Los obispos de Nicaragua han dado un paso al frente ante los ataques del presidente Daniel Ortega. El silencio impuesto hasta ahora para no generar un enfrentamiento directo con el líder sandinista se ha roto en las últimas horas para defender el hostigamiento sufrido por el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez.
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Echando mando de la carta de san Pablo a los Corintios, los pastores recuerdan que “si un miembro sufre, todos sufrimos con él”. Se trata de la referencia más cercana a una condena directa a Ortega sin serlo, después de los constantes dardos lanzados a la Iglesia, que pasan, entre otros, pasan por el reciente exilio de las misioneras de la Caridad de la madre Teresa de Calcuta y la salida del país del pastor carmelita Silvio Báez en noviembre de 2019.
Fraternidad y comunión
Se trata de un comentario crítico de puntillas ante el clima de persecución generada desde el régimen dictatorial impuesto en el país centroamericano. Más allá de esta referencia al sufrimiento “conjunto”, los obispos continúan su nota apostando por ser puente en medio del caos que se vive en Nicaragua: “Queremos expresar nuestra fraternidad, amistad y comunión episcopal con él, ya que esta situación nos toca el corazón como obispos e Iglesia nicaragüense”.
“Construyamos esa Civilización del Amor, de la que siempre nos habló el Papa San Juan Pablo II”, añaden los prelados que hacen referencia al Congreso Nacional Mariano, que inauguró ayer el cardenal Brenes, en un llamamiento a la oración de todos los nicaragüenses.
