Lo que queda de la JMJ de Madrid

Participantes y responsables de pastoral juvenil analizan para ‘Vida Nueva’ los frutos de aquella cita para la Iglesia española

joven en Cibeles durante la JMJ 2011 Madrid

MIGUEL ÁNGEL MORENO | A las puertas de un nuevo encuentro de la juventud mundial con el papa Francisco en Río de Janeiro, entre los días 22 y 28 de julio, es inevitable recordar la experiencia que vivió España en 2011, cuando Madrid acogió las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) con Benedicto XVI. Dos años después de que Madrid se inundara de peregrinos hasta congregar a un millón y medio de personas en la vigilia de Cuatro Vientos, Vida Nueva dialoga con jóvenes que participaron de la JMJ y examina su impacto real con los responsables pastorales.

“Ver gente de tantas culturas, tantos países distintos, fue una gozada”; “tomamos conciencia de que no somos los únicos”; “te sientes parte de un todo muy grande, querido, alegre y vivo, y eso tiene una fuerza increíble”. Son algunas de las sensaciones que jóvenes de muy distintas procedencias nos comentan a propósito de lo que vivieron. En palabras, respectivamente, de Carmen González, Guadalupe Monterroso y Elena González, todas ellas participantes en la JMJ 2011.

Sin embargo, más difícil resulta para los jóvenes cuestionarse acerca de lo que ha cambiado en sus vidas y en la pastoral de su entorno tras aquella experiencia. Para Carmen González, de Jaén, los jóvenes de su ciudad han notado “un impulso de fuerza”. Noemí Pinto, por su parte, destaca la vinculación con colegios y congregaciones. “Ahora se puede contar mucho más con ellos para actividades”, asegura esta joven ponferradina.

“Los jóvenes que fuimos a la JMJ tuvimos ese impulso de dar testimonio”, comenta la sevillana Guadalupe Monterroso sobre el llamamiento de Benedicto XVI a los jóvenes en la Eucaristía de clausura para que dieran testimonio de su fe. “El problema es que eso se ha enfriado. Yo, porque estoy en grupos, y eso me da un estímulo, pero hay otros jóvenes que no estimulan su fe, y también hay gente que está muy cerrada”, explica.chica joven llora durante una celebración en la JMJ 2011 Madrid

“Los frutos que da una acción como la JMJ siempre son más personales que estructurales”. Así lo define Koldo Gutiérrez, delegado nacional de la Pastoral Juvenil Salesiana y miembro del Consejo de Redacción de la revista Misión Joven. En su opinión, este tipo de acontecimientos siempre ayudan a los jóvenes que participan y aprovechan estos días para crecer en su fe.

“Durante la JMJ, el joven tuvo conciencia de que se puede manifestar abiertamente la fe, se puede expresar con alegría, que se puede compartir con gente distinta”, agrega Miguel Castro, responsable de la Pastoral Juvenil Vocacional Redentorista.

Fortalezas y debilidades

La organización de un acontecimiento de esta magnitud requirió un esfuerzo de coordinación que ha sido puesto en valor como un fruto de las jornadas de Madrid. “Supuso un esfuerzo muy importante de trabajo en equipo, conocernos, aunar esfuerzos, proponer iniciativas… Incluso mover recursos económicos que antes no habíamos pensado. Y yo diría que hay cosas que aún mantenemos. Nos mostró lo que podemos llegar a hacer”, explica Abel Toraño, responsable de Magis 2011 y actual director de la revista Sal Terrae.

Para Francisco Cañestro, subdelegado de Juventud de la Archidiócesis de Madrid, otro de los puntos fuertes fue la “colaboración entre arciprestazgos y vicarías. Los vínculos de coordinación en la pastoral juvenil se vieron reforzados y continúan hasta el día de hoy”, señala.

¿Pervive hoy esta vinculación entre diócesis, congregaciones y movimientos, en parte obligada por la organización de un acontecimiento tan masivo? Los esfuerzos de entendimiento entre grupos llevaron a la convocatoria de un Congreso de Pastoral Juvenil, celebrado en Valencia en noviembre de 2012. Pero fuera de esa iniciativa, la percepción es que faltan apoyos institucionales. “Fue una buena iniciativa, que tuvo respuesta y espero que se repita. El problema es que no todos los obispos lo apoyaron”, valora Miguel Castro.

Para Carles Such, escolapio y director de la revista Pastoral Juvenil, la colaboración pos-JMJ solo ha florecido en aquellos lugares donde ya existía experiencia previa de colaboración, aunque desde la Iglesia institucional “se ha suavizado el esfuerzo”.

Lo que queda de la JMJ de Madrid, íntegro solo para suscriptores

En el nº 2.857 de Vida Nueva.

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