Félix Revilla: “La Iglesia tenía los problemas ambientales muy abandonados hasta la llegada de Laudato si’”

  • El director de la escuela de Ingeniería Agrícola INEA habla con Vida Nueva sobre la importancia de la encíclica
  • “Todos hemos despertado y hemos dicho: si el Papa en su primera encíclica toca este tema, será por algo”

Felix Revilla, director de INEA

Hace 15 años empezaron con un proyecto de huertos ecológicos para personas mayores muy cerca de Valladolid. Eran unos 430 huertos en la finca de la escuela de Ingeniería Agrícola INEA, de la cual Félix Revilla, jesuita, es director. A partir de ahí, vieron “un poco obligados” a que todas las actividades de la escuela fueran de corte ecológico, desde las actividades hasta los Trabajos Fin de Grado de los alumnos.

La llegada de Laudato si’ ha traído, además, el “corte espiritual” a lo que hacían en INEA desde hace casi dos décadas y que entonces provocaba que se pensara “qué cosa más rara están haciendo ahí”. Ahora, tienen una cooperativa y organizan eco-retiros e, incluso, una eco-Pascua.

PREGUNTA.- Parece que INEA se adelantó a Laudato si’. ¿De qué manera creen que interiorizan la encíclica en la escuela?

RESPUESTA.- No nos adelantamos por listos, fue una cosa totalmente providencial. Teníamos una pequeña crisis de alumnos, y veíamos que la agricultura tradicional no aportaba soluciones ni novedades. Fue la inquietud de hacer algo innovador. Cuando llegó Laudato si’, vimos que nos encajó como anillo al dedo. Para nosotros la encíclica nos abrió la puerta a unir todo lo que estábamos haciendo con temas de espiritualidad. A partir de ahí hemos empezado a pensar en clave de espiritualidad, organizando retiros en clave ecológica, una eco pascua en clave Laudato si’.

P.- ¿En qué consisten los eco-retiros?

R.- Hemos tratado de ver un poco las correspondencias que tiene Laudato si’ con los ejercicios de la espiritualidad ignaciana. No hay que olvidar que el Papa es jesuita, por lo que de alguna manera lo debe tener presente. Y la verdad es que encaja muy bien, porque el esquema de Laudato si’ al principio nos presenta todos los problemas ambientales, luego una teología de la creación y de la naturaleza en la que se basa en las Sagradas Escrituras, luego viene el pecado, que es la raíz humana de todos estos problemas, y acaba con qué posibles salidas tenemos.

P.- Laudato si’ entrelaza el hambre, la pobreza y temas ecológicos y medioambientales. ¿Se nota un mayor compromiso o conciencia sobre todo esto?

R.- Una cosa muy importante que dice el Papa al inicio de la encíclica es que ese texto es “magisterio social de la Iglesia”. Luego, tiene un componente social enorme. Por eso, lo que tiene de fondo es la justicia socioambiental. Es decir, los problemas ambientales afectan a la naturaleza, pero esto tiene consecuencias más graves en los pobres, lo que crea injusticia, y todo ello por gente que se aprovecha de los demás.

La Iglesia, desde luego, ha tenido los problemas ambientales muy de lado hasta que ha llegado Laudato si’. Todos hemos despertado y hemos dicho “si el Papa en su primera encíclica toca este tema, será por algo”. Entonces, yo creo que ha habido un cambio de sensibilidad tanto a nivel social como a nivel eclesial. La propia Compañía de Jesús hace unos meses estableció cuatro prioridades apostólicas para el mundo en la próxima década, y una de ellas es el cuidado de la casa común. Esto, antes de la encíclica, no habría sido uno de los objetivos.

P.- Entonces, ¿hay salida a la crisis ecológica que estamos viviendo?

R.- Si leemos la encíclica vemos que esto no es una opción. Es una obligación moral que tenemos, porque lo que está en peligro es la propia supervivencia de la humanidad. Los grandes retos que tiene la humanidad hoy pasan por el medio ambiente y por la pobreza y la injusticia. Tenemos un trabajo enorme, pero lo bueno que tiene es que se puede hacer algo desde las pequeñas decisiones diarias hasta nuestras grandes opciones vitales. Todo tiene una versión más en línea Laudato si’, o menos. Más justa o menos justa.

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