Divorciados católicos: ¿está abierta la Iglesia para ellos?

(Vida Nueva) La reciente publicación de una Carta Pastoral del arzobispo de Milán, Dionigi Tettamanzi, dirigida a los católicos que están en situación de separación, divorcio o nueva unión, ha abierto el debate en torno a la actitud de la Iglesia católica ante estos cristianos. Dos expertos en la materia, José María Díaz Moreno S.J., profesor emérito de la Universidades Pontificias Comillas y Salamanca y Juan Ignacio Bañares, profesor de Derecho matrimonial canónico en la Universidad de Navarra, ofrecen su visión de la trascendencia del documento en las páginas de Vida Nueva.

Ambos entienden el contenido de la Carta como un acercamiento a la situación de esos fieles, aunque en ella se recuerdan también aspectos de la doctrina de la Iglesia que en nada han cambiado en los últimos años, como la imposibilidad de acceder a la Eucaristía para quienes se encuentran en situación de convivencia irregular.

Para Díaz Moreno, en esos casos hay que tener en cuenta que “cada uno tiene su historia personal y no es justo, ni cristiano aplicar a todos, por igual, la misma valoración moral de su situación”. Asimismo, lamenta que “los católicos divorciados, vueltos a casar, que desean acercarse a la Eucaristía, son cada vez menos”, un hecho que asegura que ha podido constatar desde su experiencia. También se muestra preocupado por la incidencia que la doctrina de la Iglesia en este asunto pueda tener en la educación cristiana de los hijos.

Entre otras cosas, el profesor Juan Ignacio Bañares, extrae del texto de Tettamanzi varias conclusiones esperanzadoras ante un fracaso matrimonial. Una de ellas es que “no siempre está todo perdido”, sino que “quizá se pueda optar por una ayuda competente para iniciar una nueva fase de vida en común”. Por otro lado, Bañares destaca la llamada del Arzobispo de Milán a “una presencia activa” de los católicos divorciados en la vida de la Iglesia.

Más información en el nº 2.599 de Vida Nueva (Enfoques, páginas 34 y 35).

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