Anne Carson, Premio Princesa de Asturias de las Letras: “La peluquera del pueblo encontró a Dios, cierra la tienda cada martes”

Anne Carson

La desde ayer, jueves 18 de junio, flamante Premio Princesa de Asturias de las Letras, Anne Carson, es considerada como uno de los grandes referentes de la poesía y el ensayo de nuestro tiempo. Apasionada de la cultura clásica (es profesora de Latín y Griego en la Universidad de Michigan) y devota de Oscar Wilde y de Emily Brontë, la impronta de la escritora canadiense se basa en su estilo directo e irónico.



También en que no rehuye ningún tema, tampoco el espiritual. Aunque sea a través de sutiles pinceladas, como en estos versos de su poema ‘Tres’: “La peluquera del pueblo encontró a Dios, cierra la tienda cada martes. / De nuevo hay ratones en el cajón de los repasadores. / Pequeñas bolitas. Mordieron / los bordes de las servilletas, si supieran lo que cuestan las servilletas de papel hoy en día. / Esta noche llueve”.

Una peregrina más

Con todo, su gran experiencia espiritual (aunque es difícil calificarla así, pues fue poliédrica y vivencial) se dio en nuestro país, cuando fue una peregrina más en el Camino de Santiago. De ahí salió su libro ‘Tipos de agua’, publicado en 1995, y en el que describió, a modo de diario, lo vivido desde que saliera un 20 de junio de Saint-Jean-Pied-de-Port y arribara ese 26 de julio a Finisterre, tras paso previo por Santiago de Compostela.

En un artículo en ‘El Cultural’, Manuel Hidalgo define así este particular libro: “No es una guía, no es una crónica. No es informativo. Esta advertencia iba para quienes no conocen a Anne Carson. Es, en apariencia, un diario. Pero es también un ensayo. Y es, sobre todo, un poema. Un hermoso poema que narra, más que la peripecia externa, un proceso interior, un proceso espiritual, una búsqueda, un proceso de conocimiento y de autoconocimiento. Una pelea del alma”.

Todo el corazón

Para Hidalgo, estamos ante un texto apasionante y cuyo brillo recoge perfectamente este párrafo en el que Carson trata de dilucidar qué es el Camino: “Sería una historia de amor casi perfecta, ¿no? Esa entre el peregrino y el camino. Sin duda es una cosa hermosa, el camino. Se extiende lejos de ti. Te conduce hasta el oro real: mira cómo brilla. Y solo pide una cosa. Que resulta ser precisamente aquello que anhelas dar. Das un paso al frente. Te estremeces en la luz. No queda nada en ti salvo el deseo de esa economía de acción perfecta, usando todo el corazón, sin residuos, sin ningún error: camino. Sería tan simple como el agua, ¿no? Si existiera tal cosa como una simple acción para animales como nosotros”.

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