Entrevistas con los actores Darío Grandinetti y Silvia Abascal
JOSÉ LUIS CELADA | El 18 de septiembre llega a los cines Francisco, el padre Jorge, del cineasta gallego Beda Docampo. Se trata de la primera película sobre el Papa actual. Con motivo de su estreno, Vida Nueva ha tenido oportunidad de conversar con sus dos protagonistas: Darío Grandinetti (Rosario, Argentina, 1959), que interpreta a Francisco, y la española Silvia Abascal (Madrid, 1979), en el papel –su primer papel (co)protagonista tras el ictus que sufrió en 2011– de la periodista amiga del cardenal de Buenos Aires, a través de la cual conocemos su historia.
Darío Grandinetti: “Hacer de papa no es un papel más, mucho menos hacer de este Papa”
PREGUNTA.- ¿Se ha visto ya con el Papa?
RESPUESTA.- Cuando íbamos a rodar estuvimos con él. Nos presentaron y alguien dijo: “Es Darío, el actor que va a hacer la película”. Y dijo: “Sí, ya sabía”. Fue todo, no dio lugar a la repregunta.
P.- Pero sí se reunió para preparar el papel con más gente que le conoció…
R.- Eso sí. No me ha faltado información, ni material (fílmico, fotos…) para recurrir, ni opinión de gente que lo conoció. Hay sobreabundancia de información.
P.- Supongo que, entre esa gente con la que ha hablado y que conoce al Papa, está Elisabetta Piqué, autora del libro ‘Francisco. Vida y revolución’, en el que se inspira la película…
R.- Sí, tuve oportunidad de hablar con ella bastante, venía a los rodajes, miraba y decía. Se le consultaba, a ella y a su marido, sobre todo, que es más conocedor de las interioridades del Vaticano.
P.- Se declara usted no creyente. ¿El serlo ayudaría a encarnar a un personaje como este, o se trata de un papel más?
R.- Hacer de papa no es un papel más, mucho menos hacer de este Papa. A mí me gusta este Papa. Por lo que está haciendo. Un papa es un líder político mundial, y la dirección de sus políticas me gusta: su mirada hacia las minorías, todo lo que está haciendo en favor de ellas. Cómo trata de encontrar la paz en Oriente Medio, de juntar a Estados Unidos y a Cuba… También cómo habla del aborto, ahora de los divorciados, de la homosexualidad, de esa limpieza que ha hecho en la Iglesia… Todo eso es de izquierdas. Bergoglio es un animal político.
P.-¿Habría interpretado igual a este Papa sin admirarle así?
R.- No sé si habría disfrutado tanto como disfruté. Tampoco sé si estaría sentado ahora hablando tan tranquilo de él.
P.- ¿Esta película sacraliza al padre Jorge o, más bien, lo humaniza, le acerca a la gente?
R.- Nosotros aspiramos a que la película muestre a alguien que ya era igual. Lo que ha cambiado ahora es su grado de responsabilidad y una cierta facilidad para que sus temas sean más universales, pero la dirección en la que él realizó su tarea pastoral siempre fue la misma.
P.- ¿Ha quedado satisfecho con el resultado de su trabajo?
R.- No, yo nunca quedo satisfecho con mi trabajo. El cine tiene estas cosas. Tú ves la película varios meses después de haberla hecho. Esta se estrenó relativamente rápido, pero, aun así, pasó el tiempo suficiente como para que yo piense de otra manera sobre ciertas cosas. Que no tienen que ver con lo ideológico profundo, pero sí con la interpretación que debía haber hecho en ese momento.
P.- ¿Cambia mucho de interpretar al padre Jorge a hacerlo cuando ya es el Papa?
R.- No, porque no entra en su papado. Más allá del momento en que lo nombran, que fue el que más me gustó filmar. Me imaginaba a este hombre…, debe haber sido muy emocionante. No se me ocurre un ejemplo de lo que significa para alguien que se dedica a una cosa llegar a lo más alto. ¿Cuál es el equivalente del papa para cualquier otro oficio? Tú me podrías decir: “Yo aspiro a ganar el Pulitzer”, aunque ahora ya se gana con bastante facilidad. En mi caso, ¿qué sería?: ¿ganar un óscar?, ¿trabajar con Woody Allen?… ¡Ser papa es…! Más que ser presidente, supongo. Me conmovía pensar en todo eso.
P.- Hay un momento en la película en que el personaje dice que le gustaría ser recordado como “un buen tipo que hizo lo que pudo”. Y a un actor de su talla, ¿cómo le gustaría ser recordado?
R.- Como un buen tipo, de verdad. Todos aspiramos a eso. Es algo muy argentino, es una aspiración colectiva, tal vez. Yo soy padre. Cuando tú eres padre o madre, la óptica del mundo cambia, tu eje pasa a ser otro. Yo quiero ser recordado por mis hijos como un buen padre y un buen tipo. ¿Qué me importa a mí que me recuerden como actor?; si la película del Papa la hice bien, ¿a quién le importa eso? ¿Para qué sirve la actuación? Para nada. ¿En qué puede cambiar a la humanidad? La ayuda a alimentar el espíritu, pero me gustaría que me recordasen como persona, como un buen padre. Eso es lo que más me importa.
Silvia Abascal: “Lo que más admiro de Francisco es su coherencia: incomoda a muchos”
PREGUNTA.- ¿Esta película ha sido también Todo un viaje?, por utilizar el título del libro donde relata la experiencia vivida con su grave problema de salud.
RESPUESTA.- Sí, claro. Aunque no ha habido un contraste, lo he hecho progresivo. Antes de meterme en un protagonista así, con tres meses de rodaje, fuera de España, en Buenos Aires… he hecho un cameo en Truman, un secundario en Ma ma, en Pasaje de vida… He ido de menos a más, como es toda recuperación. He dirigido un corto, No digas nada, que no fue tan sencillo; escribí el libro. Yo he estado activa. He intentado que fuera poquito a poco.
P.- ¿Ha vuelto a sentirse actriz o nunca dejó de serlo?
R.- Nunca me he dejado de sentir actriz. Después de lo que me pasó, simplemente sentía que hay capacidades de mi ser actriz que las había perdido y que, para trabajar, necesitaba recuperarlas. Cuando no te mantienes ni de pie, imagínate. Pero no sentía que había perdido a la actriz, ni siquiera por no estar trabajando. Uno es actor o no lo es.
P.- ¿Es usted creyente? ¿Hay que serlo para entender la dimensión de alguien como Francisco?
R.- Creo que no. Yo estoy bautizada, hice la comunión, iba a un colegio marianista, pero con la edad he ido desarrollando mis propias creencias. Está claro que esta peli le va a interesar a un público católico, pero no necesariamente. Independientemente de la religión, a mucha gente no católica, incluso agnóstica, esta peli le puede interesar mucho. Porque hay mucha gente a la que el padre Jorge le tiene desconcertada o le llama la atención. Creo que es como una oleada fresca.
P.- ¿A usted qué es lo que más le llama la atención de este Papa?
R.- Su coherencia. Escuchas sus palabras y, cuando investigas sus orígenes o escuchas a la gente que le conocía, con la que iba a las villas miseria, te das cuenta de que es coherente con sus acciones. Este hombre monta en autobús, en metro…, que parecen absurdeces, pero es un gesto que, en un arzobispo, en un papa…, dice mucho de él. Esa cotidianidad, esa cercanía con el pueblo.
P.- ¿Conoce a Elisabetta Piqué? ¿Se ha leído su libro a la hora de meterse en la piel de la periodista que interpreta?
R.- El guión de la peli está basado en su libro Francisco. Vida y revolución. Yo pensaba al principio que mi personaje, al ser periodista, era Elisabetta. Y se lo dije al director: “Estoy buscando imágenes de ella, documentación…, como somos diferentes físicamente”. Y me dijo: “Relájate, no tiene nada que ver”. Yo no interpreto a Elisabetta. De hecho, mi personaje es agnóstico, y ella todo lo contrario. Sí comparten esa relación de amistad, creciente con los años, con el padre Jorge.
P.- ¿Entiende ahora mejor la admiración que despierta este Papa?
R.- Claro que sí. Es una figura que denuncia abusos dentro de la propia Iglesia, que incomoda a mucha gente… Y el ciudadano normal dice: “Esto es diferente”. Su lucha contra la explotación, contra la pobreza…; cómo proclama la austeridad, la humildad… Le veo comprometido, y esa cercanía es algo a lo que el ciudadano no está muy acostumbrado. Hay ciertos temas también que antes no se podían nombrar en la Iglesia, y él de repente los nombra. Hay novedad. La persona normal percibe que viene con otras formas.
P.- ¿A quién recomendaría esta película?
R.- A todo el que le llame la atención este hombre, que habla sobre Palestina o ahora sobre Cuba. Le va a interesar conocer sus orígenes, su infancia, su vocación. Para mí es muy interesante conocer la vocación religiosa, investigar dónde nace, a qué renuncia esa persona, a todo lo que se compromete… Descubrir su entorno familiar, sus amigos… Para entender dónde está uno es muy importante saber de dónde viene. Y esta película habla de todo eso.
En el nº 2.956 de Vida Nueva