Al “Mercacofrade” para llegar a fin de mes

fundación Corinto economato cofradías Málaga

Una veintena de hermandades de Málaga crean un economato solidario

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Texto y fotos: ENCARNI LLAMAS FORTES | Desde el pasado 25 de octubre, más de 180 familias de Málaga han podido llenar el carro de la compra gracias a hacerlo en un supermercado muy especial. En él, todo vale la cuarta parte que en otro comercio. [Al “Mercacofrade” para llegar a fin de mes, extracto]

Pero, aun así, lo que más lo diferencia del resto es que todo su personal lo conforman miembros de distintas cofradías… que no cobran ni un céntimo por ello.

Se trata, en definitiva, de la Fundación Corinto, un economato que ha surgido fruto de la inquietud de un grupo de cofrades locales que, ya hace más de un año, sintieron la necesidad de poner al día la razón de ser de sus asociaciones: la labor caritativa y asistencial.

Francisco Cantos, uno de los cofrades encargados de la gestión del economato, afirma que, “ante la situación actual de necesidad que, con la crisis, padecen muchos de nuestros hermanos y personas del entorno de nuestras parroquias y cofradías, quisimos ofrecer un servicio que pudiera contribuir a llegar mejor a fin de mes. Esta inquietud se planteó en un pequeño grupo de cofradías y hermandades que, desde el primer momento, tenían claro que el proyecto había de ser compartido para que tuviera garantía de éxito”.fundación Corinto economato cofradías Málaga

Se pusieron a trabajar con el objetivo de reunir a un grupo mínimo de 10 cofradías, con la sorpresa de que el proyecto fue consensuado por hasta 20: Salud, Humildad, Dolores del Puente, Estudiantes, Cautivo, Rocío, Penas, Rescate, Sentencia, Sangre, Expiación, Santa Cruz, Mena, Misericordia, Esperanza, Dolores de San Juan, Calvario, Traslado, Amor y Piedad. Hoy son ya 22, pues se han unido El Rico y la Virgen de la Cabeza, y algunas más están pendientes de hacerlo.

Con el apoyo del delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Francisco Aranda, y el obispo, Jesús Catalá, crearon una comisión gestora, elaboraron un proyecto y, finalmente, una asociación.

Su nombre, Fundación Corinto, refleja perfectamente el modelo de las primeras comunidades cristianas, que todo lo ponían en común. Después de tiempo de fuerte trabajo (desarrollo de una normativa, organización, alquiler del local, creación de grupos de trabajo, plataforma de voluntariado, cursos de formación), llegó el día de la apertura de la tienda, con bendición episcopal incluida.

Desde entonces, los malagueños que se ven en la necesidad de ayuda con la que llegar a fin de mes, saben que tienen su sitio en la calle Amargura, un lugar céntrico de la ciudad y de fácil acceso, que antes albergaba la antigua casa de la Hermandad del Rocío.

El método de acción es el siguiente: las familias se acercan a una de las cofradías que componen la Fundación Corinto. Allí, el equipo de acción social valora el caso siguiendo criterios técnicos que son comunes en todas las cofradías.

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Los directivos de la Fundación Corinto

Después, se les facilita un carnet de beneficiario con el que pueden acudir al economato –dos tardes a la semana, los martes y jueves, de 18:00 a 20:00 horas– y comprar una amplia gama de productos de alimentación, así como de limpieza e higiene personal. Y, lo más importante, a un precio muy reducido: al 25% de su coste. El resto lo sufraga la cofradía en cuestión.

Además, se asigna a cada atendido una cantidad mensual, en función de sus ingresos. Cada carnet se concede por un tiempo concreto, según la situación en la que se encuentra la familia.

Casi 200 familias beneficiadas

El que casi 200 familias hayan mejorado sus condiciones de vida en estos meses ha sido posible por la entrega gratuita de los cofrades. “Su tiempo y su servicio –como recalca Francisco– es la garantía de que este proyecto tenga buen fin. Las personas que atienden la tienda, que forman la junta directiva, que limpian las dependencias, que reponen los productos, que asesoran en la compra, que cobran en la caja y que hacen la acogida de las familias que llegan, son todos cofrades voluntarios unidos por la inquietud del servicio al prójimo”.

Francisco considera que esta iniciativa les aporta mucho más de lo que ofrecen. Para él, la Fundación Corinto es una verdadera bendición de Dios: “Esto no significa renunciar a nuestra forma de manifestar públicamente nuestra fe, a nuestras tradiciones, a la religiosidad popular, a las procesiones y a nuestra vocación de ser y sentirnos cofrades. Pero, sin duda, esta experiencia ha sido algo muy especial, pues nos ha supuesto una sensación de Iglesia preciosa. Compartimos el servicio al que más necesita desde la confraternidad que nos es tan propia a los cofrades”.

Las familias que se acercan para hacer la compra se encuentran, no solo con un grupo de voluntarios dispuestos a reponer las estanterías con lo necesario, sino también a hablar y compartir su tiempo con quien lo necesite.

Mercedes Vázquez, de 60 años, perteneciente a la Hermandad de Salud, se siente encantada de formar parte de “un proyecto que engancha y es ilusionante, sobre todo por la forma de trabajar. Intentamos que haya cercanía con las personas que vienen, que no se trate solo de proporcionar unos alimentos, sino que perciban que nos implicamos”.

Todos ponen su grano de arena, desde la cadena de supermercados que facilita los productos a precio de costo, y que quiere permanecer en el anonimato, hasta las decenas de voluntarios que realizan las múltiples tareas.

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De izq. a dcha., los voluntarios Julio Bautista, Mercedes Vázquez, Macarena Esquinas y Alfonso Parejo

Personas como Alfonso Parejo, de la Hermandad del Rescate. Jubilado, emplea su tiempo libre en algo que le ayuda a crecer, también espiritualmente: “Estaba en números rojos con Dios y estoy intentando ponerme al día. Lo que más me gusta es poder echar una mano y que se vea que las cofradías no están solo en los actos de culto, que son muy importantes, sino que también se dedican a la caridad”.

Julio Bautista, de 59 años, enfermero y miembro de la Hermandad de la Salud, se traslada cada dos semanas desde su localidad, Torre del Mar, hasta Málaga capital para echar una mano en el economato. Para él, lo más importante es que las cofradías se hayan unido para este fin social y hayan contagiado a los más jóvenes, que se están implicando en el proyecto. Y es que, como defiende con entusiasmo, “también se puede predicar desde este economato, pues desde aquí se vive el Evangelio”.

Francisco concluye con la intuición de que esta iniciativa supone un antes y un después en la acción de las cofradías: “Es una puesta al día de nuestra identidad. Otra forma de dar respuesta a la llamada de Dios y otra dimensión eclesial de nuestra vocación. Es una maravilla y ha de ser un testimonio común de que las cofradías tienen mucho que aportar”.

Esta Semana Santa, a buen seguro, resultará diferente en Málaga. Entre paso y paso, decenas de familias en apuros podrán llenar la bolsa de la compra… y el espíritu.

Con los nuevos pobres

Las personas que se acercan a este economato no tienen un perfil definido, sino que este es tan variado como el de los que llegan a las Cáritas parroquiales: los nuevos pobres, las personas mayores que viven solas, los hijos mayores que se quedan sin trabajo y vuelven a casa de sus padres, los padres que reciben de nuevo en casa a los hijos y no pueden afrontar la carga económica, las familias sin apenas ingresos… Todos ellos conocen la existencia de este economato gracias a hermanos de las cofradías y a miembros de las Cáritas parroquiales.

Una de las voluntarias es Macarena Esquinas. Hermana de la Archicofradía de la Esperanza, a sus 24 años trabaja en una notaría. Cuando le propusieron echar una mano en el economato, lo aceptó buscando una experiencia nueva. Hoy, considera que le ha ayudado mucho en su vida, para valorar más las cosas pequeñas y para tener muy presente que “cualquiera podríamos estar en el lugar de estas familias. Son personas con una vida normal. De hecho, la mayoría tenían cierto nivel adquisitivo y nunca hubieran imaginado pasar por esto”.

En el nº 2.795 de Vida Nueva.

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