Fernando Vidal, sociólogo, bloguero A su imagen
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

Diario del coronavirus 1: parar la curva necesita que seamos profundos


Compartir

El coronavirus nos está separando a todos, pero también nos está conectando a todos. #PararLaCurva es desacelerar el aumento exponencial de contagio para no colapsar el sistema de salud. Es como tratar entre todos de no acelerar la inflación. Se hace sobre todo para que los enfermos y vulnerables puedan ser atendidos y no haya que elegir entre salvar a uno o a otro.



#PararlaCurva es algo abstracto, requiere las voluntades de millones de personas, es fácil escaquear, es algo que haces desde la conciencia. Pueden ponerse medidas restrictivas de confinamiento, pero lavarse las manos, mantener el lugar limpio, cuidarte, obedecer, ser disciplinado, exige la voluntad de la gente. #PararLaCurva es una solidaridad abstracta, personal y de conciencia para lograr una gran agregación masiva de bondades. Es la clave de la inteligencia multitudinaria. Es como parar un Tsunami con nuestra mente cada uno desde su casa. Es un acto que nos trasciende, te hace sentir totalmente tú y también en comunión con el cuerpo de la ciudadanía.

#PararLaCurva es una acción coordinada entre millones de personas que se hace sobre todo a base de civismo, de sentir común, de solidaridad y responsabilidad de cada persona y cada hogar. Solo se consigue si se hace desde el espíritu de un pueblo. Pone a prueba nuestro corazón común. Deberíamos hacer desde ahí todo lo público.

coronavirus

Emociona ver a millones de personas decididas cada uno desde su hogar para no extender el virus. Y lo hacemos conteniéndonos, renunciando a salir y exhortando a todos a hacerlo con hashtags como #YoMeQuedoEnCasa. No se hace a base de gritos ni concentraciones, sino siendo más profundos, desde la serenidad e intimidad. La clave de la inteligencia colectiva es la profundidad de cada uno y cada comunidad.

#PararLaCurva no se logra solamente “no haciendo”, sino que nos hace pensar, meditar, sentir, comunicar, solidarizarnos, aprender. Las redes sociales son otra cosa estos días. Funcionan para lo que fueron hechas, para dialogar, pensar, crear y celebrar juntos. Ahí la oración de todos encuentra también su lugar y todos, creyentes o no, lo entendemos, porque habla de un corazón sincero y de mirar con trascendencia.

Es emocionante y esperanzador que entre todos hagamos algo juntos y a la vez, seamos capaces de hacer algo muy bueno especialmente por los más vulnerables. Es un gran acto colectivo que nos demuestra que la concienciación podría hacernos lograr muchas cosas que son graves en nuestra sociedad, como el sinhogarismo, la violencia contra mujeres, la contaminación urbana o aumentar la economía social.

Si somos profundos y tenemos inteligencia colectiva, tenemos sentido. Entonces, podríamos parar otras muchas curvas que están destruyendo nuestro planeta y el corazón de muchas personas. Ahora concentrémonos en #PararLaCurva.