¡Misión cumplida! El claretiano Ángel Calvo, tras 51 años en Filipinas, regresa a España

  • El misionero aterrizó en 1972 en una Basilan “previa a la ley marcial del presidente Marcos”
  • Medio siglo después, la gente y las autoridades de Zamboanga le han despedido con varios homenajes

Ángel Calvo, misionero en Filipinas

El claretiano Ángel Calvo llegó como misionero a Filipinas en 1972. Aterrizó en una Basilan “previa a la ley marcial del presidente Marcos”… Y ahora, 51 años después y tras muchos años volcado en la promoción del diálogo interreligioso en Zamboanga, al suroeste de la isla de Mindanao, ha cerrado la página más importante de su vida.



El misionero vallisoletano acaba de regresar a España con una sensación de misión cumplida, pero también con una marcada nostalgia: “Estoy cansado, pero sobre todo emocionado con la generosa despedida que me ha ofrecido la gente”.

Motor de paz

Un adiós que llegó hasta el mismo aeropuerto, donde se presentaron “los trabajadores de Katilingban [entidad que fundó para promover una cultura de paz en una sociedad marcada por muchas violencias] y representantes de las comunidades con las que levantamos viviendas y varios centros; todos ellos no paraban de darme las gracias y se sentían muy agradecidos”.

Ante tal alud de recuerdos y vivencias, Calvo siente “responsabilidad y emoción”. Y es que una muestra del trabajo bien hecho es el reconocimiento de quienes ya serán para siempre su familia. También se va con el aplauso de las autoridades públicas: “Los concejales de la ciudad, por la vicealcaldesa, me han nombrado ‘hijo adoptivo de Zamboanga’. En su discurso, el alcalde reconoció su impagable labor. Y, por si fuera poco, ha recibido el Premio Hall of Frame, otorgado por la entidad Interreligious Solidarity for Peace.

Con los más vulnerables

Desde el pueblo llano hasta el poder político reconocen su contribución a la convivencia con su intuición de poner en marcha la Semana de la Paz de Mindanao, así como su “acompañamiento de las comunidades desplazadas en esta región, la provisión incansable de servicios básicos de vivienda, alimentación, educación y medios de subsistencia para los grupos vulnerables de niños y jóvenes, además de las víctimas de la trata y las personas sin hogar”.

Como reza el anuncio del Premio Hall of Frame, todos ellos son “legados incomparables que serán recordados durante mucho tiempo por las generaciones actuales y futuras”.

Ya en Granada

Ya en Granada, donde vivirá en la casa de los claretianos mayores, Calvo seguro que se involucra en todo tipo de proyectos pastorales con los más necesitados. Antes, se permitirá un tiempo para “descansar”. Sin duda, se lo merece este misionero ejemplar… ¡Misión cumplida!

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