Francisco adelantará el Año de la Misericordia en Bangui

La República Centroafricana espera que la visita papal impulse la convivencia en paz

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El país tiene ya medio millón de desplazados

JOSÉ CARLOS RODRÍGUEZ SOTO (BANGUI) | Entre el 25 y el 30 de noviembre, el papa Francisco visitará Kenia, Uganda y la República Centroafricana. Será su primer viaje a África. Nada de especial, a primera vista, pero cuando se ahonda en cómo se gestó, uno va de sorpresa en sorpresa: en primer lugar, fue el propio Jorge Mario Bergoglio quien tomó la iniciativa de ir a Centroáfrica, en julio del año pasado, alarmado por las noticias de un conflicto sangriento entre cristianos y musulmanes.

Fuentes de la Iglesia local aseguran a Vida Nueva que, en un primer momento, se descartó que el Pontífice pasara una noche en la capital, Bangui, sumida entonces en una inseguridad galopante. Para aprovechar al máximo el tiempo, se pensó en preceder esta visita por otra a un país de África del Este, donde la diferencia horaria jugaba a favor de la organización. Uganda, que celebra este año el 50º aniversario de la canonización de Carlos Lwanga y sus compañeros mártires, se añadió con entusiasmo al programa. Al final, se ha incluido Kenia, como signo de solidaridad con los cristianos asesinados por extremistas islámicos.

Pero tanto el Papa como las autoridades centroafricanas insistieron en un programa de dos días en Centroáfrica. Francisco será el primer líder mundial que pase una noche en la atribulada Bangui (otros, como Ban Ki-moon o François Hollande, apenas han estado unas horas). Está previsto que llegue procedente de Uganda el domingo 29 de noviembre por la mañana y, tras un encuentro con las autoridades y el cuerpo diplomático, almuerce con los obispos del país. Por la tarde visitará la escuela teológica protestante y presidirá una eucaristía con los sacerdotes, religiosas y religiosos en la catedral de la Inmaculada Concepción. El momento culminante del día lo marcará la apertura del Año Santo de la Misericordia, durante una vigilia de oración con los jóvenes. Allí, en la capital de un país desgarrado por la violencia, el Papa ha decidido anticiparse diez días a la ceremonia oficial que tendrá lugar en Roma, para pasar un mensaje claro de que no puede haber reconciliación sin perdón.

Otro signo fuerte será su visita, al día siguiente por la mañana, a la mezquita central de Bangui, en el barrio mayoritariamente musulmán del Kilómetro Cinco. Antaño pulmón económico de la capital, este lugar alberga hoy a numerosos desplazados y a su alrededor hay barrios enteros destruidos por la violencia sectaria. No es raro que sus calles estén cortadas por barricadas y sus habitantes sufren tanto el fanatismo de sus propias milicias de autodefensa como el hostigamiento de las milicias anti-balaka, que el año pasado practicaron una verdadera caza a los musulmanes, provocando el éxodo de decenas de miles de ellos. El último acto de la visita será una misa abierta a todos en el estadio conocido como “20.000 plazas”, al final de la cual regresará a Roma.

Se calcula que los cristianos representan el 65% de la población centroafricana (de ellos, el 20% son católicos). Los musulmanes eran el 15% antes de la crisis, pero es muy probable que este porcentaje haya descendido. La Iglesia católica, liderada por el arzobispo Dieudonné Nzapalainga, tiene una visión muy clara de que su prioridad es ayudar a la gente a sanar las heridas del conflicto y apoyar un proceso de reconciliación nacional para que cristianos y musulmanes vuelvan a vivir juntos. Unos y otros esperan que la visita papal sea un signo a favor de esta convivencia que aún se perfila muy débilmente en el horizonte del país.

La violencia que no cesa

A finales de septiembre, tras casi un año de relativa calma, la capital centroafricana sufrió una nueva oleada de violencia que –desde el 26 de ese mes hasta el 2 de octubre– se cobró 77 muertos y algo más de 400 heridos graves, y que provocó un nuevo desplazamiento de 40.000 personas, que se añadieron a otras 30.000 que no han vuelto a sus hogares desde el año pasado. Además, el 10 y el 11 de octubre hubo combates muy duros alrededor de la ciudad de Sibut, 200 kilómetros al norte de Bangui, donde las fuerzas internacionales de la ONU, apoyadas por militares franceses, cortaron el paso a las milicias musulmanas de la Seleka (en el poder entre marzo de 2013 y enero de 2014), que intentaban lanzar un nuevo ataque a la capital. El país, que tiene 4.500.000 de habitantes, cuenta con casi medio millón de desplazados internos y otro medio millón que vive fuera como refugiados. Buena parte del territorio nacional está en manos de las milicias, Seleka y anti-balaka, que cometen toda clase de abusos contra la población. Las elecciones, inicialmente previstas para octubre y noviembre de este año, serán retrasadas a diciembre y enero.

En el nº 2.960 de Vida Nueva

 

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