GILBERTO HERNÁNDEZ GARCÍA | Son casi sesenta mujeres, muchas de ellas ya ancianas, todas madres de hijos que un día salieron rumbo a “los Estados” –como llaman los centroamericanos al país del Norte– con el sueño de una vida mejor. En todas ellas, en sus rostros, en sus ojos, se refleja el dolor y la esperanza. Provenientes de Honduras, El Salvador, Nicaragua y Guatemala, forman la Caravana de Madres de Migrantes Desaparecidos en Tránsito por México, que se ha internado en el país para dar con el paradero de sus hijos, de los cuales nunca han vuelto a saber más.
La caravana, que ingresó el pasado 15 de octubre en suelo mexicano para seguir la “ruta de los migrantes”, tenía previsto recorrer casi 4.600 kilómetros a bordo de dos autobuses en tres semanas y visitar 23 localidades de 14 estados de la República, según informa Rubén Figueroa, representante del Movimiento Migrante Mesoamericano (MMM). “Tenemos esperanzas de encontrar a estos hermanos migrantes y vamos a visitar penales, hospitales, plazas públicas, por lo que confiamos en hallar algunos con el apoyo de la sociedad civil”, señala.
La iniciativa surgió de la Pastoral de Movilidad Humana en Honduras, en el año 2000; en ese y los siguientes cinco años, el grupo solo recorrió Honduras, Guatemala y El Salvador. La primera caminata fue acompañada por el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC), una obra de los jesuitas centroamericanos.
Ya para el año 2006, la caravana se puso en contacto con las casas de migrantes de Tapachula y de Ciudad Hidalgo; así comienza la primera incursión de madres centroamericanas en territorio mexicano, aunque solo al sur y sureste del país, acompañadas por el P. Ángel Nieto. El año pasado, la caravana pudo visitar San Fernando, Tamaulipas, donde hace dos años se encontró una fosa con 72 cadáveres de migrantes centroamericanos.
A decir de la hermana Leticia Gutiérrez Valderrama, secretaria ejecutiva de la Pastoral de la Movilidad Humana del Episcopado Mexicano, casi el 80% de los migrantes en tránsito por México pasa por alguna de las Casas del Migrante que la Iglesia católica opera en el país. Por ello, las madres centroamericanas tienen un alto porcentaje de encontrar a algún familiar suyo. La Iglesia brinda apoyo para vincular a estas madres con las autoridades locales para difundir las fotos de sus hijos o parientes.
Experiencias anteriores han demostrado que también en medio de este mar de angustias existen los milagros, gracias a la generosidad de muchas personas que han colaborado con esta tarea de buscar, seguir pistas y no rendirse hasta dar con algunos de los migrantes perdidos. Según informaciones del MMM, ya se han producido algunos frutos: se han reencontrado media docena de familias y se prevé que en esta ocasión puedan reunirse cuatro familias más.
La caravana llegó el 29 de octubre a la Ciudad de México; al día siguiente estuvieron en la Basílica de Guadalupe para pedir a la Virgen Morena su intercesión y apoyo. Se ha contemplado que expongan las fotografías de sus familiares migrantes en algún espacio del santuario mariano.
En el nº 2.823 de Vida Nueva.
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