Una parroquia del Alcorcón, la primera en instalar un medidor de CO2 contra el coronavirus

A través de unos sensores, se analiza la calidad del aire en todo momento para evitar que supere los rangos estándares

Desde el pasado 4 de marzo, la parroquia de La Inmaculada en Alcorcón cuenta con unos sensores que permiten comprobar la calidad del aire en su interior, un sistema de control para detectar niveles altos de CO2 y, por tanto, un indicador en caso de concentración que permite alertar de una posible presencia de coronavirus en el ambiente. A través de un indicador LED y una alarma que se activa en caso de superar los rangos estándares.



Para el parróco, Francisco Cañadas, “garantizar una buena ventilación es una de las armas más poderosas para luchar contra el Covid-19”. La Inmaculada se convierte así en una de las primeras iglesias en incorporar este tipo de tecnología. “Los mismos voluntarios que habitualmente controlar el aforo del templo, ahora también se encargan de supervisar los niveles de CO2”, subraya el sacerdote.

Reducir el riesgo

La instalación de estos sensores se convierte así en una medida más para reducir al máximo el riesgo de contagio en la iglesia, como el uso de gel hidroalcohólico y la distancia social en los bandos, que desde que volvió a poner todas sus actividades litúrgicas y pastorales en marcha, tiene la puerta central y las cinco ventanas del edificio permanente abiertas. En caso de que, durante las celebraciones, se detecte un aumento del dióxido de carbono en el aire, se abren las dos puertas restantes. Hasta la fecha, no se han detectado casos de contagio en la parroquia.

Este sistema de sensores cuenta con una sonda de CO2 con Tecnología NDIR infrarroja no dispersiva de alta precisión con una resolución de 1 ppm (partes por millón), que son los equipos que recomienda el Ministerio de Ciencia e innovación junto al CSIC en la Guía para la ventilación de las aulas. Desarrollados por la empresa B+SAFE (Grupo ALMAS INDUSTRIES), además proporcionan información sobre temperatura, humedad y presión. Además, cuenta con una opción que permite controlar diferentes dependencias a la vez, por ejemplo, otras capillas, salas de catequesis, despachos…

Esta tecnología también se está implantando en centros educativos como el colegio Santurtzi Calasanz, una solución que rota por sus 35 aulas para estudiar la calidad del aire y posteriormente, analizar los datos de los registros para evitar situaciones que pudieran comprometer la salud de los 900 alumnos, 65 profesores y 15 trabajadores del personal de administración y servicios.

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