El auge del islam enriquece la identidad cristiana, dice la CCEE

encuentro de obispos y expertos en diálogo interreligioso CCEE

Los obispos europeos piden en Londres ver la “oportunidad” de un “verdadero diálogo”

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Jean-Louis Tauran saluda a una de las delegadas

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | La creciente presencia de musulmanes en Europa ha de ser vista como una “oportunidad” para el propio enriquecimiento de la fe cristiana.

Así lo destacan los participantes en el tercer encuentro con los delegados episcopales para las relaciones con el islam organizado por el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE). En la cita, que, del 1 al 3 de mayo, reunió en Londres a más de una veintena de obispos y expertos en el diálogo interreligioso, se concluyó –según recogió el comunicado final– que los nexos de unión entre ambas religiones fortalecen la identidad de cada una de ellas “en una sociedad que es, al mismo tiempo, secular y pluralista”.

Las jornadas, que estuvieron presididas por el arzobispo de Burdeos, el cardenal Jean-Pierre Ricard, contaron con la activa participación de otras destacadas personalidades eclesiales, como Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, o Vincent Nichols, arzobispo de Westminster y presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales.

Antes de la apertura, Duarte da Cunha, secretario general del CCEE, había explicado que el sentido último de la reunión era testimoniar cómo “el diálogo concreto entre personas de diferentes religiones es posible y necesario”.

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Foto de familia de los participantes

Así, en la fraternidad que nace de la predisposición de cada creyente, surge la opción de un puente que genera sentimiento de comunidad. Algo que, en opinión de Da Cunha, necesita con urgencia la sociedad continental, especialmente, los más jóvenes: “El diálogo existencial que vecinos o compañeros de clase tienen en toda Europa constituye una verdadera red de relaciones y muchas veces también de amistad. Las personas, de hecho, no viven solas, sino en el contexto de familias, comunidades y asociaciones. El encuentro entre cristianos y musulmanes en Europa es también posible a este nivel. Es, precisamente, en el contexto de una relación sincera y real donde se encuentra la posibilidad, y para nosotros, cristianos, el mandamiento divino, de testimoniar nuestra fe”.

Un desafío en positivo

A juicio del secretario general del CCEE, lejos de generar conflictos, el hecho de que haya otra comunidad creyente cuyo peso aumenta en el continente ha de ser visto por la Iglesia como un “desafío” en positivo a la hora de apostar decididamente por el “verdadero diálogo”.

Aunque desde la consciencia de que no siempre es fácil: “Es un proceso complejo, que requiere disponibilidad a escuchar, a conocer profundamente la religión del otro, pero que lleva también a una clara identidad religiosa. Solo en este ámbito, el diálogo será una experiencia enriquecedora para todos y será una ocasión para vivir juntos y testimoniar la propia fe”.

En su ponencia, Andrea Pacini, responsable para el diálogo interreligioso en el Piamonte, insistió en que “el testimonio de vida” es, desde la confianza y la apertura, “la mejor síntesis” a la hora de acometer las relaciones islamo-cristianas.

Una idea que estuvo muy presente en la presentación de los informes de los delegados de Albania, Francia, Alemania, Bélgica o Inglaterra, enfocados a mostrar la particular realidad respecto a la presencia del islam en cada país. Este trabajo resultó especialmente interesante, pues permitió extraer una serie de conclusiones comunes.

Entre ellas, que “no hay un islam uniforme, sino diferentes tipos de musulmanes”. O que el impulso de foros, como los que tienen lugar con especial éxito en Bélgica, suponen espacios apropiados para fomentar momentos de “convivencia real”, dejando a un lado “prejuicios establecidos a priori” y concretando acciones de “colaboración en muchos niveles de la vida social”.

Otro aspecto común muy a tener en cuenta respecto a “los jóvenes, que siguen buscando su identidad”, es la educación. Y es que, como se destaca en el comunicado final, todos ellos, tanto cristianos como musulmanes, “necesitan volver a pensar en su propio mundo y abordar la cuestión del sentido de la vida”.

Por ello, una formación que tenga en cuenta los valores religiosos será muy útil de cara a su modo de interactuar “en una sociedad de consumo”, tomando conciencia de “la importancia de la presencia de la fe y la trascendencia”, motivando su “compromiso, entrega y generosidad” también hacia los demás.

En definitiva, los obispos europeos ven la presencia del islam en Europa como una oportunidad para la sociedad occidental de “repensar la ideología familiar y la mentalidad del hombre moderno”.

En el nº 2.847 de Vida Nueva.

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