Cuando no se entiende al Papa que no viene


Compartir

Mucho se ha escrito, dicho y especulado sobre el viaje o, mejor dicho, el no-viaje del papa Francisco a la Argentina. El último anuncio de su visita a Chile y Perú, sin pasar por su país, desató una ola de comentarios en los medios y en las redes sociales. Algunos de esos comentarios fueron irrespetuosos, otros, políticamente interesados; muchos solamente fueron comentarios de medios de comunicación que aprovechan cualquier situación para imaginar los más disparatados argumentos sin ningún conocimiento del tema.

Desde la jerarquía eclesiástica, el obispo de San Francisco (Córdoba), Sergio Buenanueva, también hizo oír su opinión. Esa opinión es especialmente válida porque gracias a su constante e inteligente utilización de las redes sociales, monseñor Sergio se ha convertido en una de las pocas voces claras que no elude los temas y que de manera sencilla y transparente se expresa con una libertad que sería muy bueno que sus hermanos en el episcopado imitaran.

En su cuenta de Twitter, en el mismo tono con el que comenta que visitó una parroquia en sus fiestas patronales, el obispo comparte su opinión sobre las próximas elecciones nacionales diciendo: “Por 1° vez, desde que voto, he pensado no votar en las PASO [elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias en la República Argentina], votar en blanco o nulo. Siento que me toman el pelo. No lo haré. Pero…”. Sus comentarios transmiten ese aire fresco que tanto necesitamos. Por eso, se ha convertido en un referente para muchos y se esperaba su palabra con respecto al no-viaje papal.

Como el obispo no huye de los temas, esa opinión llegó con la claridad acostumbrada: “Comprendo la desazón de muchos católicos de a pie –especialmente los que sostienen la evangelización día a día– que no terminan de entender bien por qué el Papa no viene. Lo dicen con franqueza y sin segundas intenciones. Los comprendo, y también comparto esos sentimientos. Los animo –y me animo– diciendo que, como católicos argentinos, tenemos que sostenerlo con nuestra oración, el aprecio por su persona y el consuelo de ver todo lo que está haciendo en la Iglesia, por el mundo, por los pobres”, escribió en su blog Evangelium gratiae.

Allí también expresa: “No voy a entrar en las especulaciones sobre por qué Francisco demora su visita pastoral a Argentina. Las lecturas políticas me resultan reductivas, banales y hasta provincianas” y finalmente, “miramos con un poco de ‘cristiana envidia’ a nuestros hermanos latinoamericanos que reciben su visita. Se alarga la espera. El amor le tiene que dar la mano a la paciencia y a la perseverancia. El reencuentro será más fecundo. Eso sí: mientras esperamos, dediquémonos a lo verdaderamente importante según el Evangelio: caminar, edificar y confesar a Jesucristo”.

El obispo se ubica en el mismo lugar en el que están todas las personas a las no le es suficiente que el Vaticano afirme que “el Papa, que ama a su país, viajará cuando lo considere oportuno”; tampoco se conforma con las voces de ese coro de “voceros informales” que pretenden ofrecer explicaciones políticas o religiosas intrascendentes; la palabra de monseñor Sergio hace bien porque se ubica en el lugar correcto: se une al sentimiento de millones de hijos de la Iglesia en Argentina que simplemente quieren que venga el Papa, quieren verlo, expresarle su afecto y transmitirle su apoyo.

El Papa, por ahora, no viajará a la Argentina, mientras tanto hay mucho por hacer; entre otras cosas, aprender a vivir y a hablar con la misma libertad de Francisco. No necesitamos “comunicados oficiales”, sino pastores que nos hablen con el corazón en la mano. Quienes escuchamos somos adultos a los que no se conforma con frases vacías, aunque sean frases “piadosas”.