“La alegría es contagiosa y buena para toda la comunidad laboral. ¡Sed alegres y testigos de la alegría!”. Así lo ha pedido esta mañana el papa Francisco a los trabajadores del Vaticano, durante su discurso para felicitarles la Navidad 2020. El Pontífice les ha agradecido su trabajo y les ha marcado deberes para estas vacaciones: redescubrir, contemplar y anunciar a Jesús.
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En primer lugar, para el Papa es importante redescubrir el nacimiento del Hijo de Dios como el mayor acontecimiento de la historia. “Es el acontecimiento del que todavía se habla hoy: ¿cuál es el personaje histórico del que se habla como se habla de Jesús? Han pasado veinte siglos y Jesús está más vivo que nunca. Y los que se apartan de él, con su comportamiento, dan un testimonio más de Jesús: sin Él, el hombre cae en el mal: en el pecado, el vicio, el egoísmo, la violencia, el odio”, ha explicado.
De la contemplación al anuncio
En segundo lugar, Francisco ha pedido centrarse en contemplar. “En el Niño Jesús, Dios se muestra amable, lleno de bondad, de mansedumbre. Realmente podemos amar a un Dios así con todo nuestro corazón. Dios manifiesta su bondad para salvarnos. ¿Y qué significa? Significa entrar en la propia vida de Dios, convertirse en hijos adoptivos de Dios a través del bautismo. Este es el gran significado de la Navidad: Dios se hace hombre para que nosotros podamos convertirnos en hijos de Dios”, ha señalado.
En tercer lugar, el Pontífice se ha referido al anuncio. “La Navidad pasa, pero debemos volver a la vida familiar, al trabajo, transformados. En la familia y en el lugar de trabajo no siempre es fácil mantener relaciones pacíficas, ya que las sensibilidades y características de cada uno son diferentes; además, uno no siempre se siente valorado. Sin embargo, las dificultades y los sufrimientos no pueden oscurecer la luz de la Navidad, que despierta una alegría íntima que nada ni nadie nos puede quitar”, ha subrayado.
