El Sínodo para Oriente Medio se celebrará en octubre de 2010

Los patriarcas y arzobispos mayores de la región aplauden el anuncio y exponen sus preocupaciones

Iglesias-orientales(Antonio Pelayo– Roma) Del 10 al 24 de octubre de 2010 se celebrará en el Vaticano una Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para Oriente Medio. El anuncio lo hizo Benedicto XVI en el curso del encuentro que celebró en Castelgandolfo, el sábado 19 de septiembre, con once patriarcas y arzobispos mayores de las Iglesias orientales que “peregrinan” –nunca mejor utilizada esta expresión– en los paí­ses de antiguas Iglesias y comunidades cristianas. El Papa también anunció el tema: La Iglesia católica en Oriente Medio: comunión y testimonio. ‘La multitud de los que se habían hecho creyentes tenía un solo corazón y una sola alma’ (Hch 4,32).

Papa-con-obispos-caldeosOyeron el anuncio y lo subrayaron con agradecidos aplausos el cardenal Nasrallah Pierre Sfeir, patriarca de Antioquía de los Maronitas (Líbano); el cardenal Emmanuel III Delly, patriarca de Babilonia de los Caldeos (Irak); el cardenal Lubomyr Husar, arzobispo mayor de Kyiv-Halic (Ucrania); el cardenal Varkey Vithayathil, arzobispo mayor de Ernakulam-Angamaly de los Siros-malabares (India); Su Beatitud Antonios Naguib, patriarca de Alejandría de los Coptos (Egipto); Su Beatitud Grégoire III Laham, patriarca de Antioquía de los Greco-melquitas católicos (Siria); S. B. Ignace Youssif III Younan, patriarca de Antioquía de los Sirios (Líbano); S. B. Nerses Bedros XIX Tarmouni, patriarca de Cilicia de los Armenios (Líbano); S. B. Lucian Muresan, arzobispo mayor de Fagaras y Alba Iulia de los Rumanos (Rumanía); S. B. Baselios Moran Mor Cleemis Thottunkal, arzobispo mayor de Trivandrum de los Siros-malankares (India); y S. B. Fouad Twal, patriarca latino de Jerusalén.

Todos ellos habían sido convocados por el Pontífice para asistir a un encuentro de los “jefes y padres de todas las Iglesias católicas de Oriente en comunión con el Obispo de Roma”. En la reunión, que duró toda la mañana y se prolongó con un almuerzo en la residencia estival del Papa, estaban también el secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, y el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, con sus principales colaboradores.
En el curso de los trabajos intervinieron todos los patriarcas y arzobispos mayores, subrayando algunos de los graves problemas que complican la vida de sus comunidades: especialmente el fenómeno migratorio, que está poniendo en peligro la presencia de la Iglesia católica en países como Irak; las dificultades del diálogo ecuménico y con las otras religiones presentes en sus zonas (de modo particular con el islam); y el contexto sociopolítico, marcado por la guerra en algunos casos y por la violencia en casi todos.

El Papa recordó el encuentro mantenido en la Basílica de San Pedro el 24 de abril de 2005, pocos días después de su elección, con los representantes del llamado Oriente cristiano, y dijo: “Advierto como uno de mis principales deberes el promover la sinodalidad tan querida a la eclesiología oriental y saludada con aprecio por el Concilio Ecuménico Vaticano II. (…) El horizonte ecuménico está con frecuencia unido al interreligioso. En estos dos ámbitos, toda la Iglesia tiene necesidad de la experiencia de convivencia que vuestras Iglesias han madurado desde el primer milenio cristiano”.

La institución sinodal, a pesar de las insuficiencias que observamos los que seguimos desde fuera las diversas asambleas del Sínodo de los Obispos, se asienta, pues, en la eclesiología ratzingeriana, como lo estuvo asentada en su momento en la de Karol Wojtyla, con el objetivo de intensificar el diálogo interno y dar voz a realidades que con frecuencia pasan completamente desapercibidas para la opinión pública.

Se inician los preparativos

Apenas 48 horas después del anuncio papal, tuvo lugar, los días 21 y 22, en el Palacio del Bramante de la Via della Conciliazione (donde están las oficinas de la Secretaría General), la primera reunión de trabajo del consejo presinodal dirigido por el secretario general, Nikola Eterovic. Además de los patriarcas antes citados, estuvieron presentes los cardenales Ivas Dias (Congregación para la Evangelización de los Pueblos), Walter Kasper (Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos), Jean-Louis Tauran (Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso) y Leonardo Sandri, más el arzobispo Ramzi Garmou, presidente de la Conferencia Episcopal iraní; Luigi Padovese, presidente de la Conferencia Episcopal turca, y otros expertos.

Eterovic declaró a L’Osservatore Romano (en su edición del 20 de septiembre) que el Sínodo “durará una semana menos de lo habitual. Es prematuro pensar en el elenco de los participantes, los criterios deben ser todavía fijados. Ciertamente, si los pastores de Oriente Medio serán los protagonistas, se advertirá también la dimensión universal de la ­Iglesia. Para los temas más específicos habrá que esperar la publicación de los Lineamenta. Estoy seguro de que del Sínodo saldrá una contribución a la reconciliación en continuidad con las palabras y los gestos del Papa, que en mayo en Tierra Santa ha abierto nuevos horizontes en el complejo y exigente camino de la paz, del respeto a los derechos y deberes de todos”.

Por otra parte, el 18 de septiembre, en Castelgandolfo, fue recibido por Benedicto XVI el arzobispo Hilarión de Volokolamsk, presidente del Departamento para las Relaciones Eclesiásticas Exteriores del Patriarcado de Moscú desde el 31 de marzo pasado, fecha en la que sustituyó al anterior responsable, el metropolita Kirill de Smolensk, elegido patriarca después de la muerte de Alexis II.

Respeto recíproco

El arzobispo ruso ha acudido a Roma por invitación del cardenal Walter Kasper, con el que mantuvo diversos contactos, así como con los cardenales Bertone, Sandri y con monseñor Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo de la Cultura. Su estancia en Roma, que ha durado cinco días, ha confirmado las “relaciones de amistad entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa rusa sobre sólidas bases de comprensión y respeto recíprocos, en la perspectiva de una más estrecha colaboración para la presencia de las Iglesias en la vida de los pueblos de Europa y del mundo”, según una nota del Secretariado.

En sintonía total con estos deseos se mostró el arzobispo Hilarión en su visita a la Comunidad de San Egidio: “De nuestra respuesta de cristianos a los desafíos del mundo descristianizado –dijo– depende el futuro de la humanidad e incluso la posibilidad de que la vida continúe en el planeta. Es un desafío común que nos es lanzado, y también nuestra respuesta debe ser común”.

Con-Henri-de-LuxembMuy optimista sobre la andadura de las relaciones ruso-romanas se mostraba el arzobispo metropolita de la Madre de Dios en Moscú, Paolo Pezzi, en unas declaraciones al Corriere della Sera (el 14 de septiembre). En ellas llegaba a afirmar: “Hoy ya no hay obstáculos reales en el camino hacia la plena comunión. Nada nos divide sobre la bioética, la familia, la tutela de la vida, los límites a la procreación asistida. Incluso la doctrina es sustancialmente la misma. Está el punto de los tres dogmas proclamados después de la separación. Para dos de ellos, sin embargo, el de la Inmaculada Concepción y el de la Asunción de la Virgen al cielo, el problema es la formulación, no el contenido de la fe. Queda la cuestión del primado del Papa. Se ocupará de ello el próximo encuentro de la comisión católica ortodoxa. Y no me parece imposible llegar a un entendimiento”.

Audiencia-con-BocFinalmente, dos personalidades políticas fueron recibidas esta semana en audiencia especial por el Papa: el Gran Duque Henri de Luxemburgo, al que se le ha concedido el Premio Van Thuan (en memoria del fallecido cardenal vietnamita) a la Solidaridad y el Desarrollo, y el primer ministro de Rumanía, Emil Boc.

 

 

 

NI CLERO SECULARIZADO, NI LAICADO CLERICAL

No han pasado inadvertidas para los vaticanistas algunas frases del discurso dirigido por el Santo Padre a un grupo de obispos de la Conferencia Episcopal del Nordeste de Brasil, el jueves 17 de septiembre, que estaban en Roma para la visita ad limina. “Es necesario evitar –les dijo Benedicto XVI– la secularización de los sacerdotes y la clericalización de los laicos. En esa perspectiva, por lo tanto, los fieles laicos deben comprometerse a expresar en la realidad, inclusive a través del compromiso político, la visión antropológica cristiana y la doctrina social de la Iglesia. Diversamente, los sacerdotes deben mantenerse alejados de un compromiso personal en la política con el fin de favorecer la comunión y la unidad de todos los fieles y poder ser así una referencia para todos”.

apelayo@vidanueva.es

En el nº 2.676 de Vida Nueva.

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