La ola del cambio toma Caracas

Gran Toma de Caracas 1 de septiembre 2016 ciudadanos salen a la calle en Venezuela para pedir el revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro
Gran Toma de Caracas 1 de septiembre 2016 ciudadanos salen a la calle en Venezuela para pedir el revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro

La opositora Mª Corina Machado durante la llamada Gran Toma de Caracas, el 1 de septiembre

JUA AZUAJE, redactora de ‘La Granada Digital’ y comprometida con el revocatorio

Contundente y multitudinaria, la llamada Gran Toma de Caracas, celebrada este 1 de de septiembre por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y apoyada por millones de compatriotas que salieron y se movilizaron a lo largo y ancho de la capital, ha evidenciado la voluntad de los venezolanos por el cambio. La gente reclama el revocatorio contra Maduro.

Desde muy temprano, la movilización ciudadana echa a andar en las redes sociales. Así, en Twitter enseguida son tendencia las etiquetas “Tomamos Caracas” y “1S Reclamo de Libertad”. El Gobierno había prohibido la entrada a periodistas extranjeros y la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) lo acusaba de no ofrecer las debidas garantías al ejercicio periodístico. Algunos dirigentes de otros estados no pueden llegar a la Gran Toma de Caracas. Se lo impiden. “Detendrán los autobuses, pero jamás el cambio que viene para Venezuela”, denuncia en su cuenta el concejal Alejandro Segovia.

Mientras las avenidas caraqueñas O’Higgins, Prados del Este, El Marqués y Parque Cristal se aglomeran de manifestantes, la bancada oficialista también se dispone a marchar en todo el centro de la ciudad. La convocatoria realizada por el Gobierno representa una especie de provocación a los dirigentes de los partidos de la MUD.

La Gran Toma de Caracas comienza sobre las 9:15 de la mañana en los tres corredores viales correspondientes a lo largo y ancho de la capital. No se impone el miedo. “No me quedé en casa viendo todo por televisión, estoy viviendo el cambio que se apodera del país”, expresa Anyely Desantiago, una madre venezolana. Elida González, que salió desde el punto de Santa Mónica y se encontró a la altura de Bello Monte un cordón de efectivos de la Guardia Nacional, cuenta cómo han respondido los manifestantes a las fuerzas militares: “Bajen las armas y únanse a nosotros, somos más los que queremos cambio y paz”.

Cuando algún transeúnte se suma a la marcha, todos les animan: “Solo así podemos salvar al país de la crisis nefasta a la que ha llegado”. En algún punto de la concentración, el padre Lenin Bastidas expresa: “Aquí hay una crisis humanitaria. Si no fuera así, yo me hubiese quedado en mi parroquia”.

Con la palabra “paz” estampada en el pecho de su franela, Lilian Tintori, esposa del dirigente encarcelado Leopoldo López, se une a la marcha desde la avenida Victoria. “Las calles están desbordadas de gente –dice orgullosa–, es un río blanco por toda Caracas. El pueblo unido va a hacer respetar la Constitución”. Bertilia Hernández, de 73 años, declara fervientemente: “Todo esto es bonito, sin desorden y mucho entusiasmo. Es la Venezuela que queremos”.

Los ciudadanos presentes son conscientes de su responsabilidad política en la transformación de la sociedad venezolana, sumergida en una profunda crisis de valores, que pasan por lo económico, social, político y moral. “Ha llovido un poco, pero aquí seguimos contentos. La gente en realidad quiere la paz en Venezuela”, añade José Hernández.

Quienes pueden acercarse hasta la tarima ubicada en la avenida Francisco de Miranda logran escuchar el comunicado que lee el secretario general de la MUD, Chuo Torrealba: “Somos la ciudadanía movilizada, somos la nación puesta en pie para decir ¡ya basta! ¡Hay que rescatar al país!”.

Sin un solo hecho de violencia o acto vandálico, ha quedado desmontada la tesis del supuesto plan golpista. El Gobierno tiene perdida la base ciudadana que antes lo respaldaba, tan solo se sostiene con el poder militar y judicial. Su fuerza electoral está totalmente desarticulada. Este pasado 1 de septiembre ha supuesto uno de los mayores eventos históricos de participación cívica, reflejo, además, de una cultura pacífica y una vocación democrática. Sí, se puede exigir un cambio desde un activismo de calle, sin violencia.
La voluntad ciudadana de cambio es imposible ya de detener. ¡Somos mayoría!

Publicado en el nº 3.002 de Vida Nueva. Ver sumario

 


LEA TAMBIÉN:

Compartir