El Papa pide durante la audiencia general que la Navidad no se reduzca a “una fiesta solamente sentimental o consumista”

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La Navidad, una “fiesta universal” cuya “fascinación” también perciben quienes “no creen”, no puede ser solo un período “rico de regalos y de felicitaciones pero pobre de fe cristiana”. Para los fieles constituye “un evento decisivo, un fuego perenne que Dios ha encendido en el mundo, y no puede ser confundido con las cosas efímeras”. Es importante, por tanto, no reducirla a “una fiesta solamente sentimental o consumista”.



En la audiencia general que presidió sin público este miércoles en la biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, el papa Francisco dedicó su catequesis a preparar la celebración de la Navidad, un período que nos invita a reflexionar “sobre la dramaticidad de la historia, en la cual los hombres, heridos por el pecado, van incesantemente a la búsqueda de verdad, de misericordia, de redención”. También a tener en cuenta “la bondad de Dios”, que vino “a nuestro encuentro para comunicarnos la Verdad que salva”.

Jorge Mario Bergoglio consideró la Navidad “un don de gracia” que puede “quitar de nuestros corazones y de nuestras mentes el pesimismo, que hoy se ha difundido por la pandemia”. Al tomar conciencia del que ese “Niño humilde, pobre y escondido es Dios mismo”, se puede superar el sentido de “pérdida inquietante” sin dejarse abrumar “por las derrotas y los fracasos”.

Meditar frente al belén

“Jesús es uno de nosotros”, insistió el Papa varias veces durante la audiencia general. “Dios no nos ha mirado desde arriba, no ha pasado de largo, no ha sentido asco por nuestra miseria, no se ha revestido con un cuerpo aparente, sino que ha asumido plenamente nuestra naturaleza y nuestra condición humana”.

Al final de su catequesis, Francisco invitó a los fieles a “meditar un poco en silencio” delante del pesebre para lograr así que “renazca en nosotros la ternura”, algo muy necesario en el mundo contemporáneo. “Hoy necesitamos mucho la ternura y las caricias humanas”, dijo el Pontífice, subrayando que aunque la pandemia nos haya obligado a estar “más distantes”, Jesús en el pesebre “muestra el camino de la ternura para estar cerca, para ser humanos”.

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