EDITORIAL VIDA NUEVA | Francisco no da tregua. El mismo día en que iniciaba el tercer año de su pontificado, sorprendía convocando un Año Santo Extraordinario, un Jubileo de la Misericordia, que se iniciará el 8 de diciembre, coincidiendo con el 50º aniversario de la clausura del Vaticano II, detalle que tampoco es casual.
La misericordia es una de las líneas maestras de su ministerio petrino y Bergoglio pretende ahora que toda la Iglesia encuentre la alegría de redescubrir y hacer fecunda la misericordia de Dios, elemento distintivo de la Iglesia, aunque no siempre haya brillado con la claridad que debía. Por eso, esta convocatoria busca esa conversión espiritual de cada uno, para ser consuelo y abrazo para los hombres y mujeres de hoy.
Pero, a la vez, es una invitación al perdón en la propia Iglesia y a reavivar un acontecimiento que quiso devolver la frescura del Evangelio a una institución que se encastillaba, pero que dejó muchas heridas al aire.
En el nº 2.934 de Vida Nueva. Del 21 al 27 de marzo de 2015
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