José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

El cura justiciero


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JUEVES

Antonio les anuncia a los niños en misa que les va a hablar de un tal Christopher. Risas varias porque alguno lo ‘linkea’ con el protagonista de un reality televisivo. Pero pronto descubren a un chaval como ellos, pero que vive en el Líbano. Los rostros de los oyentes cambian. Su referente de ese otro Cristo, también.



VIERNES

La pandemia ha pasado como una apisonadora por los adolescentes. Hay quien viene advirtiendo de que muchos de los que dejaron de ir a misa por el coronavirus nunca volverán. Pero cabe preguntarse sobre esos jóvenes que han roto cualquier vínculo con la interioridad. Se les puede echar la culpa a ellos, a sus familias y a sus colegios. O puede replantearse otra forma de llegar. Ahí se juega la conversión pastoral.

DOMINGO

Caretas fuera en el altar. El Evangelio delata al que toma la palabra en el ambón. “Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio”. Se lo lanzaron a Jesús, poniéndole en algo más que un aprieto. Ahí están dos parroquias a las que separan unos metros. O un abismo. En una, su párroco sabe lo que tiene enfrente. Familias heridas. Mujeres rotas. Hombres con sus cruces a cuestas. Centra su homilía en la igualdad entre hombre y mujer que promueve el Maestro frente al repudio. No se deja atrapar por la trampa de la ley que buscaban precisamente los que lanzaban la duda.

En la otra parroquia, no habla el titular, sino el segundo de a bordo. La primera: “El divorcio es un fracaso”. No miente. Va con la verdad por delante. Pero con esa sinceridad que lapida al que tiene enfrente, en lugar de abrazarle. Justiciero, sin duda. Fiel a la doctrina. Nadie se lo puede negar. Porque se olvida de mencionar en su largo sermón a Amoris laetitia. Ese documentito de Francisco no cuenta. Su nota al pie, tampoco. Y cuando menciona la igualdad en el matrimonio, deja deslizar otra perla. De género. Con sello ideológico. “También hay violencia de la mujer hacia el hombre”.

MIÉRCOLES

Informe de Cáritas. Es la última de las demandas de las ONG de la Iglesia para los más vulnerables. Pero ni complementaria ni prescindible. Urge destinar más recursos a la salud mental de los excluidos. Porque no poder pagar el recibo del agua o negarle una pintura para colorear a un hijo pasa una factura interior que ríase usted de una ciática fruto de una discopatía lumbar.

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