SOS de Manos Unidas: Guerra, hambre y cambio climático llevan a África al límite

La ong de la Iglesia destinará 500.000 euros a 11 proyectos para paliar la “dramática” situación de millones de personas de este continente

 

sequía Kenia crisis humanitaria vaca desnutrida a lado de un soldado tierra seca mayo 2017

La ya de por sí precaria situación de millones de personas en África está alcanzando un nuevo límite. Las consecuencias del cambio climático, con tornados, ciclones, inundaciones y sequías se suman a las múltiples guerras que desangran el continente y amenazan a millones de personas con el hambre severa. Manos Unidas denuncia el olvido de esta realidad y destina 500.000 euros a once proyectos para hacerle frente.



Hambre y sequía

Ya en febrero, el Programa Mundial de Alimentos alertaba de que 13 millones de personas sufrían hambre severa en Etiopía, Kenia y Somalia. Desde entonces, una intensa sequía amenaza con multiplicar este número hasta cifras nunca vistas. Desde Etiopía alertan de que, si no llegan las lluvias, la situación será catastrófica.

Por ejemplo, en el distrito de Dassanech, en la región etíope de Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur la mitad de la población padece hambre severa como resultado de la «peor sequía de la historia», de las inundaciones y del conflicto que se vive en el país. «Si no se producen las lluvias en las próximas semanas, habrá un mayor riesgo de pérdida de vidas humanas y un incremento de personas afectadas por el hambre severa», alerta Muluneh Tesfay, director de la oficina de desarrollo del vicariato de Soddo, socio local de Manos Unidas en Etiopía. «Millones de campesinos se plantean cada día cómo dar de comer a sus familias», asegura Tesfay.

Ciclones y tormentas tropicales

Paradójicamente, otros países africanos están sufriendo por las inundaciones provocadas por ciclones y tormentas tropicales, como es el caso de Madagascar o Mozambique. Dos caras de la misma moneda: el cambio climático provocado por la acción del hombre.

Es el caso de Nacala Porto, ciudad costera al norte de Mozambique, desde donde la hermana María Gómez-Lechón explica cómo estos fenómenos, cada vez más frecuentes, ponen en jaque a una población «demasiado acostumbrada a sufrir»: pérdida de cosechas, pueblos aislados, escuelas muy dañadas y muchas viviendas de adobe desmoronadas por causa de la lluvia constante durante tanto tiempo. «Esto no es comparable ni con Ucrania, porque esto es endémico. Aquí la gente muere por causas evitables y prevenibles. Si no hubiera tanta desigualdad…», lamenta la religiosa

Violencia y guerras

Y la tercera pata para la tormenta perfecta: la violencia, cristalizada en las guerras que asolan gran parte del continente, especialmente en la zona del Sahel, con el terrorismo islámico tratando de convertir África en su feudo.

Las guerras como la de Etiopía o Sudán del Sur y la violencia provocada por los conflictos tribales o la presencia del yihadismo están acrecentado los desplazamientos y migraciones de una población que huye de la violencia para poner a salvo su vida. Según Mabel Ibáñez, «muchas de estas personas se asientan en otros lugares de sus propios países o encuentran refugio en naciones vecinas, y las menos emprenden un duro viaje hacia al sueño de Occidente para darse de bruces con nuestras férreas políticas migratorias».

Desplazados, refugiados, migrantes

El prefecto del departamento de Rouko explica en qué situación viven estas personas desplazadas, que «desde finales de 2021 y hasta la llegada de la ayuda de Manos Unidas, no habían recibido donaciones de alimentos». «La situación de la seguridad en nuestro país, que ha obligado a muchos hombres y mujeres a abandonar sus tierras de cultivo y sus posesiones para salvar sus vidas, y el déficit en el balance de cereales de la campaña agrícola de 2021 han agravado estas dificultades», declara. Esto lleva a que, muy a menudo, se hayan visto obligados a devolver a los desplazados internos que llegaban al departamento «porque no teníamos comida para darles». «Agradecemos a APS (socio local de Manos Unidas en Burkina Faso) y a Manos Unidas porque, con las donaciones recibidas, ya podemos responder a las necesidades de los desplazados internos de nuestra comunidad».

“Estos problemas pasan desapercibidos para el resto del mundo, al no encontrar prácticamente eco en los medios de comunicación”, lamenta Mabel Ibáñez, coordinadora de proyectos en África de Manos Unidas. “La situación en África nos ha llevado a destinar, en lo que llevamos de 2022, cerca de 500.000 euros a 11 proyectos de emergencia para hacer frente a las necesidades de las poblaciones afectadas. Etiopía (Tigray), Somalia, Kenia, Mozambique, Malaui, Madagascar y Burkina Faso han sido los países destinatarios de estas iniciativas”, informa Ibáñez.

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