Diálogo intergeneracional en el hogar de la fe

Joven palestino en proyecto SM

“La existencia de las relaciones intergeneracionales implica que se posea una memoria colectiva, pues cada generación retoma las enseñanzas de sus antecesores, dejando así un legado a sus sucesores. Esto constituye marcos de referencia para cimentar sólidamente una sociedad en el mundo actual”. La cita es del papa Francisco. Es la base misma de ‘Tu historia de verdad importa’, el proyecto con el que la Fundación Lo Que de Verdad Importa (LQDVI), de la mano de la Fundación SM, busca la implicación de los jóvenes para acompañar a nuestros mayores. La solidaridad ‘millennial’ ha sido puesta a prueba en España y en Palestina. Y un centenar de jóvenes han podido convertirse en testigos de la historia.

LQDVI impulsa desde hace tres años un voluntariado juvenil de acompañamiento a personas mayores. “Se reúnen cada semana en las residencias para ir desgranando la vida de los mayores y luego convertirla en un libro que edita SM. El principal objetivo es rendirles homenaje y ponerles en el centro de la sociedad”, explica a Vida Nueva Manuela Lacalle, responsable del proyecto. Este año, en su tercera edición, la fundación ha dado el salto fuera de nuestras fronteras para clonar los encuentros en Palestina. Y lo ha hecho de la mano de la ONG juvenil española Youth wake up!

Mohamed Daqa es un joven palestino ha tenido la oportunidad de contar al mundo la historia de un anciano de Belén. “Me gusta ayudar a la gente de mi país, porque hay mucha pobreza”, señala al ser preguntado por su motivación para vincularse al proyecto. A través de su protagonista –así llaman a los mayores que acompañan– ha aprendido, se ha trasladado a otra época. “La historia de mi protagonista es la de una persona refugiada que pasa 40 años de su vida intentando regresar a casa”, sostiene, al mismo tiempo que remarca lo complicado de que “te saquen de tu casa”.

Empoderar a la juventud local

La misma experiencia enriquecedora relata Ahmad Dantis. “No solo hemos hecho mejor la vida de nuestros protagonistas; las nuestras también. A mí él me ha enseñado que las dificultades existen para superarlas”, afirma. El hombre que él acompañó es huérfano desde los seis años y siempre ha vivido con su abuela, como sus otros siete hermanos. “Cuando cumplió 18 años se fue a Estados Unidos y encontró una beca para estudiar Ciencias Políticas. En esa época estábamos en guerra. Al acabar sus estudios de máster y doctorado volvió a Palestina para ayudar a quienes lo necesitaban. Ante la falta de trabajo, ganó dinero limpiando casas…”, resume Ahmad.

Pepe Otaola toma la palabra. “Mohamed y Ahmad son el ejemplo de lo que hacemos. Trabajamos con jóvenes locales en territorios palestinos. Utilizamos todas las herramientas para que estos jóvenes se involucren y cambien la sociedad en las que les ha tocado vivir, teniendo en cuenta que este espacio es un lugar en conflicto”, remarca. Y añade: “Queremos, por justicia, que su futuro sea prometedor”. Esto se consigue insertándose en su vida. Compartiendo. ‘Perdiendo el tiempo’ con ellos.

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