José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Pablo d’Ors, Yolanda Ramos y el contagio de tú a tú


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JUEVES

Pagola no se hace problema de los problemas. Con nada ni con nadie. A pesar de los dardos lanzados que ha logrado esquivar y otros tantos que sí llegaron a pinchar donde duele. Tampoco se ensancha con los piropos ni se reconoce como abanderado del libre pensamiento teológico. “Si me creyera tan solo uno de los elogios que me dicen y que me decís, me volvería completamente insoportable”.



VIERNES

A costa de la imparable inflación y la urgencia de cambios en el sector energético, escucho a un economista de los que no se andan por las ramas soltar una reflexión que suena a verdades como puños. “Cuando alguien no sabe qué decir, sugiere que hay que hacer reformas estructurales, sin concretar cómo acometerlas de verdad”. No solo ocurre con las grandes eléctricas.

SÁBADO

Eucaristía de clausura del Encuentro Mundial de las Familias. Seguimiento online ante el ordenador. El Papa deja los papeles a un lado en la homilía y suelta una de las suyas: “Se necesita valentía para casarse”. Y lo aterriza: “Cuando alguna madre me ha dicho que le ayude para animar a que su hijo de unos 37 años se case, yo le contesto: ‘¡No le planches las camisas! ¡Así le abres el camino!’”. Echo la vista a un lado. La ropa se me acumula…

DOMINGO

Las lecturas hablan de la libertad. Aceptar que optar en libertad implica cortar otras alas, en una renuncia fruto de un discernimiento en madurez, no se digiere con una valeriana. Puede resultar liberador, pero a todo hijo de vecino le cuesta aparcar los deseos del ‘yo’.

Ramos_Pablo

LUNES

Yolanda Ramos cuenta con un podcast audiovisual promovido por Netflix. Lo desconocía. Alguien me lo hace llegar porque ha invitado a Pablo d’Ors. La gracieja incontrolable de Ramos trasluce las inquietudes de quienes, habiéndose criado en espacios eclesiales, tienen un poso cristiano ecléctico que lleva a desmarcarse de la institución y, de paso, del hecho religioso. En poco más de media hora, gracias al mimo en las palabras del amigo del desierto, se insinúa un atisbo de reconciliación. Porque en esa genial locura de Yolanda hay una búsqueda de silencio que espera respuesta, y Pablo se la deja intuir. Una nueva pastoral que carece, hoy por hoy, de manual catequético. Quizá porque sería imposible. Quizá porque toca contagiar de tú a tú.

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