La Iglesia en Estados Unidos condena los tiroteos masivos e insiste en la urgencia de un control de armas

Los Obispos norteamericanos denuncian “cultura de muerte, odio y violencia” en los tiroteos de Boulder, Colorado, y Atlanta, Georgia, ocurridos en menos de diez días

tiroteo en Colorado

Tras el tiroteo masivo del pasado 22 de marzo en un supermercado de la localidad de Boulder, en el estado de Colorado, en el que fueron asesinadas 10 personas, el arzobispo Paul Coakley, presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), elevó sus oraciones por los fallecidos y sus familiares.



Coakley, quien es arzobispo de la Arquidiócesis de Oklahoma City, dijo que “es desgarrador oír hablar de otro tiroteo masivo” en la Unión Americana, por lo que instó a todas las personas de buena voluntad a ofrecer apoyo concreto a las víctimas de la violencia, siempre que sea posible.

Una petición de larga data

Históricamente, los obispos de Estados Unidos han promovido medidas para el control de armas en ese país, a fin de limitar los tiroteos masivos y otros homicidios y suicidios con dichos artefactos, apoyando todas las posiciones en ese sentido en el Congreso.

En noviembre de 2019, el obispo Frank J. Dewane, entonces presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano, calificó la muerte violenta por armas de fuego como una crisis espiritual que aflige al país y llamó a legislar con sentido común sobre la disponibilidad de armas.

Los obispos en Estados Unidos han pedido la prohibición de armas de asalto, poner límites a los cargadores de gran capacidad, crear una ley federal para criminalizar el tráfico de armas, establecer requisitos obligatorios de seguridad y almacenamiento de armas, y un mejor el acceso a servicios de salud mental.

Prejuicios anti-asiáticos

Por su parte, el obispo de Salt Lake City y presidente del Subcomité de Asuntos de Asia y las Islas del Pacífico de la USCCB, Óscar Solís, se refirió al tiroteo ocurrido el 16 de marzo en tres negocios del área metropolitana de Atlanta. 

En ese sentido, condenó la cultura de muerte, odio y violencia que subyace a estos incidentes, y pidió solidaridad con los vulnerables: “Me entristece profundamente oír hablar de otro tiroteo masivo que trágicamente se ha cobrado la vida de ocho personas y ha renovado las preocupaciones sobre un aumento de la hostilidad contra las personas de ascendencia asiática“, dijo.

Como obispos –añadió Solís– “denunciamos cualquier tipo de odio y violencia, especialmente por motivos de raza, etnia o sexo. Oramos por las familias y amigos de los que se perdieron y por sus comunidades, que pueden sentirse inseguras y vulnerables en este momento”.

Cabe mencionar que este incidente ha impulsado el diálogo nacional para abordar los prejuicios anti-asiáticos, que durante el último año han generado actos de violencia física, ataques verbales y destrucción de propiedad contra personas de ascendencia asiática“.

Solís hizo un llamado para que en “este tiempo de Cuaresma, recordemos el amor y la misericordia de Dios por cada uno de nosotros y renovemos el llamado a la conversión del corazón, para que estemos más unidos al amor de Dios y lo compartamos con todos nuestros vecinos”.

En mayo de 2020, ante el aumento de incidentes de racismo y xenofobia contra estadounidenses de origen asiático, tres obispos emitieron declaraciones, expresando su llamado a una determinación “más firme hacia la unidad, demostrada a través de actos de solidaridad, bondad y amor, para que podamos salir de esta crisis renovados y más fuertes como un pueblo estadounidense; un pueblo que valora cada vida humana, independientemente de su raza, origen étnico, género o afiliación religiosa”.

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