Francisco en su primer ángelus de 2024 reivindica a las madres porque el “amor que se cultiva sobre todo en el silencio”

Concluida la celebración de la eucaristía de la solemnidad de santa María, Madre de Dios, el papa Francisco ha presidido la oración mariana del ángelus de este 1 de enero. Además, el primer día del años se celebra la 57ª Jornada Mundial de la paz con el lema “La Inteligencia Artificial y la paz”. Precisamente recordó que en su mensaje para este día advierte que “la libertad y la convivencia pacífica se ven amenazadas cuando los seres humanos ceden a la tentación del egoísmo, del interés propio, del afán de lucro y de la sed de poder”. Por ello propuso que “el amor, en cambio, está hecho de respeto y bondad: rompe barreras y ayuda a vivir relaciones fraternas, a construir sociedades más justas y humanas, más pacíficas”. El Papa ha felicitado el nuevo año a todos los presentes y a quienes han seguido su oración, agradeciendo en particular a las felicitaciones de los dirigentes italianos.



Francisco mostró su preocupación lo sucedido con la persecución de obispos y sacerdotes en Nicaragua manifestando su cercanía y encomendando a todos los fieles a su oración para que “se busque siempre el camino del diálogo para superar la dificultad”. También alabó todas las iniciativas en torno la paz por todo el mundo, por eso pidió también por Ucrania, Palestina e Israel “que están en guerra”.

María, catedral de Dios

En su reflexión introductoria, el Papa encomendó a María en nuevo año comentando como María permanece en silencio durante la adoración de los pastores al Niño. “El silencio de la Madre es un rasgo hermoso. No es una simple ausencia de palabras, sino un silencio lleno de asombro y de adoración por las maravillas que Dios realiza”. Así, siguió el pontífice, María “hace sitio en su interior al que ha nacido; en silencio y adoración, pone a Jesús en el centro y da testimonio de él como Salvador”. De esta manera, explicó, “es Madre no sólo porque llevó a Jesús en su seno y lo dio a luz, sino porque lo lleva a la luz, sin ocupar su lugar”.

Para Francisco “ella permanecerá en silencio incluso bajo la cruz, en la hora más oscura, y seguirá haciéndole sitio y engendrándolo para nosotros”. Es, añadió, una “catedral del silencio: es una bella imagen. Con su silencio y humildad, María es la primera ‘catedral’ de Dios, el lugar de encuentro entre Él y el hombre”. Así, prosiguió, “también nuestras madres, con sus cuidados ocultos, con sus desvelos, son a menudo magníficas catedrales del silencio. Nos traen al mundo y luego continúan siguiéndonos, muchas veces sin que nos demos cuenta, para que podamos crecer. Recordemos esto: el amor nunca sofoca, el amor hace sitio al otro y le hace crecer”, recalcó.

Por ello, Francisco propuso que “al comienzo del nuevo año miremos a María y, con corazón agradecido, pensemos y miremos también a las madres, para aprender ese amor que se cultiva sobre todo en el silencio, que sabe dejar espacio al otro, respetando su dignidad, dejando libertad para expresarse, rechazando toda forma de posesión, opresión y violencia. Hoy en día, ¡hay tanta necesidad de esto!”, lamentó,

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