Viraje institucional

paciente enfermo en una cama de hospital conectado a varios aparatos

paciente enfermo en una cama de hospital conectado a varios aparatos

JESÚS MARTÍNEZ CARRACEDO, director del Departamento de Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal

Los cambios en el Decreto de los comités de bioética asistencial (CEA) valencianos son legales. No existe legislación que obligue a que el servicio religioso sea miembro nato del mismo. La norma estatal (Circular 3/95) lo “recomienda”, entre otros. Pero esto no debería suponer una merma en la presencia de los miembros del servicio religioso en los mismos. Ni lo decretado lo garantizaba (no en todos se está presente), ni este cambio prohíbe su presencia.

Sin obligatoriedad, yo mismo pertenecí 13 años al CEA de Vigo, siendo durante once años su secretario y elaborando el protocolo que aún hoy lo rige; y durante otros cuatro pertenecí a la Comisión Gallega de Bioética. No sin esfuerzo, trabajo, estudio y dedicación.

Sin embargo, estos cambios muestran un viraje institucional. También en Galicia y otras comunidades autónomas se están introduciendo cambios que reducen la interdisciplinariedad y la independencia, e incorporando directivos (hasta ahora prohibido); se supone que con una intención de control. Ya no es el órgano de participación social que garantiza la ética en la asistencia sanitaria, sino un instrumento de poder ideológico o político para que la ética no limite la ciencia ni las estrategias político-sanitarias. Posiblemente esta decisión se deba enmarcar aquí.

Pero todo ello no puede dejarnos relamiendo las heridas, sino invitarnos a afrontar los retos que nos plantea: una mayor formación bioética de sacerdotes, personas idóneas y profesionales sanitarios; así como valentía para presentarnos como miembros del CEA, aun asumiendo el esfuerzo que supone.

Publicado en el número 3.016 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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