Después de 500 años

El próximo 28 de marzo se cumplen quinientos años de haber venido al mundo en Ávila santa Teresa de Jesús, la gran mística carmelita, fundadora del Carmelo reformado y cumbre de la literatura española del siglo XVI. 

Su vida y su obra desbordan los simples límites de la hagiografía o el devocionismo e inquietan hondamente en el plano humano, espiritual, histórico y literario. ¿Por qué, en pleno siglo XXI, después de quinientos años, santa Teresa tiene algo que decir?

Se podría aventurar la idea de que, basándose en la lectura de sus escritos y el análisis del contexto religioso de su tiempo y del actual, el secreto es que ella, como ocurre con los grandes hombres y con los grandes escritores, siempre permanece inédita.

A pesar de que se calcula que durante estos cinco siglos se ha publicado un promedio de cinco ediciones de sus obras por año, amén de los miles y miles de libros que sobre ella se han escrito y de haber mantenido su vigencia religiosa, espiritual y mística tanto en el catolicismo como en otros ámbitos religiosos, santa Teresa sigue inédita. Es decir, está todavía por descubrir en muchos aspectos y no pierde novedad, sorpresa, descubrimiento. Teresa siempre es nueva, inesperadamente iluminadora.

La razón: el personaje y el tema de sus obras y de su vida es Dios. Y toda experiencia de Dios en el ser humano es inédita. Es la conclusión que brota al releer sus escritos, al meterse en la actividad de su historia, al acampar a la sombra de su enseñanza contemplativa: la vida del hombre es una inédita vivencia del Absoluto. Esa es nuestra grandeza. Y es nuestra tragedia.

Ernesto Ochoa Moreno

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