Francisco no se olvida del mártir de la mafia Pino Puglisi 30 años después

El Papa ha enviado una carta al arzobispo de Palermo destacando la figura del sacerdote italiano

El Vaticano ha hecho pública la carta que el papa Francisco envió al arzobispo de Palermo, Corrado Lorefice, con motivo del 30 aniversario del asesinato por la mafia siciliana del sacerdote Pino Puglisi. Una misiva fechafa el pasado 31 de julio que recuerda que “han pasado treinta años desde la tarde del 15 de septiembre de 1993, cuando el querido don Pino Puglisi, buen sacerdote y testigo misericordioso del Padre, puso fin trágicamente a su existencia terrenaprecisamente en aquel lugar donde había decidido ser ‘pacificador’, sembrando la semilla de la Palabra que salva”.



Un regalo a la Iglesia

Ante este aniversario el Papa se une “espiritualmente” para “dar gracias al Dios de todo consuelo por el don del beato mártir don Pino Puglisi, hijo y pastor de la amada Iglesia de Palermo y de toda Sicilia”. “El día de su cumpleaños, la mano asesina de un joven lo mató en la calle”, prosigue Francisco quien destaca que “las calles del barrio fueron el campo Iglesia que sirvió con sacrificio y recorrió durante su ministerio pastoral al encuentro de la gente, en una tierra que conocía y que no se cansó de cuidar y regar con el agua regeneradora del Evangelio, para que todos pudieran saciar su sed y gozar del refrigerio del alma para afrontar la dureza de una vida no siempre misericordiosa”. Y eso que, el beato decía que se esperaba su asesinato.

Siguiendo el ejemplo de Jesús, Don Pino llegó hasta el final en el amor”, destaca Bergoglio de este “manso y humilde ‘buen pastor’” que “prefería a los pequeños e indefensos, los educaba a la libertad, a amar la vida y a respetarla”. “Este sacerdote no se detuvo, se entregó por amor, abrazando la Cruz hasta el derramamiento de sangre”, ratificó. Por ello, Francisco invita a los sacerdotes “a no deteneros ante las muchas heridas humanas y sociales de la hora presente, que aún sangran y necesitan ser curadas con el óleo del consuelo y el bálsamo de la compasión. La opción preferencial por los pobres es urgente; son rostros que nos interpelan y nos orientan a la profecía. Como comunidad eclesial en salida, todo esto interpela vuestro discernimiento sinodal para iniciar una pastoral renovada que corresponda concretamente a las necesidades de hoy”; y “a poner de relieve la belleza y la diferencia del Evangelio, haciendo gestos y encontrando los lenguajes adecuados para mostrar la ternura, la justicia y la misericordia de Dios”. “Que esto sea una invitación para cada uno de nosotros a superar nuestros muchos miedos y resistencias personales y a trabajar juntos para construir una sociedad justa y fraterna”, desea finalmente a todos.

“Sabemos bien cuánto luchó Don Pino para que nadie se sintiera solo ante el desafío de la degradación y los poderes ocultos del crimen; reconocemos también cómo el aislamiento, el individualismo cerrado y omertoso son armas poderosas de quienes quieren doblegar a los demás a sus propios intereses. La respuesta es la comunión, caminar juntos, sentirnos cuerpo”, propone. Y por ello pide a los sacerdotes: “sed siempre y en todas partes imagen fiel del Buen Pastor acogedor, tened la valentía de atreveros sin miedo e infundid esperanza a los que encontráis, especialmente a los más débiles, a los enfermos, a los que sufren, a los emigrantes, a los que han caído y quieren ser ayudados a levantarse de nuevo. Que los jóvenes sean el centro de vuestra atención: son la esperanza del futuro”. “Que la sonrisa desarmante del padre Pino Puglisi os estimule a ser discípulos alegres y audaces, dispuestos ante todo a esa constante conversión interior que os hace más dispuestos a servir a vuestros hermanos, fieles a vuestras promesas sacerdotales y dóciles en la obediencia a la Iglesia”, concluye.

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