El matrimonio homosexual divide aún más a Francia

manifestación contra la ley de matrimonio homosexual en París enero 2013

Cientos de miles de personas se manifiestan en París contra la ley del Gobierno Hollande

manifestación contra la ley de matrimonio homosexual en París enero 2013

El matrimonio homosexual divide aún más a Francia [extracto]

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | La tensión en Francia entre el Gobierno de François Hollande y la Iglesia ha alcanzado su cota más alta. Pese a la inicial concordia entre el Ejecutivo socialista y el presidente del Episcopado galo, el cardenal André Vingt-Trois, la definitiva puesta en marcha de la ley para aprobar el matrimonio y la adopción homosexual se ha encontrado con la radical oposición, no solo de los católicos, sino de todas las confesiones religiosas, numerosas instituciones sociales y los principales partidos políticos conservadores, desde la UMP hasta el Frente Nacional.

Todos estos colectivos han apoyado la histórica manifestación que, convocada por la Plataforma Manif pour Tous (Manifestación para Todos), recorrió el domingo 13 las calles de París con el fin de pedir a Hollande que retire su proyecto o, en su defecto, lo someta a referéndum.

El Gobierno, pese a reconocer la fuerza de la protesta –los organizadores cifran la marcha en un millón de personas y fuentes policiales la reducen a 350.000–, ha dejado claro que no revocará la ley. Se espera que esta sea definitivamente aprobada en el Parlamento este 29 de enero.

Así, quedan por comprobarse las posibles fracturas en una sociedad polarizada. Algo que reflejó el episodio protagonizado por el ministro de Educación, Vincent Peillon, quien criticó la iniciativa de la Secretaría General de la Educación Católica (dependiente de la Conferencia Episcopal), que pidió promover en sus más de 8.000 centros (concertados y privados) debates sobre el matrimonio homosexual.

El ministro hizo llegar una circular a los responsables de las escuelas para que se extremara la “vigilancia” de dichos debates, evitando que en ellos se fomentaran “fenómenos de rechazo y estigmatización homófobos”. Aún más polémica fue su posterior afirmación de que en los centros católicos ha habido muchas “tentativas de suicidio” entre los alumnos a causa de esta supuesta homofobia.

Hollande apoyó a Peillon en estos términos: “La laicidad es un principio republicano. Tenemos que asegurarnos de que todas las formas de pensar son respetadas y velar por que todas las religiones puedan practicarse. Pero también tenemos que respetar la convivencia y, tanto el Estado como las instituciones educativas, públicas y privadas, están sometidos a un principio llamado neutralidad”.

Pese a que, por su repercusión mediática, la Iglesia católica aparezca como una de las instituciones capitalizadoras de las protestas, lo cierto es que todas las confesiones religiosas –judíos, musulmanes y el total de las Iglesias cristianas– se han declarado contrarias a la ley, participando activamente en la manifestación de París.

Sin embargo, las críticas más duras del Ejecutivo socialista se han centrado en la jerarquía católica. En este sentido, varios ministros han cargado contra la posición eclesial, generándose una gran crispación social por la sucesión de ataques en una y otra dirección.

Evolución en la crítica episcopal

También se ha podido percibir una evolución en el tono de los obispos. Así, si desde el principio, prelados como el cardenal de Lyon, Philippe Barbarin, o el titular de Bayona, Marc Aillet, han criticado con fuerza el “anticlericalismo de Estado” que a su juicio muestran algunas leyes de Hollande –hay otro proyecto para aprobar la eutanasia–, Vingt-Trois había mantenido una posición más diplomática e insistido en el diálogo con las autoridades.

Pero, progresivamente, ha ido manifestando que el Ejecutivo no ofrecía la oportunidad para un verdadero debate, sacando adelante una medida unilateral que “divide” a los franceses, como demuestra lo enconado de las posturas contrapuestas.

Finalmente, y aunque hasta ahora no se apoyaba explícitamente ninguna protesta, la manifestación de París ha evidenciado un antes y un después. Además de contar con la presencia activa de Barbarin, Vingt-Trois participó en cierto modo en la misma. Así, al presentarse en uno de sus puntos de salida (aunque no marchó), afirmó lo siguiente: “Quiero manifestar mi apoyo y mi aliento a los organizadores y a que los franceses puedan decir lo que piensan verdaderamente”.

Días antes, ya había dejado clara su postura: “Puesto que el Gobierno ha estimado que no era útil organizar un debate público y hay gente que tiene cosas que decir, es necesario que encuentren un modo de expresarse”.

En el nº 2.832 de Vida Nueva.

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