de las mujeres

En cuanto al papel de la mujer en la Iglesia, Cupich asegura que “estamos hablando de un verdadero cambio de paradigma”. “Reconocemos el hecho de que las mujeres, de facto, llevan la vida de la Iglesia”, ha subrayado, “pero creo que es más que reconocer eso; se trata también de cómo incluir a las mujeres en la toma de decisiones importantes, cómo colocarlas dentro de la vida de la comunidad para que su liderazgo sea considerado, respetado y protegido”.

“Hubo un sentimiento realmente abrumador entre los participantes en el sínodo de que las mujeres tienen que ser reconocidas y tener espacios abiertos para ellas en puestos de responsabilidad y toma de decisiones”, asegura.

“Podría haberlo, pero yo diría que, hablando con algunos obispos, ya me dicen que tienen mujeres sirviendo ‘como pastoras’, que sirven como jefas de comunidades porque no tienen suficientes sacerdotes. Sin embargo, no tienen el título. ¿Cómo reconocemos esto oficialmente, en lugar de verlo como una especie de excepción? Creo que tenemos que hacernos la pregunta: ¿Estos roles de los laicos en la vida de la comunidad hoy son sólo una cuestión de sustituirlos temporalmente debido a la escasez de sacerdotes? ¿O hay algo en su bautismo que, de hecho, les permite poder tener esos roles no sólo de manera temporal, sino como realmente parte del ministerio que pertenece a su bautismo?”.

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