Nuevos actos violentos amenazan la visita papal a República Centroafricana

Los enfrentamientos entre milicias cristianas y rebeldes musulmanes agitan Bangui a un mes de la llegada de Francisco

Bangui-G

JOSÉ CARLOS RODRÍGUEZ SOTO (BANGUI) | No está resultando fácil preparar la visita del papa Francisco a la República Centroafricana (29 y 30 de noviembre). El 26 de octubre, la tensión volvió a subir en la capital, Bangui, cuando rebeldes musulmanes de la Unión por la Paz en Centroáfrica (una de las facciones de la Seleka), que habían venido a parlamentar con la presidenta del país, fueron atacados por milicias anti-balaka en el barrio de Combattant. Uno de ellos fue gravemente herido y otros dos fueron secuestrados, aunque pronto corrió el rumor de que habían sido asesinados. Después, en el barrio musulmán del Kilómetro Cinco, tres comerciantes cristianos fueron asesinados como venganza.

Mientras todo esto sucedía, el arzobispo de Bangui, Dieudonné Nzapalainga, estaba en la mezquita central del Kilómetro Cinco con una delegación vaticana para preparar el encuentro del Papa con la comunidad musulmana. Varios exaltados radicales entraron en el recinto profiriendo insultos y amenazas, lo que obligó a la delegación a regresar apresuradamente a la Nunciatura bajo escolta militar y de la MINUSCA, la fuerza de intervención de la ONU.

Poco después, el arzobispo emitió un comunicado llamando a la calma y al perdón: “Pido a mis compatriotas que no devolvamos mal por mal, porque si seguimos comportándonos así nunca encontraremos la solución a nuestros problemas”. Uno de los líderes musulmanes del Kilómetro Cinco, Ali Ousmane, presidente de la Confederación de Organizaciones Musulmanas en Centroáfrica (COMUC), calificó a los agitadores de “aventureros que no representan a nadie”. Pocos días antes, el vicepresidente de la comunidad islámica, Mahmoud Riad, se expresaba en la misma línea: “La llegada de Su Santidad es un regalo de Dios, y la comunidad musulmana le espera con los brazos abiertos”.

En la noche del 26 al 27, jóvenes no musulmanes levantaron barricadas en algunas de las principales avenidas de Bangui e intentaron atacar el barrio de Lakouanga, un vecindario donde, a pesar de la crisis, cristianos y musulmanes han hecho grandes esfuerzos por vivir en armonía. La intervención de la MINUSCA evitó que la situación degenerara. Pese a todo, Nzapalainga apuesta por mantener la visita papal: “Cada uno de nosotros debe hacer la paz para acoger al Santo Padre que vendrá a anunciarnos un mensaje de reconciliación, porque yo he tenido siempre la convicción de que un día todos los centroafricanos podrán reconciliarse y vivir juntos”.

En el nº 2.962 de Vida Nueva

 

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