Indignados con causa

MARÍA JOSÉ ANDERSON. MADRID | Los jóvenes ya no se interesan por nada. Ni estudian, ni trabajan. Viven de sus padres hasta que puedan vivir de sus hijos… Últimamente, esta era la sentencia (condenatoria) sobre la juventud española. Pues no, los acomodados en los estereotipos se equivocaban. Desde hace semanas, miles de chicos acampan en las plazas reclamando lo que a todas luces es justo: los políticos han de estar al servicio de la ciudadanía (y no al revés), la democracia ha de ser participativa, la separación de poderes ha de ser total… Estos principios son asumidos todos.

Incluidos (cómo no) los católicos. Me gustó leer en Vida Nueva (nº 2.755) que “los jóvenes católicos también están indignados”. Y es que, como decía su portada, tienen “causa” para ello. Reclamar una economía centrada en el hombre y el recorte de las diferencias entre ricos y pobres es muy cristiano… y muy humano.

En el nº 2.756 de Vida Nueva.

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