Benedicto XVI: “Las fuerzas del mal no prevalecerán”

papa Benedicto XVI ceremonia imposición palios a los nuevos arzobispos 2012

El Papa preside la ceremonia de imposición del palio a los nuevos arzobispos

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Benedicto XVI en un momento de la ceremonia

ANTONIO PELAYO. ROMA | Unidad en torno al Sucesor de Pedro, amor al Obispo de Roma que “preside la Iglesia en la caridad”, respeto afectuoso a la persona de Benedicto XVI y confianza en que las potencias del mal “no prevalecerán”. [Benedicto XVI: “Las fuerzas del mal no prevalecerán” – Extracto]

Estas han sido las líneas de fuerza que han presidido la celebración en el Vaticano de la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, el 29 de junio. Este año eran más perceptibles que nunca estas emociones en los miles de personas que acudieron a la Basílica para asistir a la bendición e imposición de los palios a los arzobispos metropolitanos nombrados durante el último año y a la celebración eucarística presidida por el Santo Padre.

La ceremonia era ya en sí misma una evidencia de la universalidad de la Iglesia católica: de los 46 arzobispos nombrados por el Papa desde julio de 2011, estaban presentes 44 que presiden Iglesias particulares en los cinco continentes. Igualmente evidente la dimensión ecuménica, ya que asistió al rito la delegación oficial del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla y, junto a la Capilla Sixtina, participó en la ejecución de la parte musical de la liturgia el coro de la abadía anglicana de Westminster.

Este año se había introducido un cambio en el desarrollo de la ceremonia: la bendición e imposición de los palios (la pequeña estola de lana blanca con seis cruces negras) a los arzobispos no tuvo lugar dentro de la Misa, sino antes de la misma, para significar que no se trata de un rito sacramental y para abreviar algo una ceremonia ya de por sí larga (a pesar de lo cual duró dos horas y media).

Los dos primeros metropolitanos que recibieron el palio fueron los cardenales Rainer Maria Woelki, arzobispo de Berlín, y el mexicano Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara.

Entre los 42 siguientes se encontraban 13 latinoamericanos, uno de Papúa Nueva Guinea, un paquistaní, dos indios, dos australianos, el de Seúl, el de la capital de Bangladesh y tres africanos. La lista se completa con cuatro estadounidenses, tres canadienses, cuatro filipinos, tres polacos, un francés y tres italianos, entre los que destaca el patriarca de Venecia, Francesco Moraglia.Vaticano ceremonia de imposición palios arzobispos 2012

No había este año españoles, y si se observan con detenimiento las archidiócesis afectadas, algunos de sus prelados figurarán, sin duda, en el próximo consistorio cardenalicio.

Claves fundamentales

La homilía del papa Ratzinger merece, como todas sus palabras, un especial comentario, porque, sin entrar para nada en las polémicas de los últimos tiempos (decepcionando así a los colegas que esperaban un titular al respecto), da las claves fundamentales para entender en su justa dimensión todo lo que ha sucedido, sucede y sucederá a la Iglesia de Jesucristo a lo largo de los siglos.

“Pedro y Pablo, aunque humanamente muy diferentes entre sí el uno del otro y a pesar de que no faltaron conflictos en su relación, han constituido un nuevo modo de ser hermanos (…) Solo el seguimiento de Jesús conduce a una nueva fraternidad”.

“El discípulo [Pedro] que –añadió un poco más adelante– por un don de Dios puede llegar a ser roca firme se manifiesta en su debilidad humana como lo que es: una piedra en el camino, una piedra con la que se puede tropezar –en griego, skandalon–. Así se manifiesta la tensión que existe entre el don que proviene del Señor y la capacidad humana; y en esta escena entre Jesús y Simón Pedro vemos de alguna manera anticipado el drama de la historia del mismo papado, que se caracteriza por la coexistencia de estos dos elementos: por una parte, gracias a la luz y la fuerza que viene de lo alto, el papado constituye el fundamento de la Iglesia peregrina en el tiempo; por otra emergen también, a lo largo de los siglos, la debilidad de los hombres, que solo la apertura a la acción de Dios puede transformar”.

“En el Evangelio de hoy emerge con fuerza –insistió en otro momento– la clara promesa de Jesús: ‘el poder del infierno’, es decir, las fuerzas del mal no prevalecerán, non prevalebunt (…). En verdad la promesa que Jesús hace a Pedro es ahora mucho más grande que las hechas a los antiguos profetas: estos, en efecto, fueron amenazados solo por enemigos humanos, mientras Pedro debe ser protegido de las ‘puertas del infierno’, del poder destructor del mal (…). Pedro es confortado con respecto al futuro de la Iglesia, de la nueva comunidad fundada por Jesucristo y que se extiende a todas las épocas, más allá de la existencia personal del mismo Pedro”.

papa Benedicto XVI ceremonia imposición palios a los nuevos arzobispos 2012“A la luz de estos paralelismos –prosiguió–, aparece claramente que la autoridad de atar y desatar consiste en el poder de perdonar los pecados. Y esta gracia que debilita la fuerza del caos y del mal está en el corazón del ministerio de la Iglesia. Ella no es una comunidad de perfectos, sino de pecadores que se deben reconocer necesitados del amor de Dios, necesitados de ser purificados por medio de la Cruz de Jesucristo”.

Abrazo ecuménico

En su homilía, Benedicto XVI saludó a la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, y en el momento de la paz se fundió en un abrazo fraterno con Su Eminencia Emmanuel Adamakis, metropolita de Francia, y con Su Gracia Ilias Katre, obispo de Philomelion (EE.UU.).

El Papa les había recibido en audiencia especial el jueves 28, y en sus palabras evocó el cincuentenario de la apertura del Concilio Vaticano II, “que comenzó una nueva fase importante en la relación entre nuestras dos Iglesias”, y recordó asimismo “la figura y la actividad del inolvidable patriarca ecuménico Atenágoras, de cuya desaparición se cumplirán estos días cuarenta años”.

“El patriarca Atenágoras –recalcó–, con el beato papa Juan XXIII y el siervo de Dios Pablo VI, se hicieron promotores de valientes iniciativas que han abierto el camino a las renovadas relaciones entre el Patriarcado Ecuménico y la Iglesia católica”. Los representantes del patriarca Bartolomé I –que había hecho llegar un mensaje al Papa reafirmando su voluntad de “diálogo de verdad y de caridad”– almorzaron ese día con el Pontífice.

Reunión del Consejo de Supervisión del IOR

Abordando otras cuestiones, aunque tienden a amainar las tempestades mediáticas de las últimas semanas en torno al Vaticano, siguen en pie algunas cuestiones. Entre ellas, las referentes al Instituto para las Obras de Religión (IOR), cuyo Consejo de Supervisión no tiene presidente desde el 24 de junio, tras el cese de Gotti Tedeschi.

El miércoles 27 se reunió dicho organismo, compuesto en la actualidad por su vicepresidente, Ronald H. Schmidt, y los consejeros Carl A. Anderson, Antonio Maria Marocco y el español Manuel Soto Delgado.

“Se ha tratado –asegura un comunicado de la Sala de Prensa vaticana– de encuentros muy útiles tanto para compartir informaciones y propuestas para la gestión ordinaria, como para la individualización de los criterios de profesionalidad y experiencia universalmente reconocidos, con vistas a escoger un nuevo presidente del Consejo de Supervisión”. También se afirma que tanto el secretario de Estado como el Papa “siguen de cerca” la actual situación del IOR.

Al día siguiente, medio centenar de periodistas acreditados en el Vaticano pudieron, por vez primera en la historia, visitar la sede del IOR (en el torreón mandado construir por el papa Nicolás V) y escuchar del director general de la institución, Paolo Cipriani, una explicación sobre la historia, funcionamiento y objetivos de esta institución fundada por León XIII.

Una operación de “puertas (relativamente) abiertas” que, según el P. Lombardi, refuerza la “línea de legalidad, transparencia y corrección con todas sus consecuencias”. Los datos son los siguientes: el IOR gestiona unos 6.000 millones de euros, posee unas reservas de oro depositadas en la Reserva Federal estadounidense, administra unas 30.000 cuentas corrientes (de prelados, sacerdotes, órdenes religiosas, embajadas acreditadas, fundaciones con objetivos religiosos, seminarios, empleados vaticanos, etc., ninguna de ellas anónima o cifrada) y no mantiene contactos con ningún banco off-shore.

obispo Gerhard Ludwig Muller, nuevo prefecto Congregación Doctrina de la Fe

El nuevo prefecto, Gerhard L. Müller

“Nuestro objetivo –dijo– no es hacer negocios, sino ayudar a nuestros clientes”. El 4 de julio, el organismo europeo Moneywall deberá pronunciarse sobre si admitir o no a la Santa Sede en la White list de países que luchan contra el blanqueo de dinero.

Müller, a Doctrina de la Fe

La sustitución del cardenal William J. Levada por Gerhard Ludwig Müller, el obispo de Ratisbona, no es una sorpresa. La dábamos como probable en nuestra anterior crónica. Esto no quiere decir que no sea importante.

El de Levada fue el primer nombramiento del nuevo Papa –el 13 de mayo de 2005–, y después de siete años de discreto pero eficaz servicio, el cardenal estadounidense deja su puesto a un prelado que goza de la plena confianza de Joseph Ratzinger, quizás tal vez por ser amigo y defensor del “padre de la Teología de la Liberación”, Gustavo Gutiérrez.

Dato que ha desconcertado, una vez más, a los intérpretes de este pontificado como una continuación del Santo Oficio de la Inquisición, como se regodean en recordar cada vez que hablan de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

En el nº 2.808 de Vida Nueva.

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