A pesar de la situación, los movimientos obreros de Acción Católica lanzaron un mensaje en positivo ante el Primero de Mayo
MARÍA GÓMEZ | Crisis continua y recurrente, recortes, creciente desempleo… Y aun así, la Iglesia propone una palabra esperanzada a los ciudadanos, sobre todo a los que más sufren.
Es el propósito de HOAC, JOC y MTC en su comunicado para el Primero de Mayo, titulado Mirar la realidad con esperanza. Ese día fueron muchos sus militantes que, por toda España, reclamaron “derechos sociales y laborales”.
HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), JOC (Juventud Obrera Cristiana) y MTC (Mujeres Trabajadoras Cristianas), los movimientos de Acción Católica para el mundo del trabajo, celebraron ese día como un “tiempo de reflexión y discernimiento, de renovación del compromiso y de celebración de nuestra fe en el acontecer del mundo obrero y del trabajo”.
Desde ahí, consideran que “la pobreza, agravada por la crisis actual y la mercantilización y precarización del trabajo”, es “un signo de la negación de Dios, porque niega a la persona humana”. Denuncian también que las causas de la crisis y las políticas puestas en marcha “siguen profundizando en una desigualdad estructural” que sufre el mundo obrero, especialmente “las personas más débiles: desempleados, jóvenes, mujeres, inmigrantes…”.
Entre esas medidas, el comunicado cita: “Las reformas laborales, la reforma de las pensiones, las políticas de austeridad presupuestaria y de reducción en gastos sociales, la búsqueda de la competitividad a través de una devaluación interna de las condiciones de vida y trabajo de la ciudadanía”. Medidas que no solo no cuentan “con el respaldo de toda la comunidad política y económica”, sino que “siguen ahondando en un modelo social profundamente inmoral”.
Signos que anuncian el Reino
Con todo, estos movimientos miran la realidad con esperanza y encuentran “muchos signos que anuncian el Reino de Dios y su justicia”. “La vida de muchos hombres y mujeres del trabajo, de los jóvenes, sus ansias de justicia y de dignidad, sus experiencias de lucha y solidaridad, de organización y de cooperación, el reclamo de otro mundo posible, de parroquias y comunidades cristianas enraizadas en barrios obreros, de muchos militantes obreros cristianos, son testimonio de resurrección”.
Finalmente, aseguran que el actual es un tiempo de “caridad política” que debería plasmarse en “formas de vida que propongan estilos de vida alternativos, austeros, sostenibles y solidarios”, en un compromiso del mundo obrero, en la denuncia de la desigualdad, en la preocupación de la Iglesia por el mundo del trabajo y en la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia.
En el nº 2.799 de Vida Nueva.
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