Los Zetas matan a 29 campesinos en su afán de controlar el territorio para el narcotráfico
PABLO ROMO CEDANO. MÉXICO D.F. | No sé cómo sobreviví”, confiesa un superviviente anónimo de la matanza perpetrada en el norteño departamento guatemalteco del Petén, donde el pasado día 15 fueron hallados los cadáveres decapitados de 29 campesinos, presuntamente asesinados por un grupo criminal de Los Zetas mexicanos. “Esta es la peor masacre después de la guerra civil”, se lamentó el presidente de Guatemala, Álvaro Colom, tras su visita al lugar de los hechos, una finca en dicha región fronteriza con la Península de Yucatán donde los fallecidos trabajaban como temporeros.
El narcotráfico ha permeado las esferas gubernamentales y de justicia en Guatemala, y las antiguas matanzas se repiten, pero por otros motivos: el dinero del crimen organizado. Las viejas ideologías han quedado atrás. Ahora solo importan el dominio territorial y económico. Así fue como llegaron Los Zetas, exigiendo el control del territorio para poder pasar la droga fácilmente a México. Y, como antaño, la comunidad fue presa del terror. Degollaron al primero, al segundo…, hasta que la gente cedió y aceptó que usaran sus campos como corredor. Pero no fue suficiente, los criminales degollaron a 27 más.
Aunque Colom prometió justicia, la realidad es otra: el contraste del presupuesto entre el crimen organizado y las fuerzas institucionales es de diez a uno. El PIB del país es solo una décima parte de las ganancias del narcotráfico, que nada tienen que ver con los salarios de los policías locales.
Mercancías y personas
Hace tiempo que los países centroamericanos se debaten entre el dinero sucio del crimen organizado y el de las grandes transnacionales, deseosas de poder contar con un territorio estratégico por donde pasen los buques con la mercancía mundial que va de oriente a occidente y viceversa. Pero, ¿y las personas?
Los cancilleres de Nicaragua, Guatemala o El Salvador se han pronunciado conjuntamente por primera vez para que México respete los derechos humanos de sus connacionales y les brinde la mínima seguridad para que lleguen a la frontera con la Unión Americana. Petición a la que se han sumado los obispos, quienes han emitido diversos comunicados exhortando a una reforma migratoria, al respeto de los derechos de los migrantes y al derecho al libre tránsito.
En el número 2.754 de Vida Nueva.
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