Economía ecuménica

(Lucía Ramón– Profesora de la Cátedra de las Tres Religiones de la Universidad de Valencia)

“Que asumamos responsablemente que compartimos una casa común, y que exijamos a nuestros gobiernos, bancos, empresas, conciudadanos y comunidades de fe, comenzando por nosotros mismos, que tomen conciencia de que los bienes de la tierra son para todos”

Por si alguien tenía dudas, la economía, que para algunos es la única verdad, nos está demostrando algo de lo que ya nos hablan la Biblia, las grandes tradiciones éticas y religiosas de la humanidad y últimamente la ecología: que somos interdependientes. Las fronteras nacionales nada pueden ante la crisis económica, la lluvia ácida o el hambre. Por mucho que queramos dar la espalda a esta realidad y que construyamos vallas inalcanzables para proteger nuestro mundo desarrollado y opulento. Nadie es inmune a la codicia y a la mentira. Nosotros tampoco.

La crisis económica está pidiendo a gritos la toma de conciencia ecuménica. Esto es: que asumamos responsablemente que compartimos una casa común, y que exijamos a nuestros gobiernos, bancos, empresas, conciudadanos y comunidades de fe, comenzando por nosotros mismos, que tomen conciencia de que los bienes de la tierra son para todos, de que somos tan sólo sus administradores, y de que hemos de tomarnos en serio que nuestras acciones a nivel local tienen consecuencias globales. Tanto la codicia y el egoísmo como la búsqueda de alternativas de vida más justas y sostenibles para todos.

Como dicen las teólogas chilenas que constituyen el colectivo Con-spirando, “estamos necesitando nuevas formas de entender nuestro lugar en el mundo, re-situarnos, para desde ahí retejer nuestra vida cotidiana, la trama de relaciones que organiza nuestras sociedades, nuestra manera de producir la cultura que habitamos”.

Todos podemos hacer algo ante la crisis, no es sólo cosa del Gobierno y de los bancos. 

En el nº 2.634 de Vida Nueva.

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